Tiempo de reflexión para Vitor Roque

La rutina de Vitor Roque ha cambiado una barbaridad en un espacio cortísimo de tiempo. Aterrizó en Barcelona el pasado 27 de diciembre con apenas 18 años. Se acababa de casar, hacía muy poquito que sabía que iba a viajar a la Ciudad Condal para jugar en el primer equipo del Barça. Se había despedido del club que había sido su segunda casa, el Athletico Paranaense. Muchísimas cosas de golpe. Y todo por asimilar.

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Sin poder casi pestañear, la familia Roque Lins empaquetaba todo en una cantidad ingente de maletones y ponía rumbo a España. El padre, Juvenal; la madre, Hercilia; la hermana, Vitoria. Y la flamante esposa, Dayana. Al poco de poner pie en la Ciudad Condal se dirigía a la Ciutat Esportiva Joan Gamper para conocer a Xavi y a sus nuevos compañeros. En algunos casos, ídolos. Como Lewandowski. En un abrir y cerrar de ojos se veía ejercitándose al lado de un referente.

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LLEGAR Y BESAR EL SANTO

El debut se produjo rápido. Incluso más de lo esperado. Las bajas y el contexto fueron propicios para que Xavi tirara del brasileño. En el 78' ingresaba en el terreno de juego del Estadio Gran Canaria. Y disponía de una ocasión muy clara para estrenarse como goleador. De hecho, en sus dos primeras apariciones marró un par de oportunidades buenas para marcar esa primera diana como barcelonista. Pero se hizo esperar hasta el 31 de enero. Un cabezazo a centro de exterior de Cancelo decidía el choque ante Osasuna (1-0). Éxtasis y felicidad para los Roque Lins.

Fue la semana fantástica para un delantero mineiro que volvió a ver puerta un par de días después contra el Alavés. Entusiasmo desbordado desde todos los sectores. A partir de ahí, lo hemos ido viendo a cuentagotas. Se ha bajado un poco el 'sufflé' y, sin ir más lejos, suma 57' en los últimos seis encuentros.

PRIMER RESPIRO

Este parón le vendrá bien al ex del Paranaense y del Cruzeiro para poner los pies en el suelo, reposar y desconectar. Por primera vez tendrá 4-5 días de relax, puesto que no ha sido convocado por la selección brasileña.

Ya asentado en su nueva casa tras unas primeras semanas en el Hotel Sofía, el delantero, que a finales de febrero cumplió los 19, está como una esponja. En una fase de aprendizaje hasta final de temporada y de estar a disposición siempre que sea llamado a filas. Ya habrá momento de ver con el nuevo entrenador sus opciones de tener protagonismo y si hay que estudiar un préstamo, etc.