Historia SPORT

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Ronaldo, un presidente carismático con un proyecto profundo

El brasileño ha transformado al Valladolid en todos los sentidos: ha redirigido el rumbo de un transatlántico que hace tres años naufragaba por el océano

El mítico exdelantero es un líder que no deriva responsabilidades, sino que las reclama

Ronaldo, presidente del Valladolid

Ronaldo, presidente del Valladolid / EFE

Jordi Carné

Jordi Carné

Cuando en 2018 compró el 51 por ciento de las acciones del Real Valladolid, Ronaldo puso en marcha un proyecto “competitivo, transparente, revolucionario y social”. La leyenda brasileña se comprometió a impulsar el Pucela y, de momento, está cumpliendo con su palabra con la misma fidelidad a la que acudía a su cita con el gol cuando se vestía de corto. El exfutbolista, ahora convertido en empresario con voluntad de triunfar en el mundo del fútbol, ha potenciado al club vallisoletano en todos los aspectos; lo ha adaptado al siglo XXI al mismo tiempo que lo ha alejado de la peligrosa tendencia que iba camino de consagrar al equipo en Segunda División; y, por encima de cualquier cosa, ha situado a la entidad y a la ciudad en el mapa.

Ronaldo ha transformado el Valladolid en todos los sentidos. En menos de tres años ha mejorado la imagen del club al exterior con una potenciación del área de marketing, ha modernizado sobremanera las infraestructuras, sobre todo las referentes a un Nuevo Zorrilla que permanecía intacto desde su construcción en 1982 (y cuya compra está negociando en la actualidad) y a la Ciudad Deportiva, y ha dinamizado la economía hasta el punto de cerrar 2020, el año del coronavirus, con un superávit de casi 10 millones. Institucional y socialmente, el empujón aún ha sido más importante. La sombra del mejor delantero de la historia ha llegado al palco. Se hizo con un transatlántico que naufragaba en el océano y ha sido capaz de redirigir su rumbo.

Según David Espinar, su hombre de máxima confianza en los despachos junto con Matthieu Fenaert, Ronaldo es un presidente “muy implicado” e “inspirador”. “Le reportamos cualquier novedad que hay. Él pregunta, se interesa, controla activamente la política deportiva... Existen otros aspectos en los que no interviene tanto, pero le gusta estar al día de todo. Está en contacto permanente y directo con el entrenador y los futbolistas, pero deja trabajar a todo el mundo”, asegura el director del Gabinete de Presidencia del Valladolid a este diario. Es un máximo mandatario que no deriva responsabilidades, sino que las reclama, pues “quiere que la gente sea consecuente con sus actuaciones”. Espinar y Fenaert forman parte de un pequeño Consejo de Administración –sin directivos a la vieja usanza– en el que se fía incondicionalmente. “Él quiere rodearse de personas muy trabajadoras y eficientes”, apunta el primero.

Un presidente de trato fácil

La mano derecha del mito brasileño, que tiene a Florentino Pérez como uno de sus modelos a seguir y se fija en otros dirigentes con los que trabajó durante su carrera, destaca su “ambición” y el carácter “algo revolucionario para lo que es el fútbol hoy en día”. Celebra que el Valladolid no lo haya frenado: “Si el club no asimilara su ambición, sería muy difícil tirar adelante. Cuando él llegó, la entidad tenía otra forma de hacer, pero poco a poco se está adaptando a su mentalidad. David Espinar, que reivindica que “una figura mediática no deja de ser un adorno si no va acompañada de un proyecto atractivo como es su caso”, manifiesta que “para mí es muy sencillo tratar con él” porque “sabe escuchar y rectificar cuando ve que se ha equivocado”. “Si está seguro de algo, sin embargo, va a por ello sin titubear”, deja claro en relación a su determinación.

El director del Gabinete de Presidencia defiende a Ronaldo en el que para muchos está siendo el punto a mejorar de su mandato: su escasa presencia física en la ciudad, sobre todo en los momentos en los que deportivamente las cosas no han ido demasiado bien. “Cuando ha tenido que estar, ha estado. Nunca ha hecho dejadez de sus funciones, es muy responsable con sus inversiones. Se puede trabajar y hablar con personas telemáticamente. Ronaldo no es una persona populista, pero tampoco creo que los aficionados le hayan pedido que lo sea”. Samuel Galicia, periodista y creador de contenido, recuerda la pancarta de la temporada pasada en la que los seguidores vallisoletanos se quejaron “de que el presidente estuviera en Brasil subiendo publicaciones en Instagram mientras el equipo estaba en descenso y no jugaba nada”. “En una rueda de prensa le preguntaron por esto y, por su forma de responder, pareció que no sabía de lo que le estaban hablando”, añade el también comunicador Diego Rivera.

Para ambos, la figura de Ronaldo es más representativa que ejecutiva. "Espinar es el que da la cara cuando Ronaldo tiene otros compromisos. Él tiene un núcleo muy cerrado, formado por personas en las que confía ciegamente porque saben lo que quiere y porque no necesitan la presencia del brasileño para hacer funcionar al club. El exjugador es la cara visible, el buque insignia de un proyecto muy profundo”, opina Galicia, mientras que Rivera agrega que “sus intenciones son ambiciosas, pero están yendo poco a poco. Por ahora, los cambios han llegado más en infraestructuras que en otras cuestiones. El pasito deportivo está siendo más suave de lo esperado”. Y es que Ronaldo llegó con la Champions League entre ceja y ceja y, de momento, no ha dejado de coquetear con el descenso: “Generó unas expectativas demasiadas elevadas para lo que ha acabado pasado sobre el terreno de juego. La plantilla es la que es. Es complicado ganar la guerra con tirachinas”.

Un legado más allá de los éxitos deportivos

“Los condicionantes de la suerte y las lesiones no nos han ayudado a estar mejor”, considera Espinar, que recuerda que Ronaldo “ya ha dicho muchas veces que es partidario de tomar la decisión sobre la continuidad del entrenador a final de temporada y está siendo fiel a esa forma de pensar pese a las presiones de la opinión pública que ha recibido”. Sergio González (técnico) y Miguel Ángel Gómez (director deportivo) forman una estructura que de momento el presidente del Valladolid no tiene previsto modificar aunque la gestión del vestuario y el desarrollo de una determinada ideología futbolística no esté dando los frutos esperados.

Más que un proyecto deportivo, Ronaldo quiere dejar en Valladolid un legado, que lo recuerden como un hombre que ha dotado al club y a la ciudad de todas las cosas necesarias para crecer. De momento, no cabe duda que lo está consiguiendo. Su éxito final, como en muchas cuestiones de la vida, dependerá de hasta dónde esté dispuesto a llegar. Ha reconocido en más de una ocasión que su etapa en el Pucela no será eterna. De hecho, hace pocos meses amplió su presencia accionarial al 72,7 por ciento, un movimiento que se asoció a una posible venta en el futuro teniendo en cuenta que su control de la entidad ya era absoluto. Al fin y al cabo, sin embargo, todo empresario busca hacer negocio cuando hace alguna inversión.