La señal y el ruido

El 'caso Negreira' ha sacado del foco mediático a Xavi Hernández y sus futbolistas

Me pregunto si la Liga puede sobrevivir sin el FC Barcelona

El 'caso Negreira' ha aislado a Xavi y sus futbolistas de cara al clásico contra el Real Madrid

El 'caso Negreira' ha aislado a Xavi y sus futbolistas de cara al clásico contra el Real Madrid / VALENTÍ ENRICH

Robert Moreno

Robert Moreno

Tengo la suerte de ser seguidor y amigo de Marcos Vázquez. Para los que no lo conozcais os recomiendo que os deis una vuelta por su mundo. Es el creador de Fitness Revolucionario. Él me ha abierto camino para poder ampliar mis conocimientos en ámbitos que ya me ocupaban y también en otros que desconocía completamente. Me ha “presentado” a Nassim Taleb, Robert Greene, David Deuscth, Daniel Khanemann, Naval Ravikant y muchos otros autores de diferentes materias que me aportan cosas nuevas para entender mejor mi profesión. Porque al final todo lo relaciono con mi pasión por el fútbol. Ninguno de los nombrados tiene el más mínimo conocimiento sobre fútbol, o eso creo yo. Pero todos ellos me han aportado infinidad de conocimiento sobre el mismo. Su entorno, su desarrollo, su enseñanza, su aprendizaje, etc. De hecho, el título del artículo es el mismo que el último trabajo de Khanemann. Marcos tiene la curiosa habilidad de no quedarse en la superficie de las cosas que le interesan. Habla sobre nutrición sin ser nutricionista, habla sobre entrenamiento sin tener un título oficial (que no sé lo que quiere decir exactamente) y habla sobre estoicismo sin haber vivido en la época clásica. En privado también hablamos sobre economía y sobre la vida, pero sobre eso no ha publicado nada todavía. Y todo lo hace desde la ciencia. Desde la investigación de las evidencias. No se queda en la superficie ni en los titulares. Tiene un espíritu crítico admirable y eso me fascina y genera envidia sana por mi parte.

La lectura de la realidad

Os presento a Marcos porque si seguís las noticias generalistas, el otro día pudisteis ver, leer, o escuchar una noticia que trataba al endulzante eritritol como probable causante del incremento de afecciones coronarias. Una semana después y en solo 15 minutos de podcast, Marcos daba una cantidad de datos y conclusiones en base a esos datos que retrataban las conclusiones del titular mediatizado de los efectos del consumo de eritritol. Mucho ruido y pocas señales auténticas alrededor de una información que puede conducir a generar opiniones totalmente erróneas. Más de un consumidor de eritritol seguro que tiró a la basura los botes que le quedasen en casa.

 Pues bien, el FC Barcelona vive ahora mismo algo parecido con el caso Negreira. Mucho ruido y muchas opiniones sesgadas dependiendo de en qué lado estés, pero pocas señales que ayuden a tener una opinión fundada. No tengo una juicio fundamentada sobre el tema. Creo que los entrenadores no debemos tenerla. Nuestro trabajo es entrenar y sacar rendimiento de nuestros equipos. Tratar de ayudar a ganar partidos a nuestro club. Así que las preguntas a las que tenemos que responder en nuestro día a día no tienen mucho que ver con temas extradeportivos. Evidentemente somos personas y tenemos nuestras opiniones, pero nuestras apariciones públicas no son en representación de nosotros mismos, lo son en representación de un club. Por eso solo deberíamos hablar de nuestro equipo en lo deportivo y de las pocas cosas no deportivas que puedan afectar a nuestro equipo. ¿Cómo afecta esto entonces al equipo? ¿Cómo debe manejar algo así un entrenador? ¿Puede influir en el resultado del próximo clásico?

Aislar al equipo

Desde el punto de vista competitivo, un futbolista de alto nivel busca la excelencia en el entrenamiento visible e invisible (el que se produce cuando no estás entrenando en campo) para poder tener un rendimiento óptimo en los partidos. El entrenador y su cuerpo técnico tratan de dar las herramientas al colectivo que potencien o permitan llegar al partido con la confianza y estado de forma necesarios para competir en su máximo nivel. Es lo que habrán hecho esta semana Xavi y Ancelotti. Lo lógico es que cambien pocas cosas de la dinámica habitual. Cambiar la rutina de entrenamiento o preparación puede producir efectos contrarios al deseado. Es un partido mas en lo futbolístico, pero que tiene connotaciones externas diferentes al resto: es “El Clásico”. Tratas de pasar la semana concienciando a los jugadores de lo que les puede ayudar. No buscas motivar de manera especial. Al contrario, tratas de equilibrar el exceso de activación que pueden tener los jugadores por lo que comporta el partido. Lo haces a medida, porque Busquets o Kross no necesitan lo mismo que Gavi o Tchouamení. Hay mucho ruido alrededor, pero pocas cosas que sean importantes. Pocas señales que merezcan la atención del entrenador y su cuerpo técnico como catalizadores de lo necesario para acercarse a la victoria. Y una de las tareas es alejar al futbolista del foco de presión que se pone sobre ellos en estas semanas. En el caso del Madrid, la forma de no pensar en el partido ha sido la Champions hasta el pasado miércoles. En el caso del Barça, lo está siendo el caso Negreira. La atención que se han encontrado esta semana los futbolistas ha sido considerablemente menor a la de otros clásicos. Todas las tertulias y programas deportivos y generalistas han dedicado la mayor parte de su tiempo al caso Negreira. Y eso es una ayuda porque Negreira no juega el domingo.

Negreira no juega

Los jugadores deberían tener una lectura positiva (quizás sin ser conscientes) de todo este ruido. Han dejado en gran parte de ser el foco de atención. Incluso el propio Xavi debe estar más tranquilo. Le toca responder sobre un tema que desconoce y que además no le debería interesar de manera inmediata. Nadie ha hablado en exceso sobre otros temas deportivos que sí son de su incumbencia. Temas que a los jugadores sí que les pueden sacar del foco. Un grupo de alto nivel en fútbol es una pequeña familia que tiene un sentimiento de arraigo grande. Existen problemas internos como en todas las familias, pero nadie permite que agentes externos al grupo se metan con los miembros del mismo. Si uno sufre, todos se ven afectados en mayor o menor medida. El objetivo del entrenador es que toda la familia esté bien. Por eso, cualquier elemento externo que no afecte directamente a un miembro del grupo es difícil que perjudique de forma perceptible al rendimiento del mismo. Si hablamos del aquí y ahora, Negreira no va a jugar el domingo contra el Madrid. Los jugadores no ven peligrar esa supervivencia ancestral que nos mueve a todos y que nos hace tomar decisiones en última instancia que pueden ser socialmente poco aceptables. Nadie va a perder su trabajo ni recibir un castigo por lo que le sucede al club en este momento.

Más días de preparación no implican una ventaja

Se podría llegar a pensar que el Barça tiene ventaja porque lleva toda la semana preparando el partido, pero es una falacia. Fisiológicamente un jugador necesita entre 72 y 96 horas para poder decir que está totalmente recuperado respecto al último partido. Así que tanto Madrid como Barcelona van a contar con esa ventaja. Más días no implica, en el caso de una liga regular mejor preparación. Si no tienes una base generada como equipo, poco puedes hacer en unos días. Cambiar comportamientos implica repetición, y las sesiones de entrenamiento que un futbolista puede hacer en una semana están limitadas, por eso poco se puede hacer aunque tengas un par de días más de preparación. Los pocos detalles que quieras modificar sobre la base ya trabajada, los puedes modificar desde la sala de vídeo y con trabajos sobre el terreno de juego que no impliquen fatiga. Es más, si nos ponemos puntillosos, más días de preparación pueden ser hasta contraproducentes: un mayor número de días con el foco en un partido puede comportar un desgaste emocional que puede llegar a ser perjudicial. Foco que se acrecenta si no hay ruido respecto a otros temas como sucede ahora con el FC Barcelona.

Los riesgos de matar a un gigante

No me atrevo a decir cómo acabará el caso Negreira para el Barcelona. Creo que nos falta mucha información y escuchar a todas las partes. Tampoco es pública toda la información, por lo que es difícil opinar sin correr un alto riesgo de equivocación. Solo me atrevo a hacer un par de reflexiones. La primera tiene que ver con algo que escuchamos estos días sobre los bancos que están cerrando o siendo rescatados por los bancos centrales. Cuando en un sistema existen elementos de una magnitud considerable, como pasa en España con la banca (4 grandes bancos dominan prácticamente la totalidad del negocio), resulta casi imposible que desaparezca alguno sin que desaparezca el resto. Son los contagios que se producen por las relaciones establecidas en el sistema. Por eso, y trasladándolo al fútbol, me pregunto si LaLiga podría sobrevivir sin el FC Barcelona. No tengo una respuesta, pero sí una idea de lo que supondría. ¿Cómo se venderían los derechos televisivos? ¿Qué pasaría con la Supercopa de España comprometida para que estén siempre Barcelona y Real Madrid? ¿Qué harían sin “El Clásico”?

Por otro lado, y es algo muy identificable en otros ámbitos de la sociedad, cuando se ataca de forma virulenta a un grupo o club, sea el que sea, se consigue unir más a ese grupo. Si me das un enemigo común es más fácil generar adhesión e implicación en cualquier colectivo. Además el FC Barcelona tiene 124 años de historia. Ha sobrevivido a momentos mucho más críticos. Está más allá de las personas que lo dirigen o de los aficionados que lo apoyan. Como dice mi estimado Nassim Taleb, el Barcelona es antifrágil.