Opinión

Estoy harto de él

Rueda de prensa Vinicius JR

Rueda de prensa Vinicius JR

El rio Vinicius se ha salido definitivamente de cauce y alguien debería parar esto. ¿Cuál es el problema? Que ese “alguien” en vez de frenarlo, alimenta a su antojo el caudal y la bestia está empezando a inundar y a hacer daño en todo lo que encuentra a su paso, ya no solo en el mundo del futbol, que también, sino en la sociedad por donde fluye.

Estoy harto de ver como su presidente ha dado orden a su guardia pretoriano-periodística de más que “cubrir”, “encubrir” las barbaridades y chorradas del jugador en este instante, y que, llegado el momento y ya con Mbappé por Valdebebas, él mismo dará la orden a esa misma guardia de dinamitarlo aduciendo motivos disciplinarios, para sacárselo de encima si sigue incordiando.

Harto de falsedades y mentiras, harto de escucharle decir que le pasa por la cabeza dejar el futbol por sufrir una campaña racista, cuando ni es cierto lo primero ni mucho menos lo segundo, más allá de cuatro imbéciles por las gradas.

Estoy harto de ruedas de prensa victimistas donde las lágrimas por tanto sufrimiento caen sobre relojes de oro macizo de medio millón de euros.

Harto de que el jugador no reconozca que la ira que despierta y la animadversión que genera, nada tienen que ver con aspectos raciales y sí con comportamientos deportivos.

Estoy harto de que se encare con camaradas de profesión y no comprenda que merece el mismo respeto el compañero titular de su gran Madrid, que un suplente del Arandina, emocionado por compartir con él el mismo terreno de juego.

Harto de las concesiones de gracia casi pontificias de las que goza y de la bula arbitral que lo protege, de la bula arbitral que le permite, de la bula arbitral que lo malcría y chinchinea saltándose el reglamento al antojo y beneficio de su persona primero y del club de siempre, después.

Estoy harto de que los aficionados, que de manera inmensamente mayoritaria va a los campos de futbol a animar y jalear a los suyos, tengan que sentirse culpables por campañas fingidas y fantásticas, sentirse mal por despreciar a quien merece desprecio y criticar a quien merece crítica por maleducado, soberbio y provocador.

Harto de ver como se esfuma la sana rivalidad, aun siendo también mordaz naturalmente, que existía en muchos campos de España antes de su llegada, para pasar semana sí, semana también, a la bronca y la crispación allá donde va.

Y solo hay una cosa, una sola, que realmente aprecio en Vinicius Jr, ya ven ustedes, y es el enorme respeto y veneración que siento por el precioso color negro de su piel. De la de él y de la de todos los deportistas del mundo.

¡Viva el futbol!