La venganza de Mark Hughes

El partido, rodeado por unas circunstancias muy especiales, apareció en todo momento como una meta inalcanzable. Los peores pronósticos acabaron cumpliéndose y el Barça de Johan Cruyff sumó un fracaso que, no por esperado, fue menos doloroso.

El Barça no llegó a la final en condiciones óptimas. El sábado 11 de mayo podía cantar el alirón si ganaba en el Ramón de Carranza al Cádiz en la 34ª jornada de Liga, pero… ¡perdió 4-0! El equipo andaluz barrió a los jugadores barcelonistas en la primera media hora con tres goles de Mejías, Quevedo y Dertycia. En la segunda mitad llegaría el cuarto. De todas formas, al día siguiente, domingo 12, sí cantó el alirón tras la victoria de la Real Sociedad contra el Atlético (2-1) en Atocha.

El título de Liga, que el Barça no ganaba desde la temporada 1984-85, con Terry Venables, empujó a la directiva a una celebración inaplazable que, a tres días de la final de la Recopa, no hacía presagiar nada bueno. El equipo fue vitoreado en la Plaça de Sant Jaume completamente entregada a los ídolos barcelonistas. El ambiente festivo se adueñó de la afición y de los jugadores, que prometieron “volver el jueves” con el título europeo.

Deportivamente, el Barça afrontó la cita contra el United con dos bajas de gran calado: Zubizarreta, sancionado por acumulación de tarjetas amarillas, y Stoichkov, lesionado (arrastraba un tirón muscular desde el 5 de mayo, en Zaragoza). La baja del guardameta, capitán del equipo, la cubrió Carles Busquets, padre de Sergio, que debutó oficialmente con el primer equipo en una final europea.

En las filas del equipo inglés el peligro tenía nombre y apellido: Mark Hughes. El delantero galés, un tanque por su potencia física y gran dominador del juego aéreo, era el que más interés tenía en ganar el partido. Había sido jugador del FC Barcelona la temporada 1986-87 pero cedido en la siguiente al Bayern de Múnich por su bajo rendimiento en el Camp Nou (solo cinco goles en 37 partidos oficiales). La venganza estaba servida.

Factura dolorosa

Hughes no dejó pasar la ocasión y pasó factura a su ex equipo con un doblete en ocho minutos (en el segundo tanto, ¿arrancó en fuera de juego?). La reacción del Barça –que vistió de azul– no se hizo esperar y Koeman, de falta directa, recortó la diferencia. Los pupilos de Cruyff sacaron fuerzas de flaqueza y, un minuto después del 2-1 llegó el 2-2, obra de Pinilla. El tanto, sin embargo, fue anulado por el sueco Bo Karlson por fuera de juego posicional de Julio Salinas y Txiki Begiristain.

El Barça puso cerco al marco de Sealey, pero lo hizo con más corazón que cabeza. El tiempo, la precipitación y la ansiedad jugaron en su contra. Y, por si fuera poco, en una transición liderada por Hughes, el defensa Nando fue expulsado por agarrar al ‘armario’ gales cuando se dirigía hacia las posesiones de Busquets. Y en inferioridad numérica ya fue imposible…

Cruyff reconoció que “solo jugamos un cuarto de hora y si hubiéramos impuesto nuestro juego como al final, habríamos ganado. El técnico del Manchester, el escocés Alex Ferguson, aseguró que solo respiró tranquilo cuando oyó el pitido final del árbitro porque “me preocupaba que Cruyff se sacara un conejo de la chistera”. El equipo de Old Trafford, que había regresado esa temporada a las competiciones europeas tras el castigo de la UEFA a los clubs ingleses, volvió a saborear un título internacional 23 años después.

Alineaciones

El Barça jugó con Busquets; Nando, Alexanco (72. Pinilla), Ferrer; Koeman; Eusebio, Bakero, Begiristain; Salinas, Laudrup y Goikoetxea. El United, que no hizo cambios, alineó a Sealey; Irwin, Pallister, Bruce, Blackmore; Phlean, Ince, Robson; Sharpe, Hughes y McClair. En el banquillo azulgrana quedaron Serna, Angoy, Soler y Herrera.

El Barça, depresivo, finalizó la temporada sumando dos derrotas en Liga (Real Sociedad, en el Camp Nou, y Real Madrid), un empate (Oviedo, en casa) y una victoria (Logroñés, en Las Gaunas). En la Copa, después de eliminar al Sevilla por un global de 7-0, fue apeado en semifinales por el Atlético de Madrid: 0-2 en el Camp Nou y 2-3 en el Calderón, un partido en el que Ansuategui Roca expulsó a Nando, Ferrer, Koeman y Cruyff. Un triste epílogo para una temporada con alirón liguero.