Opinión

París sí vale una misa

Xavi Hernández (Barça) y Luis Enrique Martínez (PSG)

Xavi Hernández (Barça) y Luis Enrique Martínez (PSG) / Dani Barbeito / EP

Apunte para los más jóvenes y los que no son amantes de las citas histórico/literarias: la expresión ‘París bien vale una misa’ se utiliza cuando queremos indicar que no importa realizar algo que va contra nuestras ideas si ello puede reportarnos un gran beneficio. Me viene al pelo cuando nuestros pensamientos están en la capital de Francia y hoy se juega el Barça un porcentaje de la eliminatoria de Champions en la que pocos creían.

Hay que decirlo alto y claro: casi nadie daba un euro por ver al equipo de Xavi compitiendo hoy. Y si su optimismo le había llevado a ello, que lo hiciera con las apuestas a un 40/60 sin partir como favorito. La cuestión es que el FC Barcelona ha aterrizado en París con la vitola de víctima pero con más de una bala en la recámara. La primera, saber que el partido de vuelta en el Lluís Companys les puede llevar a las semifinales. La segunda, que no es pecado hacer de la necesidad una virtud. Si hay que traicionarse, que sea hoy.

Luis Enrique, que es más listo que el hambre, quiso ayer pinchar donde más duele: en el ADN. Sabedor de lo mucho que ha cuestionado una parte del entorno culer a Xavi y su ‘modus operandi’, el técnico del PSG volvió a aliarse con la provocación para poner en valor sus valores. Curioso que Lucho se abrace a ellos justo el día en que debe demostrar para qué le han servido.

No los he visto muy proyectados en su equipo y, lo comprendo, será porque necesita su tiempo y conectar su ADN al de un colectivo que está a años luz de su manual. Entiendo que hablar de ello no le favorece ni le suma y sí el de intentar desviar los focos sobre sí mismo y sobre Xavi para opacar a su vestuario, con un Mbappé convertido en la esperanza del madridismo cobrando aún su nómina en el Parque de los Príncipes.

París sí vale una misa. Para un entrenador y para otro. Para el local, que parte como favorito y se ve venir el desastre como no cierre la eliminatoria en casa, y para el visitante que necesita como el agua sumar éxitos, emociones y euros en la caja. París sí vale una misa, renunciar a un porcentaje de la filosofía y buscar un aprobado general para este Barça que precisa reforzar los cimientos con resultados para poder seguir trabajando con los de casa. Y para un Paris Saint Germain al que sólo le interesa, le preocupa y le ocupa ganar para hacerse un sitio en la élite, de la que tan lejos está. Porque para permitirse según qué, hay que tener un RH que no se paga con dinero. Y Luis Enrique lo sabe aunque ahora le toque, por elección propia, jugar a ser auténtico.

A pocas horas de este PSG-Barça, me van a permitir que pague la misa. A veces hay que rascarse el bolsillo de las creencias y rezar a un santo que no es el nuestro. Lo haremos con Sergi Roberto como abanderado de la causa, seguido de los Lamine Yamal, Cubarsí, Araujo y de los que vinieron al Barça renunciando a mucho para vivir -y revivir- con bastante menos pero convencidos que una transfusión de ese ADN blaugrana les iba a venir de perlas para ser mejores y ‘disfrutones’. Ahí están los Ter Stegen, De Jong, Lewandowski y Gundogan a los que preocupa tanto ganar como la forma de hacerlo. No recen esta noche. Sean pragmáticos. Algún día volveremos al culto.

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