Daniel Sancho ratifica que la muerte de Arrieta fue un accidente: "Descuarticé el cuerpo porque estaba en 'shock'"

El acusado ha respondido este martes a las preguntas de su abogado y mañana lo hará a las de la acusación

Daniel Sancho en una captura de su canal de Youtube.

Daniel Sancho en una captura de su canal de Youtube. / CASO ABIERTO

Adrián Foncillas

El 30 de abril es el Día D. Daniel Sancho ha empezado a declarar este mediodía tras dos semanas largas de procesodocenas de testigos, retrasos y adelantos, puestas cerradas y filtraciones, denuncias de enjuagues y averías.

A las puertas de la Corte Provincial de Koh Samui se intuía una jornada grande. El fiscal abandonaba sus titubeos recientes y anticipaba un interrogatorio meticuloso para demostrar la premeditación.

Los representantes de la familia Sancho en España, Ramón Chipirrás y Carmen Balfagón, aparecían por primera vez en la sede. El grueso de la sentencia descansará en lo convincente que sea Sancho. Durante cuatro horas ha respondido esta tarde a las preguntas de sus abogados, una sesión de baño y masaje ante lo que le espera mañana, cuando el interrogatorio sea dirigido por la Fiscalía y la coacusación.

Su declaración, como tantos otros asuntos en este proceso, es una sorpresa. El plan de la defensa consistía en que este martes desfilaran tres policías en la sesión matinal y el padre del acusado, Rodolfo Sancho, en la vespertina. Este ha rehusado ejercer como testigo, como estaba previsto, para que el tribunal no le cierre la puerta durante la declaración de su hijo. Es la última baja del listado de la defensa, muy afeitado respecto al plan original, lo que facilita que el proceso concluya este viernes. Ni las partes ni el tribunal quieren alargarlo más allá de las cuatro semanas previstas. 

"Confusión y miedo"

Poco ha trascendido hasta ahora de la declaración de esta tarde. Ha alternado el inglés con el castellano, siempre asistido por una intérprete tailandesa, y fuentes presentes en la sala sostienen que Sancho dijo “haber sentido” la muerte del cirujano colombiano Edwin Arrieta durante la reconstrucción de los hechos pero no ha pedido disculpas a la familia.

La acusación ha juzgado su intervención de sincera en algunos pasajes y de fabricada por sus abogados en otros. Su intervención se centró en lo ocurrido durante esas tres horas en aquel hotel de la costa septentrional de la vecina isla de Koh Panghan. Sancho ha insistido en el accidente. Si descuartizó al colombiano, fue por su "estado de shock"; si no acudió a la policía antes, fue por su confusión y miedo.

Ahora ni siquiera se sabe si este declarará en lo que queda de proceso porque su condición de testigo le impediría asistir el resto de días. Sería la última baja del listado de la defensa, muy afeitado respecto al plan original, lo que facilita que el proceso concluya este viernes. Ni las partes ni el tribunal quieren alargarlo más allá de las cuatro semanas previstas. 

Claves de la relación con Arrieta

A Sancho le preguntará el fiscal, descrito como tenaz y agresivo, por las incógnitas del caso: la naturaleza de su relación con el cirujano colombiano Edwin Arrieta, si de él recibió dádivas o préstamos y, especialmente, qué ocurrió durante esas tres horas en aquel hotel de la costa septentrional de la vecina isla de Koh Pangán. En la premeditación radica la clave.

A un lado, homicidio imprudente, sentencia liviana en la esponjada cárcel de Samui y pronto traslado a España; en el otro, pena capital o cadena perpetua en las temibles penitenciarías de Bangkok. 

Sancho se declaró culpable en el inicio de la fase oral de la destrucción de documentación ajena y ocultamiento del cadáver, delitos que acarrean castigos asumibles, y negó el asesinato premeditado

No siempre fue así. Sancho lo había confesado ante todo el que quiso escucharle durante las primeras semanas: policía, fiscalía, prensa… El teniente coronel Somsak Noru recordaba recientemente en el estrado aquellas detalladas declaraciones de Sancho en comisaría y durante la reconstrucción de los hechos. Los vaivenes declaratorios son en España una inocua parte del juego; en Tailandia, insisten los expertos, destruyen la credibilidad.

Sancho se retracta

El caso se deslizaba por la casuística tailandesa porque la sombra del cadalso recomienda la asunción de culpa y arrepentimiento cuando se amontonan las evidencias. Pero dos meses después, y aconsejado por su nuevo bufete madrileño, Sancho se retractó. Un intento de violación generó una pelea que acabó con el colombiano desnucado contra el lavamanos, dijo. A su favor juega que no ha podido demostrarse la cuchillada que defiende la policía porque no ha sido encontrado el tórax.

En su contra juega el febril acopio de armas cortantes y punzantes en las vísperas. Tendrá que convencer Sancho al tribunal del fin culinario de aquellos cuchillos y sierras cuando no compró más comida que fruta y de que aquellas confesiones fueron aceitadas con promesas de extradiciones y otras triquiñuelas.

Declaración larga

Se antoja una tarea ardua así que la defensa había planeado destinarle una jornada completa antes de que se conociera su intervención en la sesión vespertina de hoy.

Las vaporosas acusaciones sobre el proceso han dominado las últimas horas. El abogado de la familia Arrieta, Juan Gonzalo Ospina, aludió tan pronto aterrizó en España a elementos extraños que sugieren una intervención en la sombra y ha interpelado a la embajada española en Bangkok por su presunto trato de favor al acusado. No está Tailandia a salvo de la corrupción, por decirlo con tacto, ni tampoco parecen responsables esas denuncias al aire en un letrado.