El Cruzeiro conquista la Copa do Brasil y un puesto en la Copa Libertadores

Tras el 1-1 de la ida, el empate sin goles de la vuelta llevó a los penalties

Jugadores de Cruzeiro celebran el título

Jugadores de Cruzeiro celebran el título / EFE

EFE

El Cruzeiro conquistó este miércoles el título de la Copa do Brasil, el segundo torneo en importancia del país, y garantizó automáticamente estar en la Copa Libertadores de 2018 al imponerse al Flamengo en la definición por penaltis (5-3) tras el empate sin goles en el partido de vuelta de la final.

En el partido de ida, disputado hace tres semanas en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, el Cruzeiro cosechó un valioso empate por 1-1 como visitante, que lo dejó en ventaja por tener que definir en casa, el estadio Mineirao de Belo Horizonte.

Para el Cruzeiro anotaron los penaltis Henrique, Leo, Hudson, Diogo Barbosa y Thiago Neves mientras que los del Flamengo fueron convertidos por Paolo Guerrero, Juan y Miguel Trauco. El portero Fabio atajó el penalti cobrado por el flamenguista Diego y se convirtió en el héroe del título.

La conquista le permitió al Cruzeiro sumar cinco títulos de la Copa do Brasil e igualar al Gremio como el club que más veces ha vencido este torneo. El Flamengo, que fue campeón por última vez en 2013, buscaba su cuarto título.

El resultado supone la primera derrota en una final del colombiano Reinaldo Rueda como técnico del Flamengo.

El Cruzeiro garantizó el primer cupo de un club brasileño en la Libertadores de 2018, ya que los otros cuatro que se clasifican directamente para la competición dependen de las posiciones del Campeonato Brasileño, en el que aún faltan varias jornadas.

El Cruzeiro, comandado por el técnico Mano Meneses y que tuvo entre sus jugadores destacados al atacante uruguayo Giorgian de Arrascaeta, autor del gol del empate en el partido de ida, llegó a la final de la Copa do Brasil tras haber eliminado en semifinales al Gremio y en cuartos de final al Palmeiras.

El Flamengo, que alineó a los colombianos Orlando Berrío y Gustavo Cuéllar y los peruanos Paolo Guerrero y Miguel Trauco, dejó por el camino al Santos en cuartos y al Botafogo en semifinales.

Los de Belo Horizonte alzaron la copa pese a que fueron perjudicados por los problemas físicos que obligaron a Mano Meneses a sustituir al atacante Raniel por Arrascaeta en los primeros minutos y al internacional Robinho por Rafinha al comienzo del segundo tiempo.

Al Cruzeiro también lo perjudicó la suspensión por una fecha que tuvo que cumplir el delantero Rafael Sobis, su mayor goleador en la competición con cinco anotaciones.

El partido fue muy parejo en el primer tiempo, con oportunidades para ambos conjuntos, pero ninguna de verdadero peligro.

Mientras que el Flamengo intentó con Guerrero siempre esperando un pase adelante y Berrío con jugadas de velocidad por la derecha, el Cruzeiro tuvo que depender de Arrascaeta en el ataque debido a que Robinho, que finalmente tuvo que retirarse, casi no apareció.

EMPATE SIN GOLES

En el segundo tiempo, el centrocampista Diego comenzó a aparecer más, a juntarse un poco más con Guerrerro y a surtir balones en los ataques del Flamengo, pero el club de Río de Janeiro siempre chocó con una defensa muy bien montada por el Cruzeiro.

El conjunto azul de Belo Horizonte también se acercó más tras volver mejor posicionado para el segundo tiempo pero cuando estaba en su mejor momento perdió igualmente por desgaste físico al centrocampista Alisson, que venía liderando al equipo.

A doce minutos del final Arrascaeta perdió la mejor oportunidad del partido al cabecear hacia afuera y cuando estaba solo frente a la meta un balón que el portero Muralha dejó escapar.

Y a sólo tres minutos del final, tras su mejor jugada en el partido, Guerrero pateó sin fuerza cuando ya estaba solo frente al portero Fabio.

La falta de pólvora de los delanteros selló el empate sin goles en el tiempo reglamentario y llevó la decisión a los penaltis.

La final, asistida por 61.017 espectadores, permitió al Mineirao alcanzar un nuevo récord de publico al superar los 58.141 asistentes que vieron la histórica goleada por 7-1 que Alemania le propinó a Brasil en el Mundial de 2014.