Bagnaia, el heredero, homenajea a Rossi

El legendario piloto italiano se retira tras 26 temporadas en el Mundial de motociclismo

76.226 fans acompañaron al 'Doctor' en un auténtico baño de masas

Bagnaia rindió homenaje a Rossi

Bagnaia rindió homenaje a Rossi / AFP

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

No podía ser de otra manera. La última carrera de Valentino Rossi, la nº 432 de su triunfante y brillante vida, aquella en la que cierra 26 temporadas en el Mundial de motociclismo, con 115 victorias y 9 títulos mundiales, con 76.226 fans, en el trazado de Cheste (Valencia) y millones de telespectadores rindiéndole pleitesía, no podía acabar de otra manera, con la victoria de su compatriota ‘Pecco’ Bagnaia (Ducati), al que él ha designado como su heredero, y con el ‘Doctor’ en una más que dignísima 10ª posición.

Tenía que ganar, debía ganar, no podía fallar, era el día de agradecerle a ‘Vale’ todo lo que ha hecho por nosotros, por el motociclismo, por nuestra imagen, por nuestra competitividad, por nuestro nacimiento como pilotos y por su escuela”, comentó Bagnaia, antes de subir al podio. “Por eso he salido, más que nunca, pensando que debía darlo todo por mí, por ‘Vale’, por el equipo y por la marca, a la que le hemos dado todos los triunfos posibles…ahora debo pelear, el próximo año, por ganar el título de pilotos”.

El Mundial de motociclismo, el deporte de las dos ruedas, ha despedido hoy a uno de sus grandes mitos y, por supuesto, a su máximo icono en las tres últimas décadas. Con todo el circuito dándole las gracias, con miles de seguidores con camisetas con la inscripción de “bye, bye, Vale” y melenas amarillas rizadas, que, a partir de mañana, empezará una nueva vida como papá (o casi, pues lo será el próximo mes de febrero), piloto de coches, maestro y manager del equipo VR46 de MotoGP, su próximo reto, seguir pariendo campeones en el presente y futuro.

Aquí, en Cheste, se han vivido cuatro días de despedida, lágrimas y homenajes. Aquí están Ronaldo, su amigo, a falta del ‘quarterback’ norteamericano Tom Brady “que me hubiese encantado que hubiera venido”, Casey Stoner, Dani Pedrosa y un montón de pilotos que le han rendido honores en un trazado presidido por un gran mural e inmenso retrato con la leyenda ‘grazie Vale”.

El día que se va Valentino Rossi, el día que nacen dos enormes como Pedro Acosta y Raúl Fernández, el día que Jorge Martín, que estuvo mandando durante un montón de vueltas en la carrera de hoy se convierte en el ‘rookie’ del año (al igual que sus dos compatriotas de Moto3 y Moto2), fue el día escogido por Ducati para lograr su primer triplete de la historia de MotoGP en el podio con Bagnaia, Jorge Martín y Jack Miller. Y fue, también, sí, el primer GP en el que no corrió ningún piloto del campeonísimo Repsol Honda, por lesiones de Marc Márquez, Pol Espargaró y Stefan Bradl.

Rossi, que recibió el homenaje y un auténtico baño de masas de público, pilotos, organizadores, comisarios, equipos y patrocinadores, con grandes tracas valencianos, ha insistido hoy que su mayor logro y orgullo “ha sido conseguir que millones de aficionados al deporte se acerquen a ver nuestras carreras y, lógicamente, enganchándose a ellas, pues somos, con diferencia, el deporte más apasionante que existe”.

Se va ‘Vale’, pero queda su obra, que no es solo todo este maravilloso ambiente y este deporte estelar sino sus herederos, sus alumnos y amigos, además de la devoción de millones de fans, que forman parte de su tribu. Ni que decir tiene que Rossi entró en el ‘pit lane’ atravesando un pasillo con los más de mil habitantes del ‘paddock’ que le dieron el abrazo masivo y adiós de toda la afición, mientras casi 100.000 personas cantaban el “¡Vale, Vale, Vale!”, que ha inundado los circuitos a lo largo de 26 años.

La jornada de ayer fue, en efecto, una jornada maravillosa para la familia de las dos ruedas. No solo porque Cheste (Valencia), circuito y escuela conocida por todos como ‘la cuna de campeones’, pudo vivir, con 76.226 aficionados una jornada lejos de la ‘era covid-19’, aunque aún estemos en plena pandemia, sino porque todo el mundo pudo agradecerle a Rossi aquello que le ha proporcionado a este deporte.

De ahí que Bagnaia dijese, antes de subir al podio, que, habiendo sido designado como heredero (otra cosa es que él sea capaz de ganar el título, la próxima temporada), debía ganar, tenía que ganar, no podía por menos que ganar. De ahí que, una vez cerrada la fiesta, el francés Fabio Quartararo (Yamaha), un auténtico y legítimo campeón, dijese cuando se hizo la foto con ‘Vale’ que “he aprendido tanto, tanto, tanto de él, que, seguro, que en los próximos años me daré cuenta que tengo cosas suyas que ahora no sé que tengo”.