Los Juegos tardan en entusiasmar

A falta de cuatro meses para su inauguración, los JJOO siguen llenando de dudas la ciudad de París

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Cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de París 2024

Cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de París 2024 / AFP

EFE

A cuatro meses de la ceremonia de inauguración de los Juegos de París, la capital francesa no parece sentir entusiasmo por un evento planetario que, por el momento ha traído multitud de problemas y todavía ningún beneficio.

Con un buen número de calles levantadas y algunas carreteras cortadas, los parisienses miran con recelo hacia la cita olímpica que va a impactar su vida cotidiana. Y no siempre en el buen sentido de la palabra.

"Por ahora la gente ve una fuente enorme de problemas. Es como si pensaran que Francia se ha metido en un jardín que no necesita", explica a EFE el profesor de márketin deportivo de la escuela de negocios Kedge, Lionel Maltese.

Las encuestas reflejan una caída del apoyo popular a los Juegos, aunque eso no inquieta ni al comité de organización ni al COI. Ambos minimizan ese descenso y consideran que está en la línea de lo que se registró en los meses previos al inicio en otras ciudades que acogieron los Juegos.

"Nosotros barajamos estudios que apuntan a que un 67 % de los franceses sigue apoyando los Juegos", señala Tony Estanguet, el presidente del Comité Organizador y el rostro visible de los Juegos de París.

Pierre-Olivier Beckers-Vieujant, presidente de la Comisión de Coordinación del COI para los JJOO, recuerda que también en 2012 los londineses mostraron sus reticencias en los meses previos a los Juegos y, tras el evento, "más del 70 % querían ya repetir". Maltese reconoce que "quizá en París el problema es algo mayor" y apunta cuatro factores que lo agravan.

En primer lugar, París es ya una ciudad muy turística y muchos profesionales, como restauradores o taxistas, creen que tendrán menos actividad durante los Juegos, porque los turistas habituales no viajarán a la capital francesa.

"Los comerciantes todavía no saben si les va a beneficiar", comenta Octave, un administrativo de la capital, quien cree que París "se juega su imagen", con poco que ganar y mucho que perder.

Inquietud con los transportes

A eso se suma que la red de transportes de París "es particularmente problemática", lo que "impactará de forma muy importante la vida cotidiana de los ciudadanos", muchos de los cuales han tomado ya la decisión de marcharse durante los JJOO y de optar por el teletrabajo.

"Durante los Juegos voy a huir de la ciudad, estoy segura. Me gusta mucho el deporte, pero prefiero verlo en la televisión. Aquí habrá mucha gente, va a ser penoso", señala Martine, otra parisina.

Octave se queja de que las autoridades no hayan "aprovechado los Juegos para renovar una red de transportes envejecida".

La situación se agrava, según Maltese, porque los Juegos se desarrollarán "en un elevado nivel de vigilancia" y de seguridad a causa del contexto internacional, lo que dificultará todavía más el movimiento en la ciudad.

Este experto apunta a un cuarto punto diferencial, que deriva de la voluntad de París de organizar los Juegos en el corazón de la ciudad, lo que afecta aun más a la movilidad de los ciudadanos.

La vida cotidiana de los parisinos va a cambiar totalmente", asegura Bertille, otra habitante de la ciudad, que pedirá teletrabajar durante esos días para no verse afectada.

Todo ello genera un caldo de cultivo que atenúa el entusiasmo de los parisienses, ya de por si muy inclinados a la crítica.

"Los parisienses son muy de criticar, el francés en general se queja mucho", apunta Maltese, que ha visto cómo la voluntad de los políticos, ya sea la alcaldesa Anne Hidalgo o el presidente Emmanuel Macron, de apropiarse del evento "crea cierto rechazo".

La ambición era alta. París había anunciado unos Juegos populares y, poco a poco, los ciudadanos están descubriendo el reverso de la moneda.

Un precio conflictivo

El precio de las entradas es considerado prohibitivo por una gran parte de la población, pese a que los organizadores sostienen que son más baratas que en Londres.

Además, la ceremonia de inauguración sobre el Sena, que les habían vendido como un evento gratuito para cientos de miles de ciudadanos, una oportunidad única de presenciar en vivo uno de los momentos más exclusivos del mundo cada cuatro años, ha ido enfriando el fervor.

Primero han bajado el número de asistentes, argumentando motivos de seguridad, hasta que finalmente el ministro del Interior, Gérald Darmanin, aseguró que el acceso se hará por invitación y estará reservado a elegidos de las ciudades implicadas en la organización.

El parisino ve cómo se le priva de muchas de las promesas que acarreaban los Juegos y todavía no ve las ventajas que vaticinaban los promotores.

"El ciudadano todavía no lo percibe, como la gente no se daba cuenta en 1992 del impacto que los Juegos iban a tener para la ciudad de Barcelona", señala Maltese.

Los organizadores creen que las reticencias se disiparán a medida que la llama olímpica se acerque al pebetero y que durante la quincena de los Juegos "París será una fiesta", según Estanguet.

"La inquietud sobre los transportes se evaporará cuando comience la ceremonia de inauguración", asegura el director del Observatorio del Turismo de París, Thomas Deschamps.

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