Del FC Messi al FC Laporta

Laporta

Laporta / JAVI FERRÁNDIZ

Ernest Folch

Ernest Folch

¿Se acuerdan cuando nos quejábamos de que todo el peso del club lo tenía que soportar Guardiola, que hacía al mismo tiempo de presidente, portavoz y entrenador? Pep se fue, y la responsabilidad de aguantar el club recayó de golpe en Messi, del que decíamos que soportaba el peso del Barça él solo con sus goles ante la ausencia de liderazgo institucional.

Pero Leo también se tuvo que ir, o mejor dicho lo echaron, y estaba por ver, con la marcha de Koeman y la llegada de Xavi, sobre quien recaería el peso y liderazgo de la institución. Xavi está siendo una pieza fundamental del renacimiento deportivo del Barça, pero queda claro que por primera vez en mucho años, el poder real, insitucional y mediático del club vuelve a tenerlo el presidente.

Guardiola eclipsó a Rosell, Messi se comió a Bartomeu pero Xavi no podrá con Laporta, entre otras cosas porque ni lo pretende. En una interesante y reveladora entrevista en BarçaTV a raíz del primer año de su mandato, Laporta confesó sin ruborizarse que el Barça debía dirigirse "como una empresa familiar", que no hacía falta ningún CEO y que bastaba con un Director General.

Es decir, que se confirma que con la marcha abrupta de Reverter se aborta definitivamente el camino hacia la profesionalización de la gestión que Laporta defendió en la campaña electoral y se opta por una gestión estilo años ochenta. Con esta decisión, estamos ante la acumulación más grande de poder que habrá tenido nunca el presidente del Barça, un club presidencialista por naturaleza, a pesar de que en la última década el contrapeso en el banquillo (Guardiola) o e el césped (Messi) era tan poderoso que escondía esta realidad.

De repente el presidente se encuentra sin un contrapeso de calidad (incluso se ha purgado parte del equipo de Reverter), y ya todos conocemos la nula influencia que tienen los directivos sobre cualquier presidente. El entorno de Laporta es además el de gente de total confianza (familiares, compañeros o amigos), que tenderán siempre a darle la razón.

Gracias a su personalidad avasalladora, Laporta ha recuperado el liderazgo natural del presidente, algo que es de justicia reconocer ha dado sus frutos en el campo: la ilusión que ha creado la revolución de Xavi o el éxito de Jasikevicius no se entenderían sin la fe y el entusiasmo que el presidente es capaz de ransmitir a toda la masa social. En cualquier caso, es indudable que hemos pasado de F.C. Messi a F.C. Laporta. Quizás ahora se entienda mejor lo que sucedió el último verano.