"Llama a Rubiales, Piqué llama a Rubiales"

La afición de la Real Sociedad recibió a Gerard Piqué en el Reale Arena con tímidos silbidos que fueron creciendo a medida que pasaban los minutos. De hecho, crecieron tanto que acabaron, en la segunda mitad, regalándole cánticos irónicos al grito de "llama a Rubiales, Piqué llama a Rubiales". El episodio protagonizado a causa de los audios cruzados con el presidente de la Federación, Luis Rubiales, han enrarecido el ambiente de LaLiga.

Sin embargo, el jugador siguió siendo, durante el primer tiempo, el mejor defensa de los que presentó Xavi ante los vascos. Dirigió al equipo y mandó desde su zona de influencia. Empujó al equipo hacia arriba y cuajó un buen primer tiempo el día que regresaba tras dos partidos ausente desde que pidiera el cambio en Alemania ante el Eintracht a los veinte minutos.

Sin embargo, a falta de diez minutos para el descanso, en una jugada disputada con Le Normand en la misma línea de gol blaugrana acabó con un golpe del futbolista de la Real Sociedad sobre el catalán. A partir de ahí, el blaugrana hizo gestos de dolor y dio la sensación de pedir el cambio. De hecho, Èric Garcia empezó a calentar, aunque tras cinco minutos volvió al banquillo.

Antes de abandonar el terreno de juego cuando Del Cerro Grande señaló el camino de los vestuarios, Gerard Piqué regaló su camiseta a una aficionada que se la había pedido durante todo el partido con una pancarta. Parecía que no volvería al césped, pero, ante la sorpresa de todos, volvió a aparecer en el túnel de vestuarios e inició el segundo tiempo.