Opinión

El PSG nunca será el Barça

Imagen de la afición azulgrana durante el partido en el Parque de los Príncipes

Imagen de la afición azulgrana durante el partido en el Parque de los Príncipes / Valentí Enrich

El PSG es un club nacido en 1970 de la fusión del Paris Football Club y el Stade Saint-Germain. Su historia es muy limitada y eso supone un hándicap a la hora de acudir a Europa con las garantías y el pedigrí que sí tienen entidades como el Bayern de Múnich, el Milan, el Manchester United o, por supuesto, el Barça. La historia suma y no se compra con dinero. O se tiene o no se tiene.

De hecho, más allá de su obsesión por la Champions, los parisinos llevan décadas buscando un relato que dé sentido a su existencia. De ahí que su afición fuerce una rivalidad directa con aficiones rivales como la del Olympique de Marsella entre sus fronteras y la del Barça fuera de ellas. Sin quererlo y, de hecho, muchas veces sin entenderlo, la entidad blaugrana se ha visto involucrada en un enfrentamiento que, en el fondo, no va con ella. 

Es fácil caer en la tentación de, viéndose insultados, responder con la misma hostilidad, algo que supone un error porque acaba alimentando, precisamente, esa falsa rivalidad generada en París por la necesidad de sentirse vivo. Comparándose con el Barça y rivalizando con él, el PSG busca ponerse a la altura de su historia. Y eso es imposible. Fichar a Neymar pagando 222 millones de euros, abrir las puertas a Leo Messi o llevarse a Dembélé no convertirá al PSG en el Barça, un club único e irrepetible, todo lo contrario que esa especie de álbum de cromos coleccionados a base de montañas de dinero.

El Parque de los Príncipes

El Parque de los Príncipes / EFE

El club que preside Al-Khelaïfi es, en el fondo, un equipo de segunda o tercera fila europeo que, ahora, está viviendo por encima de sus posibilidades gracias a las inversiones que llegan de Doha. Puede que el próximo martes el equipo que hoy dirige Luis Enrique pase a semifinales. Tiene futbolistas capaces de remontar el 2-3 de la ida, pero el Barça, en el fondo, ya ha ganado esta eliminatoria reencontrándose consigo mismo en Europa, demostrando, no a quienes alimentan falsas rivalidades, sino a sí mismo que vuele a ser capaz de competir, algo que no ocurría desde hacía demasiado tiempo.

Cuando el PSG llegue el martes a Montjuïc, el culé solo tiene una misión: llevar a los suyos hacia semifinales. Equivocarse centrándose en un enemigo que no existe sería dar la razón a quienes insultaron al Barça en París.