Riqui Puig, atado al Barça

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Lo van a matar, un día lo van a matar”, avisa preocupado alguien que convive a diario con Riqui Puig en la Ciutat Esportiva. La caza se reanuda cada fin de semana, pero, pese a su 1,69 de altura y sus 56 kilos de peso, sigue vivo y guerreando. Su físico aparentemente frágil y su alegría desacomplejada no debe confundirse con una personalidad infantil. Nada de eso hay en un futbolista que derrocha toneladas de talento, muy ambicioso, que tiene las ideas muy claras y, sobre todo, aliña todas sus virtudes con un sentido común disfrazado de paciencia y fe absoluta en sí mismo.

NO ES LA SEGUNDA B

El Barça B ya ganaba 3-0 al Orihuela hace quince días cuando, en el minuto 90, Javi Llor, Nacho Porcar y Pedro Inglés fueron a por él. “Por lo civil o por lo criminal”, como dijo en su día refiriéndose a Messi un pseudoperiodista madrileño. Riqui acabó derribado tras una triple entrada salvaje. Solo Pedro Inglés vio la amarilla. Una semana después, en el campo del Llagostera y con 1-1 en el marcador, arrancaba con potencia por la banda cuando Anselm Pasquina, sin  opción tocar balón, se fue a por su tobillo derecho. Bingo. Riqui dejó el campo en camilla; Pasquina vio la roja directa, pero solo descansará un partido.

Existe  cierto  consenso, dentro y fuera del Barça, de que el riesgo de sufrir una lesión que comprometa su carrera es alto. Él, en cambio, no le teme a nada y su respuesta sigue siendo exhibir una sonrisa con la que esconde al competidor extremo. “Ni es un niñato ni es un pijo”, niegan en el vestuario ante quienes le ven así, incluidos sus rivales . Argumentan que, pese a que su fútbol está impregnado del método académico blaugrana, Riqui “engaña” porque a su evidente clase añade “un punto de fútbol callejero que descoloca”. Traducción: no solo no se asusta, sino que le va la marcha y es capaz de desquiciar a cualquiera cuando con el balón, pero también verbalmente. “Lo que pasa en Segunda B puede pasar perfectamente en Primera. Eso sí, la repercusión sería diferente”, concluye la misma fuente. De ahí que ni club ni jugador vean en una hipotética cesión la solución definitiva.

NO SE MUEVE

Pudo salir en verano, recién cumplidos los 20 años. Le hablaron de Betis, Eibar, Zaragoza, Al-Sadd, Ajax... Opciones de cesión hubo muchas, también le preguntaron cómo vería un traspaso...  Riqui ni siquiera sintió la necesidad de consultarlo con la almohada. Un “no” decidido como respuesta. No le hizo falta insistir en ello porque sus planes coincidían con los del club, que paralelamente negó la salida a futbolistas importantes del filial. El caso más evidente fue el de Abel Ruiz, pero no fue el único veto porque el objetivo es regresar a Segunda. Solo Miranda y Oriol Busquets, por contrato, pudieron marcharse cedidos. “No me iré cedido. Como dice mi padre, fuera del Barça hace frío y de aquí no te puedes ir si no te echan”, dijo a principios de mayo en una charla con el ‘youtuber’ Koko DC. Nada ha cambiado desde entonces y, pese a que el Barça volverá a poner encima de la mesa las propuestas de cesión que sigue recibiendo por él en enero, sus argumentos para rechazarlas serán los mismos.

SAMPER COMO REFERENCIA

Más allá de sus convicciones, Riqui tiene muy presente la trayectoria de Sergi Samper tras ser cedido al Granada. Siente que la mejor manera de seguir creciendo es el Barça. Nació programado para el fútbol que se juega en el Camp Nou y cree que no hay alternativas fiables lejos de él. Seguir picando piedra en Segunda B no es ningún problema para él. Ya demostró no tener prisa cuando llegó al Barça por primera vez, a los trece años y siendo cadete. Hubo opciones de abandonar antes el Jàbac de Terrassa, donde lucía el ‘10’ y era el capitán, pero dio el paso cuando sintió que había llegado el momento.

PUERTAS ABIERTAS

Este es su tercer año en el filial y, aunque reconoce que "me gustaría estar en la plantilla del primer equipo”, no pierde de vista los ejemplos de Busquets y Pedro, que debutaron cumplidos los 20, o el de Puyol, que lo hizo a los 21. Todos ellos le sirven de inspiración y motivación. “Siempre ve el vaso medio lleno”, explican en el vestuario del filial. Por eso le da mucho valor a haber jugado ya tres partidos oficiales en el primer equipo (Cultural Leonesa en Copa y Huesca y Celta en Liga), haber entrado en cinco convocatorias, jugar dos Gamper y formar parte de la gira por EEUU en 2018 y las de Japón y Estados Unidos el último verano.

AJENO AL DESANIMO

Más allá de los números, se siente más que preparado para aprovechar su momento.  Eso explica que en los primeros meses sienta cierta decepción por no estar entrando más en los planes de Valverde. Las circunstancias no juegan a su favor. La salida de Rakitic se frustó, las lesiones castigaron la línea de ataque y la situación de Aleñá no ayuda: sería difícil explicar su presencia mientras el de Mataró siga desaparecido. La Copa arranca para el Barça en enero y Riqui volverá a tener oportunidades. Esa es la intención del técnico y ese es el objetivo del jugador, aprovechar cada mínuto con el primer equipo al máximo y sin desánimo. Cree estar donde le toca, sin pretender adelantar acontecimientos ni quemar etapas que deben ser saboreadas. Le toca seguir conformándose con entrenarse de forma habitual junto a Messi y compañía. Algo menos que la pasada temporada a estas alturas, pero siendo aún, en palabras suyas, “un privilegiado”.