Luis Enrique, en casa de Mbappé

Luis Enrique, de ogro a deseado en el PSG

Luis Enrique, de ogro a deseado en el PSG / Juanjo Martin

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Si Luis Enrique entrena al PSG, se encontrarán dos mundos de encaje complejo. La naturaleza del asturiano, un técnico intervencionista con un caracter visceral, choca con un club que ha consentido tanto a sus futbolistas que algunos han dejado de ser ‘entrenables’. Pochettino, Emery, Tuchel o Galtier han lidiado con futbolistas como Neymar y Mbappé, cuya influencia va más allá de lo que ocurre en el campo.

Luis Enrique llegaría a un escenario que no tiene nada que ver con la selección, donde modeló una plantilla a su gusto, con futbolistas jóvenes que encajaban en su idea futbolística y un mantra rotundo: la idea de equipo se imponía a cualquier individualidad. El asturiano ya sabe lo que es gestionar un equipo que tenía como tridente a Messi, Suárez y Neymar. Pero, para hacerlo con éxito, se volvió más flexible con las vacas sagradas tras el incidente con Messi en Anoeta. “Hasta que se solucionó todo, hubo un tiempo de tensión, que yo no busqué, sin ninguna duda, pero que apareció y que tuve que gestionar”, reconocería más tarde.

Luis Enrique terminó haciendo algunas concesiones a cambio de resultados: tener al tridente de cara era el camino más rápido para ganar títulos. El asturiano, como ya ocurrió con Guardiola, se terminó marchando tras convivir con un vestuario cada vez más consentido por el presidente. Pep se marchó al City, donde ha renunciado a fichar a futbolistas galácticos con la excepción de Haaland. También Luis Enrique ha priorizado el grupo con la selección. Con el PSG parece difícil que podamos ver la versión más genuina del técnico asturiano.