El Mundial de Messi, Neymar y Luis Enrique

Luis Enrique, seleccionador nacional español

Luis Enrique, seleccionador nacional español / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

No hay Mundial sin estrella. Ni Mundial sin el apellido de la estrella. Nos gusta bautizar los acontecimientos y títulos. En clave española, el Mundial de 2010 será para siempre el Mundial de Iniesta, aunque también lo reconoceríamos por el Mundial del Barça, o el del tiqui taca, que ya asomó en la Eurocopa precedente de la mano de Luis Aragonés, que puso fin a la casposa furia y apellidos que prometían mucho pero nunca daban nada, Butragueño, Raúl... ¿Se acuerdan? Vamos con este Mundial. Antes de empezar, ya es el Mundial de Messi, ya saben, ahora o nunca. Su última oportunidad de que el fútbol le dé el único honor que le falta. Llega Leo a Qatar con 35 años y desde una Liga poco exigente, pero sigue siendo un jugador determinante, todavía entre los mejores del mundo. Un detalle a favor es que Argentina ha armado por fin un equipo con cara y ojos, con excelentes escuderos para Messi, que siempre estuvo solo vistiendo la albiceleste. El Mundial de Messi, qué bien suena esto de acabar con las odiosas comparaciones con Maradona; odiosas y absurdas, pues aún sin Mundial, hace ya mucho tiempo que Leo superó a Diego.

Otro nombre, Neymar. El Mundial de Neymar. Ney es el eterno aspirante a todo. A nuevo Pelé, a nuevo Messi, a Balón de Oro... pero ha fracasado en casi todo. No discuto su calidad, pero sí su carrera, errática, plagada de escándalos... Con demasiada fiesta, para entendernos. Necesita un Mundial para arreglar su palmarés.

¿Y a España, qué nombre le ponemos? Luis Enrique, sin duda. A falta de una estrella, un líder como la copa de un pino. Sí, el Mundial de Luis Enrique. Su impronta lo marcará todo. De momento, la lista de convocados ya ha levantado ampollas. La España madridista le tiene ganas, curiosamente cegada por su propia paradoja, la de tener a un equipo sin jugadores nacionales. Que miren hacia su palco cuando reclaman más internacionales. Sé que es predicar en el desierto, pero por mí, que no quede. ¡Todos con Luis Enrique y con los suyos! Con su estilo, ideas y forma de ser ha llegado a una semifinal de Eurocopa y a una final de la Nations League. El Mundial de Luis Enrique, sí. Desde el primer día. Ya le tenemos ahí, plantando cara al vendaval y defendiendo a sus jugadores. Más líder que nunca, será también protagonista como streamer. Tenemos polémica asegurada. Pero no podemos quejarnos por su interés en opinar, dar información, acercarse a los aficionados. Puede parecer un ataque a los intermediarios, o sea, a nosotros, los periodistas, pero es legítimo utilizar todos los medios de que dispone para mantener el control, proteger a los futbolistas, adelantarse a los rumores o desactivar los malos rollos. La máxima expresión del liderazgo: poner la cara a todas horas para que se la rompan a él y no a los futbolistas. Un Clemente en tiempos de internet.