Verstappen y Red Bull estrenan liderato en Azerbaiyán

Max Verstappen, vencedor hace dos domingos en Mónaco, y su escudería, Red Bull, estrenan liderato en el Gran Premio de Azerbaiyán, sexta cita del Mundial de Fórmula 1, que se disputa este fin de semana en el circuito de Bakú. El holandés ganó la prueba más emblemática del calendario por delante Carlos Sainz, que firmó el mejor resultado de la temporada para Ferrari en su quinto gran premio con los colores de la Scuderia.

Aunque a priori y a diferencia de Mónaco, el trazado de Baku no favorece a los de Maranello, Sainz aspira a mantener su buena racha en Azerbaiyán. Por su parte, después de las malas sensaciones del Alpine en el Principado, Fernando Alonso espera regresar a la zona de puntos.

Verstappen le arrebató el liderato en Mónaco a Lewis Hamilton (Mercedes), ganador de tres de las cinco carreras disputadas, que sólo pudo terminar séptimo en el Principado pero nuncia contraataque en Bakú.

'Mad Max' le saca cuatro puntos (105 a 101) a 'Sir' Lewis; y, por primera vez desde 2013 -cuando se cerró, con un cuarto 'doblete', el cuatrienio glorioso liderado por el alemán Sebastian Vettel-, Red Bull encabeza los dos Mundiales. El de pilotos y también el de constructores, con un punto (149-148) sobre Mercedes, ganadora de los siete últimos títulos; y que se ha anotado tres de las cuatro carreras disputadas en Bakú, debutante en 2016 como Gran Premio de Europa.

"Nunca he subido al podio en Bakú, cierto, pero lo mismo me había ocurrido en Mónaco, así que trataré de copiar el resultado si puedo" ha advertido un pletórico Verstappen, consciente, eso sí, de la ventaja que puede conceder a Mercedes y McLaren la larga recta del circuito de Azerbaiyán.

"En pistas normales creo que Mercedes aún está por delante, pero hemos empezado mejor este año que en años pasados y necesitamos mantener ese nivel, seguir mejorando, vamos trayendo cosas a cada carrera y está bien para el equipo liderar el campeonato", afirma.

Verstappen, de 23 años, centra toda la atención en Bakú. La pasada temporada perdió la ocasión de convertirse en el campeón mundial más joven de toda la historia -honor que sigue detentando Vettel, ahora en Aston Martin y que en Mónaco sumó sus primeros diez puntos del año, al acabar quinto-. Pero, por primera vez en su brillante trayectoria, comanda un certamen de 23 carreras del que es consciente que apenas se ha consumido menos de la cuarta parte. "Ser líder sienta bien, pero lo importante es serlo al acabar la última carrera, en Abu Dhabi", sentencia Max.

Lo que ha querido dejar bien claro a su llegada a Bakú es que rehuye cualquier polémica con Lewis Hamilton. Quiere una rivalidad sana, aunque eso no siempre se consiga entre tanta adrenalina: "No creo que empecemos a jugar a juegos mentales, y tanto Lewis como yo nos respetamos, que es lo importante. Ambos nos centraremos en preparar nuestros coches. Es posible que a veces nos puedan un poco las emociones antes o después de las carreras, es normal, pero eso es todo."

Una pista para adelantar

El Gran Premio de Azerbaiyán se disputa en un circuito de 6.003 metros (el segundo más largo después de Spa-Francorchamps, Bélgica) y a un total de 51 vueltas, para completar un recorrido de 306 kilómetros. Una pista, con 20 curvas -doce de ellas a la izquierda- y una gran recta de 2,2 kilómetros, en la que se pueden rebasar los 330 kilómetros a la hora. Y, en la que, a diferencia de otros circuitos urbanos, sí es habitual adelantar (en 2019 hubo un total de 37 adelantamientos 'normales', sin DRS; y la media es de 51 adelantamientos por carrera). Algo que celebra Alonso, propietario de los 32 triunfos que cuenta España a lo largo de toda su historia en la F1; que, tras dos años ausente, ha regresado a la categoría reina.

"En las últimas dos carreras que disputé aquí no entré entre los diez primeros y acabé en los puntos, lo que demuestra que cualquier cosa puede pasar en el que habitualmente es un fin de semana muy impredecible", argumenta el bicampeón mundial asturiano ( 2005 y 2006) acerca de la carrera que se disputa en una pista en la que es difícil encontrar el compromiso entre las zonas con curvas y calles estrechas, que demandan alta carga aerodinámica -similar a Mónaco-; y las largas rectas -parecido a Monza-, que la requieren baja. Motivo por el que gran parte de los equipos acaban optando por una configuración de carga aerodinámica media.

Mercedes llega con ánimo de enmendar el 'patinazo' de Mónaco. Allí Hamilton perdió el liderato y el finlandés Valtteri Bottas abandonó, después de que fueran incapaces de sacarle una rueda en su parada.