Do Dragao, una cita marcada en rojo

Xavi, momentos antes de sentarse en el banquillo contra el Sevilla (1-0)

Xavi, momentos antes de sentarse en el banquillo contra el Sevilla (1-0) / Javi Ferrándiz

David Bernabeu

David Bernabeu

El Barça velará armas hoy al norte de Portugal. Allí, cerquita de la desembocadura del Duero en el Atlántico, le espera el FC.Porto. No es un partido cualquiera para el proyecto de Xavi Hernández. Es una cita marcada en el calendario. Y no por ser un desplazamiento de nivel Champions, que lo és; ni tan siquiera por enfrentarse al rival que puede toserle en la lucha por ser primero de grupo, otra obviedad. Es trascendente porque existe una necesidad: recuperar el respeto perdido en esta década.

De la última victoria sonada en el continente pasaron casi tres años. Fue en Turín, la noche después de que Bartomeu anunciara su dimisión. El Barça, entonces de Koeman, le ganó 1-2 a la Juve, sin público por la pandemia y con la primera exhibición de Pedri. Un mero espejismo entre el 2-8 de Lisboa y lo que vendría después. Un hat-trick de Mbappé para echar al equipo en octavos, otro zarandeo, ya sin Messi, del Bayern para mandar al club al infierno de la Europa League y el último drama ante el Inter. Otra vez a la C2, donde el ridículo en la C1, lejos de blanquearse, empeoró.

O Dragao no es un escenario menor. En sus vitrinas lucen dos Champions, dos Uefas, una Supercopa Europea y una Intercontinental. Además, 20 años atrás, alumbró a Leo Messi con la elástica blaugrana. Ese recuerdo imberbe de La Pulga, la comparecencia de Pepe, uno de los principales estandartes del “mourinhismo”, y la obligación casi angustiante de refundar su leyenda, dejan al Barça ante una gran oportunidad para ganar prestigio. Xavi necesita un clic, una noche que pueda recordarse como la primera de una rehabilitación que apuntó síntomas en el Allianz, hace justo un año, sin el barniz del resultado. En casi dos años, el míster ha superado varios retos. Ninguno tan mayúsculo como terminar con la sangría que lleva más de un lustro avergonzando al barcelonismo. Ocasión de oro.