Fútbol, ¿rey de la TV hasta cuándo?

Lo que no se ha visto del Clásico Barça-Madrid de Copa

Lo que no se ha visto del Clásico Barça-Madrid de Copa / Javi Ferrándiz - David Ramírez

Marc Menchén

Marc Menchén

El fútbol es incuestionablemente el producto que más telespectadores congrega en la televisión de pago. Ponga una retransmisión deportiva en abierto y probablemente acabe en la lista de emisiones más vistas del año.

No son opiniones de un confeso creyente en que el deporte es uno de los productos de entretenimiento más estables y de mayor valor, sino que es lo que demuestran una y otra vez las audiencias. Las 75 emisiones más vistas entre enero y marzo en servicios de suscripción fueron partidos de fútbol, según Kantar. Entonces, ¿por qué siempre la musiquilla de que los derechos de LaLiga y la Champions League están sobrevalorados o que estas competiciones mueren lentamente?

Vayamos a las audiencias. Entre enero y marzo de 2023, veinte programas han rebasado la barrera del millón de espectadores en la televisión de pago, y en todos ellos contaban con Real Madrid o FC Barcelona como protagonistas. Los datos internos de la gestora de la competición española también revelan una mejora de las audiencias agregadas en España, pese a que es cierto que hoy hay menos suscriptores que hace tres años a los paquetes de fútbol. ¿Qué está pasando?

Aquí es donde viene el debate importante. En un contexto de crecimiento del consumo del entretenimiento digital, donde básicamente gastamos buena parte del presupuesto de ocio en suscripciones, toca decidir por qué apostamos. Y ahí está la encrucijada. Movistar ofrece todo el fútbol que tiene (LaLiga, Champions League, Bundesliga, Serie A…) por 45 euros al mes, un importe equivalente a la suma de lo que nos costaría pagar por tener simultáneamente Disney+, HBO Max, Netflix, Prime Video y Apple TV+.

Si es caro o barato depende del uso que damos a cada servicio, y aquí es donde películas y series tienen cierta ventaja. Si somos honestos, la inmensa mayoría pagamos por ver los partidos de nuestro equipo, alguno del eterno rival y lo que nos da la vida de internacional si el hype está arriba. Y, o transmitimos la pasión a todo el núcleo familiar, o la comparativa de la recurrencia de uso frente al resto de plataformas siempre podría acabar siendo odiosa.

Pero aun así seguimos pagando por el fútbol muchos de nosotros. Me pregunto si esta disyuntiva arriba planteada puede suponer un nuevo renacer de la cultura del fútbol en los bares, muy deteriorada por los cambios de hábitos que se impusieron durante y tras la pandemia. O si bien acelerará que clubes y competiciones aceleren en mejorar su propuesta de valor e ir surfeando cada nueva ola de formatos adicionales al directo.