La fuerza del lobo

Marco Reus fue bien controlado por la estrategia del Atlético de Madrid

Marco Reus fue bien controlado por la estrategia del Atlético de Madrid. (AFP) / sport

Rubén Uría

Rubén Uría

El Cholo y la manada. Ante el equipo de moda, un Dortmund invicto y estelar. Un rival joven aunque sobradamente preparado. Sin Costa, sin Koke, sin Lemar, sin Savic y sin Godín. Cualquier equipo se habría roto en mil pedazos, pero el Atleti no. El ejército de Simeone, como sucede con los lobos, sabe que la fuerza está en la manada. Arropado por el Metropolitano y con el objetivo de estar en la final de esta Champions, el Atleti dio lo mejor de sí mismo, jugó con su estilo de siempre y abatió al ogro alemán con tana pasión como energía. Fue un triunfo de primero de cholismo. Entre otras cosas, porque la casa colchonera siempre sabe que, en las buenas y en las malas, sus jugadores están programados para cualquier guerra. No es que el Atleti juegue como los ángeles, pero es más duro que los clavos de un ataúd. Una roca.

Comandante Bale o recluta Vinicius. Esa es la disyuntiva que pasa por la cabeza de Solari. Dar continuidad a la estrella galesa, que no termina de llevar el vacío dejado por Cristiano, o dar rienda suelta al proyecto de buen jugador que es el brasileño, que rellena el vacío de ilusión de un equipo triste y una afición desesperada. Bale es pedigrí y tiene galones de comandante. Vinicius aspira a tener el mando y es un recluta recién llegado. Solari, interino o no, tendrá que escoger: decisiones trascendentales o pura diplomacia. No ganar en Plzen dejaría secuelas. 

Marcelino, un suizo en el camino. Las aguas bajan revueltas por el Turia. Desangrado en Liga por su alarmante falta de gol y más cerca del descenso que de Europa, el Valencia necesita un triunfo que reconquiste confianza y prestigio en Europa. Enfrente, una perita en dulce que ya se indigestó en el hogar de Guillermo Tell, el Young Boys. Marcelino no quiere tropezar dos veces en la misma piedra y tiene un suizo en el camino.  Partido trampa. Es ganar o ganar. Mestalla tiene su paciencia al límite. El vestuario se juega su crédito. Ya no valen excusas.