¿Qué es lo que ocurre en la habitación de este parador barcelonés?

Los visitantes solo pueden hospedarse en esta habitación si lo piden expresamente

Castillo Edimburgo

Castillo Edimburgo / SPORT.es

Marcharse de vacaciones y descansar es una de las sensaciones más satisfactorias. Pero, ¿qué ocurre cuando te alojas en un hotel en el que el vecino no te deja descansar por ser un fantasma? Si quieres vivir esta experiencia paranormal, no hay que irse muy lejos de Barcelona.

Una de las estancias más famosas en el mundo esotérico y en el ámbito paranormal se encuentra a escasos 100 kilómetros de Barcelona, en el Parador de Cardona. Concretamente, estamos hablando de la habitación 712.

En esta habitación se dice que hay un inquilino permanente y por esta razón, solo se ocupa a petición del propio cliente. La dirección del parador llegó a esta decisión después de escuchar los relatos escalofriantes y las reclamaciones de muchos de sus clientes.

El parador se encuentra en la villa de Cardona, un poblado medieval de estrechas calles y rincones de los que es muy difícil no salir encantado. La construcción medieval ayuda a dar una carga de misterio que rodea al ala oeste del parador, donde se encuentra la famosa habitación 712.

Entre algunas de las experiencias que se han denunciado podemos encontrar gritos, ruidos extraños, grifos que se abren y cierran a placer, muebles que se desplazan, voces que susurran, sueños inquietantes e incluso apariciones de un personaje vestido con ropajes medievales que observa atento desde uno de los rincones.

El misterio es tal que el personal de limpieza suele entrar en pareja para que no hay ningún trabajador solo entre esas cuatro paredes. Ni los animales quieren entrar en esta habitación y huyen despavoridos si ponen un pie por accidente.

El origen de este fenómeno

El origen de este misterio se sitúa en la Edad Media. Se dice que una joven cristiana, Adalés, se enamoró de un musulmán. Para aquella época su relación no tenía futuro y el padre de Adalés, furioso, condenó a su hija a vivir recluida en la torre del parador para el resto de su vida. La joven murió allí llorando de pena y se sigue manifestando en la habitación 712.