Ahora sí, algo se mueve en la Premier

La Premier League 2022/23 se la llevará el Arsenal o el Manchester City

La Premier League 2022/23 se la llevará el Arsenal o el Manchester City / Agencias

Marc Menchén

Marc Menchén

No hay nada como que amenacen la independencia de uno para actuar. El plan del Gobierno de Reino Unido para regular al fútbol inglés ha provocado que la Premier League acometa casi de forma automática e inmediata toda una serie de reformas que se le venían exigiendo desde hace mucho tiempo. Y no ha sido hasta que han visto que alguien podía marcarles las cartas que se han puesto a ello. “Preferimos implantar nosotros los cambios a que nos los impongan”, deslizó ya hace varios meses el director general del campeonato, Richard Masters, entonces refiriendo a cambios en el formato para adecuarse en caso de Superliga.

Ahora el foco está situado en la sostenibilidad económica de todo el ecosistema de la cuna del 'football'. Y, por primera vez, la Premier ha aceptado imponer límites al gasto de los clubes, tras más de dos décadas en las que la norma permitía prácticamente todos los desequilibrios presupuestarios siempre que hubiera un accionista dispuesto a cubrir ese agujero, como hicieron Roman Abramovich en el Chelsea FC, Abu Dhabi en el Manchester City y muchos otros inversores.

De momento sólo hay once equipos que han presentado sus cuentas referentes a 2021-2022 en la Premier League, y el agujero de estos ya se eleva a 400 millones de libras (xxx millones de euros). En la Championship, trece equipos que ya han publicado sus cuentas acumularon unos números rojos de 127,5 millones de libras (xx millones de euros). Y parece que por fin han dicho basta. Masters anunció que próximamente introducirán un control económico “ampliamente similar” al de Uefa, en el que la medida estrella es que la masa salarial no supere el 70% de los ingresos. Hoy, el promedio de esta ratio en la Premier está en el 84% y en la Championship escala al 132%.

Esa era la gran aspiración del regulador europeo del fútbol, que su reforma para clubes que compiten en Europa fuera replicándose a nivel nacional en aquellos países donde la regulación es todavía excesivamente laxa, como Francia o Italia, con dos competiciones también absolutamente desestructuradas en lo económico y pocos casos de sostenibilidad. Y ese tope al gasto tendrá consecuencias directas en el Viejo Continente, a saber: mayor capacidad de retención del talento por parte del resto de clubes, aunque también una potencial caída de ingresos relevante en plusvalías por traspasos. Sólo en el mercado de invierno, los clubes ingleses pagaron 898,6 millones de dólares (837,3 millones de euros) por la compra de jugadores de otros países.

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