El trágico final de Guzmán

Se desplomó en un partido amistoso en Les Corts y poco después falleció en su domicilio tras un infarto de miocardio

El Barça lo fichó del Fortpienc en 1927 para reemplazar a Agustí Sancho; fue un mediocentro que "hacía jugar" al equipo

Una imagen de Ramon Guzmán, jugador y entrenador del FC Barcelona

Una imagen de Ramon Guzmán, jugador y entrenador del FC Barcelona / FCB

David Salinas

David Salinas

El campo de Les Corts, la casa del FC Barcelona entre 1922 y 1957, fue testigo de grandes tardes de gloria. Jornadas inolvidables que dieron lustre, solera y honor a una entidad incomparable. Lógicamente, la llamada entonces catedral del fútbol catalán, también fue el escenario de reveses deportivos que causaron dolorosas y profundas heridas. Pero hubo un hecho que sobrepasó cualquier derrota o decepción: la muerte de Ramón Guzmán.

Ramón Guzmán Martorell nació el 22 de enero de 1909 en Peñíscola (Castellón) y se inició en el mundo del fútbol jugando en modestos equipos del barrio de El Poblet (hoy Sagrada Familia) para pasar por el infantil del Martinenc y el Fortpienc (1926). Y de ahí a las del FC Barcelona la temporada 1927-28 para cubrir la baja de Agustí Sancho como mediocentro. Con el equipo azulgrana fue campeón de Copa en 1928 —final que necesitó tres partidos para definirse—, de Liga 1928-29 —la primera de la historia— y de Catalunya (1929-30, 1930-31, 1931-32 y 1934-35). Disputó 127 partidos oficiales y anotó 3 goles. Guzmán fue uno de esos centrocampistas que “hacía jugar al equipo”. Buen toque de balón, visión del juego, entrega… Y modelo de caballerosidad. Su figura inspiró la creación de una peña barcelonista con su nombre.

Una formación azulgrana del 9 de septiembre de 1934. De pie (de izquierda a derecha): Cabanes, Pedrol, Francàs, Soler, Escolà, Guzmán y Villacampa. Agachados (mismo orden): Ramon, Saló, Raich y Vantolrà

Una formación azulgrana del 9 de septiembre de 1934. De pie (de izquierda a derecha): Cabanes, Pedrol, Francàs, Soler, Escolà, Guzmán y Villacampa. Agachados (mismo orden): Ramon, Saló, Raich y Vantolrà / FCB

Fue uno de los integrantes de la primera aventura azulgrana por tierras argentinas y uruguayas en agosto y septiembre de 1928 y durante su etapa azulgrana alcanzó la internacionalidad en tres ocasiones, todas en 1930, contra Checoslovaquia, Italia y Portugal. Tres victorias. También jugó cinco partidos con la selección catalana. En junio de 1935 el Barça lo dejó en libertad junto a Alcoriza y Soler. Tenía 26 años.

“Viejas Glorias”

Pasó a engrosar las filas del equipo “Viejas Glorias”, una amalgama de jugadores capitaneados por el exbarcelonista Vicenç Piera unidos para demostrar que todavía tenían fútbol en sus botas y, al mismo tiempo, tener ingresos jugando partidos en cualquier punto del territorio catalán. Allí estaban Vidal de Cárcer, Saura, Martí, Castillo, Alcoriza… incluso Samitier y Cros —mito del Europa— se alinearon en alguna ocasión. 

Guzmán encontró acomodo en el Mallorca después de jugar un partido con el Manacor. Con el equipo de Palma fichó como jugador-entrenador, debutando a finales de septiembre de 1935. Piera no le puso problemas, pero le pidió que jugara los bolos que tenía apalabrados. Guzmán fue el primer profesional del equipo balear tal y como se asegura en el “Diccionario de los Jugadores del Real Mallorca”, de Xesc Ramis. Ejerció la doble función hasta la temporada 1937-38 y se desvinculó del equipo bermellón tras el ejercicio 1939-40, muy castigado ya por las lesiones.

La temporada 1940-41 dirigió esporádicamente al España de Llucmajor, pero regresó a Barcelona para emplearse en una fábrica de productos químicos, ejerciendo como técnico del equipo de la misma. El 23 de julio de 1941 firmó como entrenador del Barça y el 18 de agosto dirigió el primer entrenamiento. Se encargó de la preparación técnica y Juanjo Nogués, exguardameta del Barça que se había retirado ese verano, se ocupó de la parte física. Los resultados no acompañaron al que fuera destacado elemento en sus tiempos de jugador y en enero de 1942 fue cesado (le abonaron las mensualidades que tenía firmadas hasta junio) tras un balance de cuatro victorias, dos empates y nueve derrotas en Liga (el Barça era penúltimo). Nogués se hizo cargo del equipo y tuvo mando único. En ese momento el club también designó a Ángel Mur para el puesto de masajista acompañante del primer equipo en los desplazamientos, hasta entonces una misión encomendada a Celestino Ordinas.

El 1 de abril de 1954 (el 28 de marzo había tenido lugar el acto de colocación de la primera piedra del Camp Nou) la afición azulgrana se volcó con el homenaje a Mariano Martínez ‘Rini’, un futbolista catalán de los años 20 que defendió las camisetas del Sants y del Espanyol, entre otros equipos, y era el suegro de Valero, portero del Barça. La jornada festiva, con un programa triple, tuvo un triste y trágico epílogo. El festival futbolístico lo abrieron las Viejas Glorias del Barça contra las del Espanyol (4-3). El segundo acto corrió a cargo de los Veteranos del Barça ante los del Europa (3-2) y el tercero enfrentó a un combinado Barça-Espanyol contra una selección de Segunda y Tercera División (3-2).

Infortunio

En el segundo partido se fraguó la tragedia. Minuto 5. Guzmán, que hacía tiempo notaba molestias cardíacas, sirvió una falta con pase a Parera para que se infiltrara por el extremo y se desplomó de forma fulminante, sufriendo la fractura de la rótula izquierda. Fue retirado del campo con urgencia y en la enfermería fue atendido por el doctor Masoliver, que le enyesó la pierna. Poco después le falló el corazón y fue trasladado en ambulancia a la Mutual Deportiva. En el centro médico no pudieron reanimarlo y se dispuso su traslado a su domicilio, donde falleció a causa de un infarto de miocardio a los 45 años.

Cuando la noticia empezó a circular por los graderíos de Les Corts, el tercer partido fue suspendido en el minuto 15 del segundo tiempo. El féretro de Guzmán, cubierto con una bandera del FC Barcelona, salió de su domicilio (Joan Güell 174) al día siguiente y fue llevado a hombros por sus compañeros hasta la iglesia de Les Corts y de ahí al cementerio de dicha barriada.