Opinión

El miedo escénico del Bernabéu afecta al Bayern y al árbitro

El Real Madrid celebrando su pase a la final de Champions

El Real Madrid celebrando su pase a la final de Champions / LAP

Los culés soñaban con jugar la Final Four al mismo tiempo que deseaban que el Madrid se quedase a las puertas de la final de la Champions. Durante unos minutos fue así, pero al final ocurrió lo de siempre. O sea, que el Madrid remontó, con polémica incluida, a la vez que al Barça de Roger Grimau le tembló el pulso en los últimos minutos.

De este modo, el equipo de Ancelotti luchará por ganar una nueva Champions tras otra de sus habituales remontadas. De los blancos no se puede cuestionar ni su competitividad ni su entrega ni su fuerza, pero la última jugada del partido delata que los árbitros pitan bajo presión en el Bernabéu.

Cortar una jugada de manifiesto peligro del Bayern, en el último minuto, y sin dejar que fuese el VAR quien decida si era fuera de juego, es inadmisible en una semifinal de la Champions. Quizá estaba bien señalado, pero la tecnología está para algo. Y si se demuestra que es fuera de juego el Madrid hubiera sido un justo vencedor, pero, de lo contrario, los alemanes hubieran disfrutado de una nueva oportunidad en la prórroga. Dicho esto, el Madrid sabe manejarse en Europa como nadie. Nunca dan un partido por perdido y, encima, el miedo escénico que provoca el Bernabéu afecta en la misma proporción al rival que a los colegiados.

Y de la locura a la decepción del Palau. El Barça ofreció una buena imagen en un partido muy igualado, pero no supo manejar la presión que supone competir durante los últimos minutos con un marcador igualado.

Laporta se llevó a casa una nueva decepción que debe llevarle a realizar una profunda reflexión de la situación que vive el club. Solo el Barça femenino y el de balonmano tendrán opción de luchar por ser los mejores de Europa. Un pobre balance para un club de futbol que presume de tener las mejores secciones.