Taty Castellanos: "Los próximos cuatro años lucharé por el Mundial 2026"

Al Taty no le falta ambición, humildad y ganas de triunfar

"Tenía más ofertas, pero Girona era el sitio para crecer", aseguró el argentino

El Taty en su debut ante el Valencia

El Taty en su debut ante el Valencia / EFE

Tatiana Pérez

Delantero del Girona FC. Ambición, humildad y ganas de triunfar no le faltan. Valentín Taty Castellanos (1998) se marchó de su Mendoza natal persiguiendo el sueño de ser futbolista profesional. El colmo sería jugar con Argentina, campeona del mundo en Qatar 2022, y, de momento, ya ha dado el primer paso intentando hacerse un nombre en Europa con el Girona.

Debe estar contentísimo con Argentina siendo campeona del mundo.

Era lo que necesitábamos los argentinos. Todo el país entero ha celebrado ese título. Aparte de que me alegro mucho para los jugadores, conozco a unos pocos y sé lo difícil que es llegar a conseguirlo. A mí también me ha tocado representar a la selección argentina en categorías inferiores, tengo muchísimo sentimiento por los colores.

Con Paulo Gazzaniga, el otro argentino de la plantilla, habrán vibrado. ¿Había mucha rivalidad entre compañeros? Reinier Jesus iba con Brasil; Santi Bueno y Cristhian Stuani con Uruguay; etc.

Un poco (ríe). Hemos tenido enganches graciosos. Todos somos compañeros y nada tenemos en contra, al contrario, pero cada uno iba con su selección. Es fútbol. Paulo y yo vimos juntos el partido de cuartos de final ante Países Bajos (2-2) durante el stage en Estepona. Recuerdo que sufrimos por los penaltis, pero fue bonito vivirlo juntos.

¿Leo Messi o Diego Maradona? ¿Los ha conocido?

No he tenido la oportunidad de conocer ninguna, pero me hubiera gustado. Son referentes mundiales y argentinos. Diego ya no está entre nosotros, pero tanto para mí como para mis hermanos ha sido siempre una figura muy importante. Al igual que Messi, verle jugar y levantar la Copa del Mundo es un honor. Los argentinos, y el mundo entero, estamos contentos por él.

¿Usted también hizo como Messi y en los penaltis en la final contra Francia pensó «Vamos Diego, desde el cielo»?

Sí. En casa tenemos una foto de Diego y encendemos una vela antes de los partidos para que nos ayudara. Este Mundial también fue especial porque era el primero sin él después de su muerte en el 2020. Le hemos podido dedicar. Tanto él como Messi lo merecían.

¿Es un sueño jugar con la selección? No sé si se imagina en el Mundial 2026...

Lo tengo pendiente. Quiero luchar en los próximos cuatro años para conseguirlo. Sé que tengo que ganarlo. Me esforzaré al máximo por tener el nivel, no será fácil formar parte de la selección campeona del mundo pero daré mi cien por cien para demostrar que puedo estar ahí.

¿Llegó a pensar que Lionel Scaloni le llamaría para Qatar 2022?

No, porque sabía que la selección estaba ya formada. Nunca bajaré los brazos ni perderé la ilusión, trabajando para que pase algún día, pero de momento ya he dado el primer paso de jugar en Europa. Estoy teniendo minutos, que es lo más importante para que me llegue la oportunidad. Ojalá todo salga bien.

A menudo los argentinos dicen que el resto nunca entenderemos su sentimiento por el fútbol. ¿Cómo lo describiría?

Es difícil contarlo con palabras. Es una pasión que se vive desde pequeño porque ya nacemos con un balón, vivimos y respiramos fútbol. Los jugadores de la selección son una inspiración y tienen mucha presión porque significan mucho para Argentina. El fútbol es el tema de conversación en todas partes, aunque el deporte en general ha crecido muchísimo en todos los sentidos por ser reconocidos en todo el mundo. Baloncesto, béisbol, voleibol, rugby... Queremos estar en lo más alto con la mayoría de disciplinas.

¿Quién lo introdujo en el fútbol a usted?

Soy el menor de cinco hermanos. Ellos me influenciaron mucho, pero creo que también fue porque mi madre siempre nos ha dado mucha libertad para escoger lo que nos hiciera felices. Nací con el balón y siempre lo llevaba a todas partes para jugar constantemente a fútbol con mis hermanos (somos cuatro chicos).

Comenzó en Mendoza, su ciudad, pero debuta en Primera División con la Universidad de Chile.

Antes de fichar por Leonardo Murialdo había formado parte de un club mucho más pequeño, el Independiente Rivadavia, pero estuve muy poco tiempo y después tuve la suerte de ir a Chile. Diego Rivarola me ayudó muchísimo, sin él no habría llegado a donde estoy ahora. El debut fue muy bonito porque encima fue en la Copa Sudamericana ante el Corinthians en un partido muy complicado.

Luego se fue al Monteviedo City Torque y termina en el New York City.

No era la primera vez que marchaba de casa porque había estado en Chile y Uruguay, pero el cambio de pasar a vivir en Nueva York fue enorme por el tipo de ciudad que es. Sin embargo, lo necesitaba y sentía que tenía la madurez para hacerlo. Me adapté rápido, también tenía mucha gente a mi alrededor que me ayudaba. Maxi Moralez, que desde entonces nos hicimos muy amigos, y su familia me facilitaron el proceso.

¿Se lo pensó mucho cuando salió la oportunidad de venir al Girona?

Conocía el club por el grupo City. Se hablaba y sabía que había ascendido a Primera. Tenía más ofertas para jugar en Europa, pero entre todos creímos que con el Girona tenía un reto muy bonito para crecer. Aparte de que necesitaba un poco más de calma, la ciudad me lo ofrecía, y también me sentía cómodo con el idioma. El club, el técnico y el director deportivo insistieron mucho e hicieron un trabajo increíble para que viniera hacia aquí. Al futbolista le gusta sentir ese interés.

¿El fútbol en Europa era como se lo imaginaba?

La verdad que sí. Sabía que era complicado y que debía estar preparado para ese fútbol. Los rivales son muy complicados, sobre todo en LaLiga que es de las mejores del mundo junto a la Premier League. Estoy disfrutando mucho, no creo que me haya costado la adaptación. El fútbol se está volviendo muy físico y es una de mis cualidades.

Domènech Torrent tuvo un papel clave en su carrera. ¿Todavía mantienen el contacto?

De vez en cuando. No hablamos a menudo, pero sí que seguimos en las redes sociales y nos comentamos las fotos. Mi representante le conoce y nos damos recuerdos a través de él. Ha sido una persona muy importante en mi carrera, fue él quien me reclamó para New York City.

En Nueva York también coincidió con Eloi Amagat. ¿Se han vuelto a encontrar en Girona?

Tuvimos una relación muy bonita los seis meses que estuvo en Nueva York. Nos concentrábamos juntos y hablábamos mucho, aquí también nos hemos visto. En cuanto llegué me envió un mensaje para decirme que estaba muy contento por mí y que podía contar con él por cualquier cosa. Es una suerte haber vuelto a coincidir.

¿El Girona es tal y como le habían dicho que era?

Es un club muy familiar, con una afición muy bonita. Todo el mundo rema en la misma dirección y tanto el cuerpo técnico como todos los trabajadores del club hacen lo posible para que estemos cómodos en el día a día. Quiero seguir creciendo en el Girona para agrandar la historia.

Usted es también muy familiar, sobre todo con la afición. Siempre tiene un momento para tomar una foto.

Es lo que he aprendido desde pequeño. Soy así, me sale solo. Intento tener mucha relación con la afición porque son los que siempre están ahí. También sufren con nosotros y nos acompañan en los viajes aunque las cosas no vayan bien. Merecen nuestro respeto.

¿Venir con el cartel de bota de oro de la MLS pesa mucho?

No, porque lo disfruté mucho. Me fui como esperaba y quería. Ahora intento demostrarlo en el campo, también me gustaría hacer historia aquí en LaLiga.

Junto a Stuani es el máximo goleador del equipo. Estará maldiciendo los palos, últimamente.

Un poco (ríe). Los goles siempre son bienvenidos y da igual quien los marque si son por el bien del equipo. Todos luchamos por el objetivo. Pero es evidente que quiero marcar muchos para ayudar al Girona.

¿Cómo es jugar con Stuani?

Tenemos muy buena relación con Stu. Como es uruguayo, compartimos muchas cosas de nuestra cultura: jugamos al truco, tomamos mate... Siempre estamos hablando y me enseña cosas continuamente. Es un líder muy positivo para todo el grupo, tanto dentro como fuera del campo. Su forma de ser me hace crecer a mí también.

Míchel Sánchez ha intentado hacerles jugar a los dos en el once, aunque en los últimos partidos sale usted de titular con Stuani de revulsivo. ¿Cómo se siente más cómodo?

Me adapto a lo que Míchel diga. En función del esquema de elija el técnico, con un punta o dos, se trata de adaptarnos y al que le toque estar hacerlo de la mejor manera. Estamos listos y nos sentimos bien jugando juntos o no. Stuani se adapta muy bien a mí y yo a él. Podemos hacer una bonita dupla.

Es bastante supersticioso. ¿Es verdad que tiene un ritual antes de cada partido?

Sí. El día antes del partido tengo como rutinas, que utilizo de cábalas, como por ejemplo pasarme el palo santo (una madera sagrada). Empecé a hacerlo en Nueva York con mi madre y me fueron muy bien las cosas. Antes no lo hacía, pero tampoco tiene mayor importancia. Simplemente intento repetir algunas acciones que he hecho cuando me sale un buen partido,...

Ha jugado todos los partidos hasta ahora y también acababa de competir en Estados Unidos. Las vacaciones fueron más que merecidas...

Tenía más de 60 partidos jugados sin descansar. Pude relajarme y desconectar mentalmente. Por suerte, tuve un buen paro para volver de la mejor manera.

A excepción de la Copa del Rey, el equipo ha dado un paso adelante en los últimos dos meses. ¿Qué ha cambiado?

Nos conocemos todos más. Muchos jugadores éramos nuevos y teníamos que adaptarnos a la idea del cuerpo técnico. También necesitábamos un golpe de suerte para sacar buenos resultados y tener confianza en nuestra capacidad y calidad de juego. Queremos estar en la lucha por las posiciones líderes.

¿Recordará el empate en el Santiago Bernabéu?

Empatar ante el Real Madrid fue muy importante. Era un partido que necesitábamos para desahogarnos ante un gran rival. Fue un punto clave para empezar a ganar partidos y jugar bien.

También el partido amistoso en Manchetser. ¿Le gustaría que le entrenase Pep Guardiola algún día?

Obviamente. ¿Quién no quiere que le dirija Pep, siendo uno de los mejores entrenadores del mundo? Fue una experiencia muy bonita. Cuando tenía 17 años ya me tocó entrenar con la sub-23 del City y fue un placer conocerle.

La cesión es hasta el final de temporada y tiene contrato con el New York City hasta el 2025. ¿Le gustaría quedarse?

Mi idea ahora es estar en el Girona y tratar de afianzarme en Europa. Estoy tranquilo, disfrutando de este proceso. Cuando se acerque el momento de decidir qué hacer, mi representante y el club se reunirán para decidir lo mejor para mí.