Opinión

2023 no fue un mal año; 2024, obligado a ser mejor

La condición física y la actitud se imponen a la técnica y la táctica en el fútbol

Laporta, dispuesto a negociar; Florentino, a romper con todo

La primera liga de Xavi enfrente del Barça. 14 de mayo de 2023. En una época complicada por la situación económica del club, Xavi Hernández logró ganar una liga con solvencia (10 puntos de ventaja al Real Madrid), con varias jornadas de antelación (cuatro) y en casa del Espanyol. No levantaba el trofeo el equipo azulgrana desde la temporada 2018-19 con Ernesto Valverde al frente.

La primera liga de Xavi enfrente del Barça. 14 de mayo de 2023. En una época complicada por la situación económica del club, Xavi Hernández logró ganar una liga con solvencia (10 puntos de ventaja al Real Madrid), con varias jornadas de antelación (cuatro) y en casa del Espanyol. No levantaba el trofeo el equipo azulgrana desde la temporada 2018-19 con Ernesto Valverde al frente. / EFE

Acaba un año que no ha sido malo para el Barça. Evidentemente podía ser mejor, pero con la perspectiva del agujero negro de dónde veníamos, no se pueden pedir milagros. Ni Laporta es David Copperfield ni Xavi, el Mago Pop. Es imposible hacer desaparecer la deuda milmillonaria por arte de magia por muchas palancas que se toquen. De la misma manera que tampoco es posible hacer un equipo campeón de la Champions en dos temporadas cuando Guardiola ha necesitado siete para levantar con el Manchester City el primer título continental.

Deportivamente conquistaron dos títulos, Liga y Supercopa. Aprobado con notable. Económicamente se superó el ‘fair play’ financiero a trancas y barrancas con el hándicap de no poder estirar mas el brazo que la manga. Socialmente se ha afrontado el cambio a Montjuïc con una baja de socios inevitable. A nivel patrimonial se han acometido ¡por fin! las obras del Camp Nou con la presión de que la primera fase debe estar finalizada para la celebración del 125 aniversario. Y de cara al futuro, se ha abierto la puerta de la Superliga con una sentencia jurídica que otorga mayor poder a los clubes. No es mal balance.

Algunos califican el 2023 como un año de transición, otros de estrecheces y problemas. Lo que está claro es que en el siglo XXI el fútbol, mas que un deporte, es un negocio. Para competir al máximo nivel toca adaptarse al potencial de los clubes que son Estado, convertirse en un canal de contenidos digital y negociar con los fondos de inversión que representan la nueva economía. De lo contrario, te quedas como un club pequeño y local sin posibilidad de ser protagonista. Un papel que por su historia y tradición el Barça debe rechazar.

Comienza mañana el 2024 con un gran interrogante: ¿Qué será capaz de ganar el equipo de Xavi? Los resultados y los títulos marcan la realidad y el potencial de un club. Para recuperar el prestigio, el Barça debe mejorar el juego y la efectividad. Conquistar títulos se ha convertido en una necesidad vital, hay que superar los logros de la pasada temporada. Para ello el nivel de exigencia debe ser máximo. Xavi tiene que admitir que el juego basado en el dominio del balón y el tiquitaca ha sido superado. La condición física y la actitud ganan a la técnica y la táctica. 

Hay que aprender de la Premier, donde el rendimiento físico es el pilar del juego. A los jugadores del Barça hay que exigirles mas actitud, más pasión, más capacidad física, que presionen al rival en todo el campo, que roben más balones y ataquen con velocidad. Nada es imposible. Es cuestión de una férrea disciplina. Menos tácticas y más físico. Xavi tiene que trabajar más en los entrenamientos el rendimiento físico de la plantilla.