Opinión

La última carta que le queda al Barça

Un abrazo que dice mucho: Laporta llora emocionado... y Xavi reacciona así

David Bernabeu

El Barça se enfrenta las próximas semanas a una tormenta perfecta, con su máximo rival celebrando el título de Liga a las puertas de otra Champions, con la sombra del fichaje de Mbappé asomando por el horizonte y un desánimo generalizado. El club solo puede exhibir su orgullo en el siempre fiable e ilusionante femenino, pero emite ya señales preocupantes en secciones como el básquet.

Por primera vez en décadas se ha entrado en un terreno desconocido, en el que sabemos seguro que la mala temporada y el fichaje de Mbappé no podrá compensarse con ningún otro galáctico. Hoy ya no es posible anunciar el fichaje de Erling Haaland, ni siquiera el de Jadon Sancho o Karim Adeyemi porque el club ya agotado todos sus recursos y solo puede incorporar jugadores libres o en la fase final de su carrera.

Es un momento difícil y altamente complejo de gestionar, pero la parálisis comunicativa en la que se encuentra el club lo agrava todavía más. Tras la dura eliminación de la Champions, la derrota en el clásico y la pérdida de la segunda plaza ante el Girona, no sabemos nada de Joan Laporta, más allá de un video cutre en el que decía que la Liga estaba adulterada, un mensaje ya caducado a diecisiete puntos del líder.

Tampoco dice nada el director deportivo, refugiado bajo el paraguas de Xavi, que sigue siendo el único portavoz del club en los malos momentos y por lo tanto la diana de todas las críticas. Ahora mismo no hay peor receta que este silencio institucional que solo ayuda a ensanchar el desconcierto del barcelonismo.

Cambiar el discurso

El presidente, tan locuaz en otras épocas, tiende en esta segunda etapa a callar en los malos momentos, que es justo cuando el club necesita más su voz. Quizás Laporta no habla porque sabe que ya no puede ilusionar con promesas falsas ni apelar a su espíritu ganador, pero tiene ahora una oportunidad única de cambiar de una vez el discurso del club. En un momento de gran debilidad como el actual, Laporta podría salir a explicar su meritoria apuesta por la cantera, animar a la masa social desde el realismo, pedir paciencia y redoblar su fe en Xavi tras su fallida comparecencia conjunta.

También podría poner en valor la espectacular temporada del femenino y dar más detalles de la esperada vuelta al Camp Nou, el gran hito de la temporada que viene. Incluso Deco podría salir de su particular cueva para aligerar la pesada mochila que arrastra Xavi. Sin ningún título, sin poder fichar y con el entorno deprimido, al club solo le queda una opción: comunicar mucho mejor y desde todos los niveles, de manera constante y usando todo su potencial.

Cuando las cosas van mal, la solución no es esconderse sistemáticamente, sino dar la cara y elaborar un relato ilusionante, realista y creíble. Esta es, ahora mismo, la única carta que le queda al Barça.