Opinión

¿Cómo sacar un elefante de una chistera?

Laporta y Messi, en la Ciutat Esportiva Joan Gamper

Laporta y Messi, en la Ciutat Esportiva Joan Gamper / SPORT

Ya habíamos dicho algunos que después de la marcha de Leo Messi del F.C. Barcelona nos vendría una travesía del desierto. No era difícil imaginar tal cosa: si se marcha el mejor del mundo, un jugador capaz de resolver un partido con una genialidad individual, hasta que se consiga rehacer el equipo lo normal es que se pase por una etapa de juego con resultados decepcionantes.

Hasta aquí, todo según lo previsto. Lo que no habíamos visto la mayoría es que esa travesía del desierto la íbamos a hacer sin apenas agua en las cantimploras. Porque a la falta de resultados, buen juego y de actitud en algunos jugadores, se añade que el club está sin blanca, y el dinero es algo imprescindible si se quiere competir con los más ricos y los mejores de Europa.

Los culers estamos desconcertados, no solo porque no nos divierte el juego del equipo, sino porque la incertidumbre y las dudas varían cada semana. Los medios son muy dados a querer ver un brote verde cuando se percibe en el equipo blaugrana una brizna de buen juego, pero luego llega el partido de San Mamés y nos devuelve al punto de mediocridad que vamos arrastrando desde el arranque de esta temporada. A esa decepción continuada habría que añadirle que, a medio plazo, la directiva de Laporta no parece contar con soluciones inminentes, y me consta que trabaja a brazo partido para encontrar petróleo donde no lo hay.

Es verdad que a veces el natural optimismo del presidente nos contagia y nos hace pensar que la solución está al caer; pero no, lo que van saliendo son palancas, que yo llamo tapaderas que según algunos expertos en la materia no son la solución. Como socio lo paso mal por el equipo, por Xavi Hernández, que es una excelente persona y un grande del fútbol y por la propia junta. Dicen que para la próxima temporada no hay dinero para fichar, así que a este contratiempo se suma la falta de esperanza.

Estaría bien cerrar este artículo con un “sin embargo…”, y a partir de ahí abrir una brecha de optimismo, pero sinceramente, en estos momentos, no diviso ninguna. Solo nos queda confiar en que, de repente, salga un conejo de una chistera que nadie conoce, y el gran Mago Laporta, que lo es, nos saque, no un conejo, sino un elefante forrado de euros que ponga fin a esta pesadilla. Pero, ¿alguien ha visto alguna vez sacar un elefante de una chistera?