El Palmeiras vuelve a ganar al Gremio y se lleva la Copa do Brasil

El Verdao, que venía con un 0-1 de la ida, superó con diligencia al Gremio (2-0) y se lleva el torneo del KO brasileño

El Verdao suma su triplete particular tras haber conquistado el Campeonato Paulista y la Copa Libertadores

El Palmeiras superó de nuevo al Gremio y fue justo campeón

El Palmeiras superó de nuevo al Gremio y fue justo campeón / SEP - Cesar Greco

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El Palmeiras ganó con justicia la Copa do Brasil y cerró una temporada histórica de la mejor manera posible. El Verdao ha sumado su triplete ganando tres de los cuatro torneos del KO disputados: el Campeonato Paulista, doblegando al Corinthians en al final; la Copa Libertadores, superando al Santos en la final de Maracaná; y ahora el torneo del KO ante el Gremio. Solo falló en el Mundial de Clubes.

Palmeiras - Gremio (07/03/21)

Copa do Brasil - Final vuelta

2
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Alineaciones
Palmeiras
Weverton, Marcos Rocha, Gustavo Gómez, Alan Empereur, Viña, Felipe Melo, Zé, Rafael (Patrick de Paula, 63'), Raphael Veiga (Mayke, 75'), Rony, Wesley (Gabriel Menino, 75') y Luiz Adriano (Willian, 75').
Gremio
Paulo Victor, Vanderson (Victor Ferraz, 78'), Paulo Miranda, Kannemann (Churín, 78'), Diogo Barbosa, Maicon, Matheus Henrique, Thaciano (Jean Pyerre 69'), Alisson (Guilherme Azevedo 60’), Pepe (Ferreira, 60’), Diego Souza.

El Verdao es más equipo que el Tricolor gaucho. Le valía el empate, pero volvió a ganar (2-0). Ha sido muy superior en los 180 minutos de la final. El triunfo es incontestable, de un equipo que, en 2021, está llamado a seguir luchando para los grandes títulos.

Abel Ferreira ha puesto las bases futbolísticas de un equipo con mentalidad ganadora y el proyecto mantiene la estabilidad con el apoyo financiero externo del patrocinador. Los paulistas tienen la mejor plantilla de Brasil y aún van a reforzarse.

Al Gremio, por su parte, le tocará reforzarse dentro de sus limitaciones financieras, porque, a pesar de disputar esta final, ha quedado demasiado lejos de los títulos importantes. A los gauchos no le ha valido esta temporada con la aureola de Renato Portaluppi.

Los dos queriendo jugar

Esta vez no hubo racanería, ni especulación. Al Gremio solo le valía la victoria, tras el 0-1 de la ida en Porto Alegre, y fue a buscarla. Quizás pesó la idea de que era el último encuentro de la temporada y que no tenía ningún sentido reservarse y jugárselo todo a un solo balón, algo que el equipo de Portaluppi ha hecho demasiadas veces esta campaña.

Con un juego propositivo por ambas partes, se vio un partido entretenido, de acuerdo con el potencial del campeón continental y de un conjunto, como el Gremio, que ha tratado bien el balón los últimos años.

Y no por construir se dejó de observar las limitaciones de ambos. El Palmeiras abusó de la conexión directa, queriendo explotar el punto de velocidad de Rony y Wesley. Encontró los espacios, pero falló en la finalización. El Gremio ganó, por poco, la lucha de la posesión en la primera mitad (un 52%), sin embargó chutó menos porque le faltó un punto de acierto a la hora de hilvanar sus jugadas.

El gol de Wesley lo cambió todo

El Gremio se sentía fuerte y, después del descanso, se lanzó sobre la portería de Weverton, con personalidad. Fue valiente, arriesgó y... lo pagó. Raphael Veiga condujo una rápida transición con la defensa gaucha adelantada, asistió en profundidad a Wesley y el canterano superó a Paulo Victor.

El primer gol fue un resumen de lo que ha sido el Palmeiras de Abel Ferreira: robustez en la presión defensiva, buena interpretación de las transiciones y dar responsabilidad a los jóvenes salidos de la base que han disfrutado de minutos decisivos.

La final se teñía de albiverde. El Gremio tenía 83 minutos para hacer dos goles y llevar la final a los penaltis. Una emprendimiento gigantesco, casi utópico, ante un Palmeiras que podía dar un paso atrás e interpretar el juego a su gusto.  

El carrusel de cambios de Renato Portaluppi no dio los resultados buscados. El Palmeiras, sin sufrir demasiado, mantuvo su portería cero. Y, en una contra (no podía ser diferente) marcó el 2-0 definitivo de la mano de otro canterano, Gabriel Menino. El Verdao campeón. Nada a objetar.