Laporta arrasa y acepta el reto de Joan Gaspart

Joan Laporta, en su discurso ante la Asamblea de Compromisarios 2023

Joan Laporta, en su discurso ante la Asamblea de Compromisarios 2023 / FCB

Joan Vehils

Joan Vehils

Si la asamblea celebrada durante el día de ayer hubiese sido presencial en lugar de telemática, el presidente Laporta hubiera salido en hombros. Lo hemos comentado en varias ocasiones y lo repetimos de nuevo. Si a Laporta le das un micrófono es imbatible. Es capaz de acusar a la anterior junta directiva de dejarle la peor herencia de la historia y al mismo tiempo pedir la unión del barcelonismo. No tiene reparos en reprimir duramente la intervención del socio compromisario Jaume Llopis y acabar abrazado con él.

Cuando Laporta se crece no hay quien le pare. Así, puede incluso, recrearse destacando el trabajo de su hermana Maite como responsable de diversidad, equidad e inclusión del club, de su prima Marta Segú al frente de la comisión o de su criticado internamente jefe de prensa. Laporta es así. Agradecido con los que más padecen e implacable con los ataques externos.

Por eso, fue muy duro con todos aquellos que utilizan el ‘caso Negreira’ para atacar al club. “Estamos en alerta y en combate”, llegó a decir en alusión a ese madridismo sociológico que está dando tanto que hablar. Fue una asamblea plácida y tranquila y más aún tras escuchar el resumen del presidente de la Comisión Económica, Jaume Carrasco, que parecía un ‘supporter’ más.

Ayer se registraron muy pocos socios, poquísimos, pero el problema no es porque fuera una asamblea telemática. La cuestión es más profunda. El problema es que a las nuevas generaciones de barcelonistas cada día les preocupa menos la gestión del club. Los más jóvenes quieren ver a buenos futbolistas, disfrutar del espectáculo y seguir por los nuevos canales todo lo que envuelve al Barça. Estas interminables asambleas no les interesan para nada. El mundo está cambiando y no tiene ningún sentido estar casi diez horas reunido con solo 400 socios de los 150.000. Piénsenlo.

Laporta tiene ahora el aval para hacer lo que quiera, aunque no lo necesitaba. Ayer arrasó. No podrá cumplir nunca el sueño de ser delantero centro del Barça, pero es feliz ejerciendo de presidente. Eso sí, el presidente Joan Gaspart le robó parte de su protagonismo con la propuesta de reunir a todos los presidentes para lograr la unión de barcelonismo. Laporta aceptó la propuesta.