Ter Stegen: "Si jugara en otro equipo, no sería el mismo"

Javier Giraldo / Dídac Peyret

Antes de que llegue, ya estamos avisados. Le gusta tener las cosas bajo control. “No os vais a dar cuenta, pero está pendiente de todo”. Pasan cinco minutos de las dos y cumple con las expectativas. Presencia imponente, cuerpo tallado de acero y educada seguridad. Llega repeinado y afeitado. Viste blanco y negro. Es alemán. Muy alemán. Y cuando habla mide tanto sus palabras como cuando decide salir de la portería. 

Como muchos porteros, empezaste siendo jugador de campo, ¿qué recuerdos guardas de esa época?

Ha pasado mucho tiempo. Hace quince años ya de eso. Mi objetivo siempre era meter goles, no estar en la portería. Pero después de un tiempo me acostumbré y me gustó mucho la portería, la labor de un portero; por eso estoy contento con el camino que he recorrido.

Tu abuelo era quien te llevaba a los entrenamientos, ¿fue una persona muy influyente para ti?

Mucho, al igual que mi madre. Ellos me llevaban siempre a los entrenamientos; daba igual que lloviese o nevase. Pero nunca se metieron mucho en el día a día del fútbol porque, al final, el que decidía si jugaba o no jugaba era el entrenador. Nunca me presionaron y eso me ayudó mucho.

Tu hermano Jean Marcel te insistía mucho en que chutaras con las dos piernas; ¿dónde jugabáis en esa época?

Sí, él tiene seis años más que yo y me ayudó mucho a formarme. Con dos o tres años empezamos jugando cerca de nuestra casa en un espacio de garajes que había.

Alguna vez has comentado que a uno de tus entrenadores no le gustaba tu forma de correr y por eso te convirtió en portero... 

[Sonríe]. Sí, parece raro pero fue así. Fue difícil para mí aceptarlo al principio, pero fue la mejor decisión que tomé en mi vida. 

¿Qué explicación te dio? 

No le gustaba mi manera de correr… [se encoge de hombros]. Yo tenía nueve o diez años, a esa edad en la que estás creciendo, algunos niños reaccionan de una manera y otros de otra, en mi caso intenté centrarme en ser bueno como portero.

¿Y tuvo una especie de flechazo con la portería?

Lo que no quería era irme del club de mi vida [Borussia Monchengladbach], para mí era lo máximo jugar en ese club. Me sigue ocurriendo lo mismo: me tengo que identificar al cien por cien con el club para dar lo mejor de mí.

Un niño nunca piensa en evitar goles, quiere disfrutar del balón siempre ¿Qué motivación sentías para ser portero?

Me gustó. A los demás no les gustaba tanto, pero a mí siempre me gustó intentar parar, estar metido entre balones, luchar por todo, me gustaba todo eso. Por eso decidí meterme en la portería. No quería irme del club, ni nada por el estilo. Me empezó a gustar cómo me trataban como portero. Me decían siempre ‘lo has hecho bastante bien’. 

Valdés y Mascherano dicen que, más que disfrutar, han sufrido con el fútbol, ¿Ter Stegen lo pasa mal?

Yo disfruto de mi profesión al cien por cien. Cada uno lo vive de diferente manera, pero yo disfruto de cada momento en el campo. Tengo compañeros con los que puedes jugar tan fácil que me permiten jugar como me gusta. Por eso estoy aquí, porque me encanta el fútbol. Tengo muy buenos compañeros: para mí no hay otra manera de vivir el fútbol que disfrutando.

El portero es el jugador más expuesto a los errores. ¿Qué haces para superar los errores cómo los gestionas mentalmente?

Un error es humano, por eso intento tratarlo de esa manera, al final todos fallamos. Siempre hay cosas que se pueden mejorar. Yo siempre quiero evitar los fallos. Hay cosas de concepto; si es un fallo de concepto es diferente a un fallo que llega porque has tomado demasiados riesgos, en este caso sí que se pueden evitar los errores.

Para un futbolista, la cabeza es tan importante como la técnica. Muchos porteros trabajan con un ‘coach’ para superar la presión. ¿Es también tu caso?

Cada uno tiene una personalidad diferente. A mí, por ejemplo, me gusta hablar con mi gente. Por ejemplo cuando estoy en casa con mi mujer. A ella no le interesa mucho el fútbol, pero lo vive como algo personal y eso me ayuda bastante. Como estoy con ella todo el día, me ayuda mucho en este sentido.

La actitud es clave para un portero y siempre mencionas a Oliver Kahn como una influencia. 

Sí, sobre todo por su mentalidad. Nunca se desconectaba hiciera lo que hiciera. Claro que le importaba fallar, pero nunca percibías que le afectase personalmente. Así lo veo yo también: una cosa es la vida personal y otra es lo que te ocurra en el fútbol.