Mir, la apuesta de Weisweiler

Extremo con velocidad y desmarque, aprendió de Escolà, Tort, Laureano Ruiz y Aloy antes de llegar al Camp Nou. Su marcada personalidad lo llevó a dejar el fútbol a los 27 años

Debutó con el técnico alemán con 19 años después de llegar a la cantera azulgrana con 12

Una imagen de Mir con la camiseta azulgrana. El canterano hizo realidad su sueño de llegar al primer equipo desde el fútbol formativo

Una imagen de Mir con la camiseta azulgrana. El canterano hizo realidad su sueño de llegar al primer equipo desde el fútbol formativo / HORACIO SEGUÍ / FC BARCELONA

David Salinas

David Salinas

Miguel Mir Genés vio cumplido el sueño de llegar al primer equipo del FC Barcelona con 19 años. Desde los 12 luchó para conseguirlo defendiendo las camisetas del Infantil, Juvenil y Barça Atlètic en una época en la que ascender en el fútbol formativo azulgrana era casi un milagro.

Nacido el 24 de marzo de 1956 en Sant Adrià de Besòs (Barcelona), empezó a jugar en los llamados campeonatos de calle. Su fútbol, vertical y rápido, más técnico que peleón, cautivó a los cazatalentos del Barça. En el equipo de la calle Calvell había uno que la tocaba muy bien y, además, marcaba goles...

Un emisario del Barça se personó en la fábrica donde trabajaba su padre y lo citaron para una prueba, que superó. Mir, en 1968, entró en la cantera barcelonista. Su primer entrenador fue el mítico Josep Escolà, el ‘catedrático del fútbol’. Trabajó después con Oriol Tort, que lo mandó al extremo izquierdo, y con Laureano Ruiz, con el que se proclamó campeón en categoría Juvenil.

Mir alcanzó el último peldaño antes de llegar al primer equipo la temporada 1974-75 para ponerse a las órdenes de Lluís Aloy, exjugador del Barça que se hizo cargo del filial en Preferente y lo ascendió a Segunda, manteniéndolo varios años. En su primer año el Barça Atlètic firmó una espectacular campaña en la Copa, apeando al Castilla, Salamanca y Hércules (los dos últimos de Primera División) para caer en octavos contra el Atlético.

En la cumbre

A finales de noviembre de 1975 ascendió al primer equipo, con Hennes Weisweiler como entrenador. El técnico alemán no podía contar con Carles Rexach, lesionado, y ante la falta de gol y el traspaso de Cos al Burgos, brindó la oportunidad a Mir, que seguía los pasos de los últimos canteranos en llegar a la cima: Corominas y Fortes. Mir debutó en el Benito Villamarín el 23 de noviembre de 1975 con derrota (1-0) pero fue uno de los destacados. Prueba de ello es que siguió confiando en el joven delantero azulgrana permaneció en el equipo y también fue titular en Atocha. El Barça igualó contra la Real Sociedad (2-2) y Mir fue el autor del 1-2. Weisweiler, antes del partido, lo animó a que no se dejara intimidar por el campo ni los duros zagueros realistas: “Atrévase. Tiré túneles, juegue con confianza, sin miedo…”.

Miguel Mir, en un partido jugado en el Camp Nou

Miguel Mir, en un partido jugado en el Camp Nou / HORACIO SEGUÍ / FC BARCELONA

La buena temporada que hizo en su primer año en el Barça lo impulsó a la selección olímpica que tomó parte en los Juegos de Montreal 1976. Bajo las órdenes de Ladislao Kubala, España, en un grupo de la muerte con Brasil y la RDA –Nigeria se retiró–, no pasó la fase de grupos pese al equipo que armó: Arconada, Idígoras, Juanito, Saura, Esteban (futuro azulgrana) y los barcelonistas Tente Sánchez, Olmo y Mir.

El pulso entre Weisweiler y Cruyff, ganado por el neerlandés, propició el regreso de Marinus Michels y, a partir de ahí, Mir quedó desprotegido. Apenas entró en los planes del entrenador. Jugó el último partido con una alegría: la clasificación para los octavos de final de la Copa de la UEFA ante el AZ’67 por penaltis en el Camp Nou el 2 de noviembre de 1977. Después llegaron las cesiones, primero al Racing (1977-78) y después al Valladolid, (1978-79, en Segunda División).

Regreso y despedida

Volvió a la disciplina azulgrana el curso 1979-80, con Rifé en el banquillo, pero no entró en los planes de Quimet y, además, le pidieron que liberara su ficha para poder incorporar a Julián Rubio. Cesado Rifé por los malos resultados, el nuevo entrenador, Helenio Herrera, se interesó por Mir antes de un Valencia-Barça de la Recopa por andar falto de pólvora, pero Mir, con ficha del filial, no pudo alinearse. El ‘Mago’ se inventó entonces a Canito como delantero centro. Pese a marcar dos goles (4-3) el sorprendente ‘9’, el Barça quedó apeado de Europa.

Mir, desvinculado del Barça, recaló en el Terrassa (1980-81). El fútbol empezó a decepcionarle. Había estado en lo más alto y, de golpe y porrazo, se encontraba en Segunda B y, encima, con problemas en el cobro. Pasó fugazmente por el Sabadell (1981-82, coincidiendo con ex del Barça como Amigó, Bío, Félix o Vilà) y, cuando iba a dejarlo, Lluís Aloy, al frente del Sant Andreu y su entrenador en el Barça Atlètic, lo convenció para que jugara una temporada más (en Tercera). Allí dijo basta. Tenía solo 27 años, pero estaba harto. Mató el gusanillo en el campeonato de empresas con el equipo de Danone, empresa en la que entró a trabajar y se jubiló después de 35 años.

El hermano de Mir, Carlos, que también pasó por el fútbol formativo azulgrana, coincidió en las filas del Amateur del Sant Andreu con Joan Laporta y Sandro Rosell. Ahora Miguel disfruta viendo en acción a dos nietos que siguen su estela: David, en el fútbol base de la Gramenet, y Eric, en el Benjamín del Llefià.