Radiografía a la plantilla (1): Ter Stegen, el portero que vino del futuro

Los que conviven a diario con Marc-André ter Stegen (Mönchengladbach, 30 de abril de 1992) coinciden, es el  tipo más metódico del vestuario. “Lo tiene todo controlado, incluso cuando parece que está por otras cosas”.

De pequeño un entrenador al que no le gustaba cómo corría le cambió la vida y le dijo: tú de portero, cuando a él lo que le gustaba como a todos era meter goles. De esa época guarda un golpeo increíble con las dos piernas y mantiene una mentalidad firme e impermeable al error. 

Su ejemplo, Oliver Kahn. “Nunca se desconectaba hiciera lo que hiciera. Claro que le importaba fallar, pero nunca percibías que le afectase personalmente. Así lo veo yo también: una cosa es la vida personal y otra es lo que te ocurra en el fútbol”.

Nadie duda ya de que la portería en el Barça es cosa de Ter Stegen. En su cuarta temporada ha exhibido su mejor versión. El alemán terminó imponiéndose en la competencia con Bravo. Dejó de ser el portero de la Champions y la Copa para lograr el estatus de indiscutible. Y se sacó la etiqueta del mejor portero con los pies para ser reconocido como uno de los mejores del mundo. 

Con solo 26 años ya sabe lo que es ganar la Champions, la Liga y la Copa e incluso ser el dueño de la portería de la selección alemana. Su juego, además, ha dado un salto de madurez minimizando errores. Ter Stegen ya no asume los riesgos de sus primeras temporadas con el balón en los pies, marca diferencias en el uno contra uno y maneja una técnica de laboratorio moldeada en la escuela alemana. 

Toni Kroos, uno de los jugadores claves del Real Madrid y la selección germana, lo tiene claro: Me gusta mucho Ter Stegen. Es uno de los mejores porteros del mundo, y sin duda alguna es el portero perfecto... para el Barcelona. Lo mejor de Ter Stegen es que comete muy pocos errores. Para el Barça es el mejor porque en él comienza el juego, y hay pocos porteros que puedan hacerlo”.

Ter Stegen contribuyó, junto a Bravo, a que el Barça superara sin traumas el adiós de un referente como Víctor Valdés. No parecía sencillo en una posición maldita, especial por el estilo azulgrana, y  para la que hacía falta una cabeza privilegiada como la suya.  Su fichaje es una de las grandes aportaciones de Zubizarreta en la dirección deportiva. Y tanto Luis Enrique como Valverde han confiado en él como un pilar de presente y futuro.

Esta temporada –la que será recordada por el doblete– también ha coincidido con algunos de sus mejores meses con la camiseta azulgrana. El tramo final del curso –con un Barça que ha perdido solidez defensiva– ha penalizado sus números. Pero nadie se imagina ya este equipo sin la fiabilidad de este portero de época.