El niño bonito

Ansu Fati ante Osasuna

Ansu Fati, ante Osasuna / David Ramírez

Carme Barceló

Carme Barceló

Llegaba Bori Fati puntual a la cita. Estaba de mal humor porque, un día más, su hijo no era titular. Poco imaginaba que una lesión de Gavi durante el partido ante Osasuna iba a propiciar que Ansu saltara al terreno de juego antes de lo previsto. Jorge Mendes, representante del jugador, había concertado la reunión en paralelo a un encuentro que podía acercar aún más al Barça al título de Liga.

Ni él ni el progenitor del chaval iban a presenciar en vivo y en directo las evoluciones del actual ‘10’ blaugrana. Una tarde más, la grada aplaudía a una de las perlas de la cantera. Con un ojo estaba pendiente del joven Fati y con el otro, del aún más joven Lamine Yamal. Otro de los activos de Jorge Mendes. Otro futbolista al que enfocan las cámaras en particular y el mundo del balompié en general. El adolescente de quince años que, por encima de cualquier otra cosa, es un crío con unas características futbolísticas que no sólo le hacen diferente sino único. El ‘nen’ de La Masía que apunta maneras incluso antes que el propio Ansu. Un chico que también tiene un padre y una madre. Un futuro crack con entorno del pasado. 

A los y las más jóvenes del lugar les cuento que al número 15, en los juegos de azar, le llaman ‘la niña bonita’. Viene a cuento por la edad de las “jovencitas en flor” (en el idioma de la época) en la que lucían bellas y empezaban a ser objeto de deseo. A día de hoy, sólo lo escuchamos en las transmisiones de la lotería nacional y en los locales bingueros. Pero ahí ha quedado para enriquecer la enciclopedia de las tradiciones y para describir lo que con quince años unos y unas pueden inspirar y provocar. 

Ésta es la edad de Lamine Yamal. A la misma, Ansu Fati también llamaba la atención. El primero es el futuro. El segundo, lo era. Las encuestas, que a su padre tan nervioso le ponen, apuntan a una masa social blaugrana que daría el visto bueno a su venta en su mayoría. Una lástima, bajo mi punto de vista, porque creo que la paciencia es una virtud poco trabajada en el FC Barcelona y que le vendría muy bien a un jugador que lo tiene casi todo. Rondaba el minuto 92 y ahí estaba, con las ganas y la impaciencia propias del que se sabe más fuera que dentro, intentando marcar el segundo gol para su equipo. Paradojas de la vida, fue el veterano capitán Jordi Alba el que lo hizo pocos minutos antes. Y lo celebró como los que llevan ‘la niña bonita’ multiplicada por dos en su carnet de identidad e infinitamente en su identidad como culé.

CAPITAL DE MODA

La ciudad condal se convirtió ayer en la capital de moda tras dar el pistoletazo de salida la 080 Barcelona Fashion. Otra pasarela habitual es la que nos ofrece la llegada de los jugadores del Barça al Camp Nou. Y si uno destaca por su pasión por los estilismos atrevidos, ese es Jules Koundé. La camisa blanca con chorreras que lució ayer llamó especialmente la atención.

UNA CELEBRACIÓN EN EL 'TEMPLO'

Aitana Bonmatí, Mapi León, Claudia Pina y Marta Torrejón fueron algunas de las jugadoras del Femení que celebraron el título de Liga en uno de sus ‘templos’ habituales: el restaurante La Cúpula. El establecimiento del Garraf, cuya colección de camisetas de fútbol es de museo, volvió a reunir las campeonas azulgrana.