Opinión

El brazo armado (con un móvil) del poder

Imagen de la Ciutat Esportiva Joan Gamper

Imagen de la Ciutat Esportiva Joan Gamper / SPORT

Hace algo más de un año, en la gira por Estados Unidos de 2022, uno de los responsables de comunicación del Barça comentaba, en una charla informal y ante un reducido grupo de periodistas, que el tema de las acreditaciones de prensa debía reformularse. La idea entonces era limitar de forma considerable los pases para ‘streamers’ que, poco a poco, han ganado presencia en la sala de prensa y en la tribuna de prensa, tanto en el Camp Nou como en Montjuïc. Este cambio de rumbo no se ha llegado a producir porque quienes mandan tenían otros planes.

Cada club gestiona de la manera que considera más adecuada su relación con quienes nos dedicamos a informar sobre el Barça y, de hecho, el blaugrana es uno de los que se ha mostrado más accesible para todas estas formas de comunicar. Si quieres llegar a más gente, hay que abrirse a nuevas plataformas que nacen alrededor del club con mayor o menor fortuna. Muchos son, además, periodistas; otros solo comunicadores. Un grupo importante de esos altavoces se dedica, única y exclusivamente, a elogiarlo todo, guardando el sentido crítico en un cajón y aplaudiendo con las orejas a cualquier decisión sin preguntarse nada. Es comprensible que así sea porque no hacerlo puede significar quedarse sin acreditación. Y todos tenemos que comer. Cada uno hace lo que puede (y le dejan) para ganarse la vida. Hasta ahí, nada que objetar.

Joan Laporta y Rafa Yuste abandonan las oficinas del Camp Nou

Joan Laporta y Rafa Yuste abandonan las oficinas del Camp Nou / David Bernabeu

El problema llega cuando, más allá de informar, comunicar o trasladar el día a día de lo que ocurre en el Barça, hay quien se dedica a menospreciar el trabajo o las opiniones de quienes piensan distinto o de quienes, ejerciendo de periodistas en medios tradicionales, fiscalizan la actividad del club preguntándose, por ejemplo, por qué la Asamblea de Compromisarios sigue siendo telemática o por qué la prensa no puede acreditarse para seguir su desarrollo.

El brazo armado (con un móvil) del poder no solo se dedica a nutrir de contenido sus respectivas plataformas y a mantener a sus seguidores, sino a menospreciar la crítica, ejerciendo de voceros interesados emulando al entorno madridista. Y eso no es jugar limpio. Eso es venderse por un paquete de entradas o un par de camisetas. Allá cada uno con su conciencia, que también hay ejemplos poco recomendables en la prensa tradicional, pero en esta selva comunicativa que cada palo aguante su vela.