Opinión

El Circuit no debería ser una pirámide funeraria

El Circuit de Catalunya promociona sus actividades, especialmente el GP de España de F1, en Fitur Madrid

El Circuit de Catalunya promociona sus actividades, especialmente el GP de España de F1, en Fitur Madrid / Circuit de Barcelona-Catalunya

Construir una pirámide no debía ser nada fácil, ni económico. Los grandes faraones lo tenían muy claro, incluso antes de empezar a edificar lo que iba a ser su lugar de reposo eterno en el camino hacia el más allá.

Hace poco ha empezado una polémica en Egipto bastante agria por el proyecto de restauración de la pirámide de Micerino, en Giza, que pretenden revestir en granito como, al parecer, estaba originalmente.

En el Circuit de Catalunya las obras que teóricamente se hicieron para responder a las exigencias de Liberty Media -y de paso modernizar la instalación para mejorar su competitividad- han pasado de costar 30 a 50 millones de euros.

No cabe duda que el esfuerzo realizado por sus gestores para contentar a quienes llevan las riendas de la F1 con el ánimo de renovar el actual contrato que expira en 2026 es evidente. Y loable.

La entrada en la gestión de Fira de Barcelona también es una magnífica noticia, por supuesto. Pero ahora que ya sabemos que el Mundial de rallyes no volverá a Catalunya al menos hasta el 2027, no podemos pecar de bisoñez en nuestras expectativas para el futuro de la F1 aquí, y más con la entrada en escena de Madrid.

Hay que ser optimistas en torno a la renovación del contrato, claro que sí. Pero no podemos mostrarnos ingenuos y convendría acreditar con datos y hechos concretos que las promesas de Liberty, el propósito común de extender la vinculación de Barcelona con la F1 va mucho más allá del deseo que todos, todos, tenemos.

SEAT

SEAT / SEAT

En el mundo de la velocidad las prisas son malas compañeras de viaje, paradójicamente. Pero precisamente en este ámbito es donde la seguridad es un concepto más valioso incluso que el de la victoria; por ello no parece aconsejable acelerar sin más y superar los límites del reglamento pese a la premura que para algunos pueda suponer la fecha del 12 de mayo. La bandera de cuadros no ondeará ese día.

Si tras el gasto monumental y el esfuerzo que se está haciendo, y el que se va a seguir haciendo incluso más allá de la Generalitat o de la propia ciudad de Barcelona, la renovación no llega habrá que dar explicaciones y depurar responsabilidades, ya que si la extensión del contrasto fracasa, la inversión tan gigantesca de dinero público habrá sido una negligencia absoluta.

Está bien “recubrir de granito” el Circuit como aspiran en Giza, pero quienes lo impulsan no deben caer en la megalomanía egoísta de los antiguos faraones y convertir la instalación de Montmeló en una pirámide, en el monumento funerario de lo que fue el pasado de la F1 en Catalunya.

Sería triste que una cita con tanta historia viera la bandera roja, o que le sacaran la negra a alguien por haberla mandado al cuerno (de la abundancia) de forma temeraria e ingenua.

TEMAS