Dignidad... y millones de razones para ganar en Plzen

El Barça no puede permitirse el lujo de mostrar desidia entre otras cosas, porque están en juego 2,8 millones de euros

El partido ante el Viktoria Plzen es una oportunidad para los más jóvenes y para comprobar quién está en el barco y quién no

Así ha sido parte del entreno del Barça previo al partido ante el Viktoria Plzen

El FC Barcelona entrena en el Doosan Arena, estadio del Viktoria Plzen, 24 horas antes de la última jornada de la fase de grupos de la Champions / sport

German Bona

German Bona

No tiene que ser un ‘adiós’, sino un ‘hasta la próxima temporada', pero lo cierto es que esta noche se pone el punto final a una triste y decepcionante Champions para el Barça. La segunda consecutiva. Es el partido que nadie quería jugar, el que sobra en el calendario, pero el simple hecho de vestir una camiseta con la historia de la azulgrana es motivo suficiente para saltar al Doosan Arena, el estadio más pequeño y ante el peor equipo de la competición, y comerse el verde.

Por dignidad... y también por una cuestión de supervivencia económica, porque un club que ha tenido que buscar dinero de donde no lo había, que ha debido activar cuatro palancas para paliar una situación delicadísima, no puede renunciar a 2,8 millones de euros, que son los que se lleva cada equipo por un triunfo en la fase de grupos. Ya se ha perdido demasiado dinero con la eliminación, así que no está permitida la relajación.

No la tendrán, eso seguro, los chavales que Xavi se ha llevado a Plzen. El técnico confirmó que Iñaki Peña estará por fin bajo palos y que Pablo Torre tendrá su oportunidad. Ya tocaba. Marc Casadó, Álvaro Sanz e Ilias Akhomach también estarán ahí, esperando que les llegue su momento. Será un equipo muy joven. Pero también es un buen momento para la reivindicación de otros futbolistas de la primera plantilla que no son habituales y para comprobar quién está en el barco y quién no. 

El ejemplo del míster

Porque Xavi lo dijo en la rueda de prensa previa el enfrentamiento y así lo ha ido insistiendo a los suyos estos días. Cuando él era futbolista, ansiaba jugar todos los partidos, no se quería perder ni uno. Competir por puntos, por los títulos, es importante, pero defender el honor y el orgullo, también. Hay millones de razones para no salir hoy de tierras checas con una imagen de apatía y desidia. Sería la peor decisión que se podría tomar.

Plzen es la ciudad de la cerveza por excelencia. Entre el hotel de concentración del equipo, el Vienna House Easy, y el coqueto y reformado Doosan Arena se erige majestuosamente la fábrica que dio origen a la cerveza que luce el nombre de la ciudad. Todo muy cerquita y accesible. Aquí no puede permitirse el Barça el lujo de otro mal trago, ya sin incidencia clasificatoria pero sí moral, Debe cerrar su participación en el torneo con el mejor sabor de boca posible.

No estará el capitán de la nave, Sergio Busquets, por ver tres amarillas en cinco encuentros, y tampoco Robert Lewandowski por unas molestias en la espalda para desazón del buen grupo de aficionados polacos que se darán cita esta noche para dejar claro, junto a otros 360 peñistas, que el Barça nunca camina solo.

El equipo está obligado a salir de la élite europea con la cabeza bien alta, con siete puntos en la clasificación final del grupo... y 2,8 ‘kilos’ en el bolsillo.