La transformación triunfal de Suzuki

Suzuki celebra el título de Joan Mir en Valencia

Suzuki celebra el título de Joan Mir en Valencia / MotoGP

Laura López Albiac

Laura López Albiac

"Si ganas con Honda o Yamaha, eres uno más, pero ser campeón con Suzuki tiene un valor extra", insiste Joan Mir, al que aún le cuesta asimilar la gesta que acaba de conseguir en su segunda temporada en MotoGP. Al margen de Aprilia, Suzuki maneja el presupuesto más bajo del Mundial en la categoría reina, no tienen equipo satélite ni patrocinadores externos y cuentan con la pareja de pilotos más joven de la parrilla, apoyados por un grupo de solo 32 personas. Mir tiene 23 años y Álex Rins, 24. Los dos prorrogaron a principio de temporada su contrato con el equipo, hasta 2022. Cuestión de fé en tiempos de pandemia. Y a veces, como ha ocurrido ahora, hay recompensa.

La historia de Suzuki -que contrasta también con el fracaso de Yamaha en la actual campaña-, es la revolución de los modestos. El triunfo de 'David contra Goliat'. Un éxito que les transporta de nuevo a las épocas doradas de Kevin Schwantz o Barry Sheene.

La marca, que en 2020 celebra el centenario de su fundación en Hamamatsu y el 60º aniversario de su estreno en la competición, llegó a desaparecer de la parrilla de Mundial, dominada por los ‘gigantes’ asiáticos , Yamaha y Honda. Se marcharon en 2011 y cuatro temporadas más tarde, en 2015 Davide Brivio, que durante años fue la mano derecha de Valentino Rossi en Yamaha, salió al ‘rescate’ de Suzuki, auspiciado por Dorna. 

Desde una perspectiva humilde, de trabajo constante, sin hacer ‘ruído’, el manager italiano ha sabido transmitir ‘buen rollo’ a un equipo joven, que bajo su batuta se comporta como una familia feliz. Pero el "romanticismo" del que tanto hablan no es suficiente para ganar un Mundial de MotoGP. ¿Cuáles son las claves del éxito?

"Cuando comenzamos este proyecto desde cero no podíamos ni imaginar que lograríamos algo tan grande y además en el centenario de la marca", reconoce Brivio, que se sorprendió al comenzar en Suzuki: "Al llegar encontré un gran conocimiento de motores y chasis. Suzuki es una gran compañía pero nuestro presupuesto no es tan grande como el del resto de fábricas de MotoGP. Al tener recursos limitados hay que ser más creativo, pensar más", añade.Y otro apunte importante: "Cuando me uní a Suzuki era como Yamaha15 o 20 años antes... intentaban ganar, buscaban la manera de triunfar, escuchaban más". 

Por último, destaca la labor en la sombra del probador francés Sylvain Guintoli: "No sé si fue 2017 o 2018, pero en un cierto punto decidimos crear el equipo de pruebas en Europa. Siempre había existido uno en Japón, que entrenaba solo en circuitos japoneses. Buscamos a un piloto europeo fuerte, elegimos a Sylvain y estamos muy contentos de su trabajo, porque es capaz de elegir las partes principales cuando llegan del departamento de competición y muy a menudo sus comentarios son muy parecidos a los de nuestros pilotos. Así que puede hacer un buen trabajo en elegir cosas, aunque luego la decisión final le toca a Joan y a Alex. No hay que olvidar que en este deporte los pilotos son muy importantes, buenos pilotos hacen buenos equipos", destaca.

El director técnico de Suzuki Ken Kawauchi confiesa que "aunque el objetivo siempre es ganar, cuando empezamos en 2015 nunca creímos que pudiésemos progresar tan rápido". La receta del éxito se debe en parte a la combinación de talento y juventud al elegir a los pilotos, pero también a que han conseguido construir una moto fiable y que funciona bien en todos los circuitos. Quizá no es la mejor en las curvas ni en la aceleración, pero "en su conjunto es una moto muy equilibrada". Una moto que este año solo ha ganado dos carreras (Mir en Cheste y Rins en MotorLand), pero que al final se ha llevado el 'premio gordo' en el Mundial 2020.