Historia SPORT

Historia SPORT

César jugó en el Camp Nou... con el Elche

El mito culé se presentó en el Estadi en 1960 como jugador-entrenador del equipo ilicitano

La afición azulgrana recibió al leonés, que fichó en 1939 y ya rondaba los 40 años, con una atronadora ovación. El eterno ariete se alineó como central

Una imagen del partido entre el Barça y el Elche del 10 de enero de 1960, día en el que César pisó el césped del Camp Nou. Fue el primer partido oficial entre ambos equipos en suelo catalán, resuelto con goles de Kocsis y Luis Suárez

Una imagen del partido entre el Barça y el Elche del 10 de enero de 1960, día en el que César pisó el césped del Camp Nou. Fue el primer partido oficial entre ambos equipos en suelo catalán, resuelto con goles de Kocsis y Luis Suárez / Vida Deportiva

David Salinas

David Salinas

El primer Barça-Elche de la historia en feudo azulgrana se celebró el domingo 10 de enero de 1960 en el Camp Nou y tuvo una elevada carga emocional. El equipo de Helenio Herrera solventó el duelo con un discreto 2-0, pero el protagonismo se lo llevó, y de qué manera, el jugador-entrenador del equipo ilicitano: César Rodríguez, mito azulgrana que rondaba los 40 años y seguía al pie del cañón en la doble faceta de jugador y entrenador.

El partido tuvo poca historia. El Barça sumó los dos puntos tras una discreta actuación. La fama de conjunto entusiasta e incómodo que tenía el Elche en su estreno en Primera División quedó plenamente confirmada y el Barça, entonces una máquina de convertir goles, solo pudo batir en dos ocasiones al meta Juan García. Sándor Kocsis y Luis Suárez, uno en cada tiempo, fueron los autores de los tantos.

Recibimiento de lujo

César fue recibido con todos los honores. El Camp Nou lo aplaudió efusivamente cuando pisó el césped. No en vano, firmó su primer contrato con el FC Barcelona en su León natal el 20 de julio de 1939 −bajo la conformidad de su padre Bernardo−, hacía más de 20 años, y dijo adiós la temporada 1954-55. Ese primitivo acuerdo incluyó una gratificación de 2.000 pesetas para el joven jugador, nacido el 6 de julio de 1920, y un suelo mensual de 400 pesetas, más las primas por partidos ganados o empatados, garantizándole el Barça un mínimo de 600 pesetas al mes. Igualmente, el Barça se comprometió a “sufragar las matrículas y libros necesarios” para que el jugador pudiera cursar sus estudios en la Escuela Industrial de Barcelona.

El capitán del Elche, que también lo había sido del FC Barcelona en su época dorada, cumplió y dio la cara, aunque por motivos de edad cambió el rol ofensivo por el defensivo. Fue un espectáculo ver la lucha que mantuvo con Kocsis, como él, consumado experto en el juego aéreo. Ambos libraron un espectacular ‘duelo de cabezas’ en el área visitante. Eso sí, la testa del húngaro poblada de pelo y la del leonés, ya en el ocaso de su carrera, evidenciando una acusada alopecia, motivo por el que se ganó el cariñoso apodo de ‘El Pelucas’.

César reconoció al final del partido, en las páginas de ‘Vida Deportiva’ y antes de pasar por la ducha, que el Elche había cumplido el objetivo de perder “por pocos goles. Lo hemos conseguido”. Agregó que, con el empate a cero y cerca del descanso, pensaba que “si el gol no llegaba en el minuto 40, llegaría en el 44. El Barcelona es un conjunto muy superior al nuestro”. Finalmente, el 1-0 cayó en el minuto 43.

El jugador-entrenador del Elche (era la última temporada que se aceptaba este doble cargo por parte de la Federación) admitió que había jugado su último partido en Barcelona y que no seguiría dirigiendo al equipo ilicitano la próxima temporada (fichó por el Zaragoza) porque quería colgar las botas.

Lo cierto es que ya se había enfrentado contra el Barça ante la que había sido su afición, aunque como jugador de la Cultural Leonesa y en Les Corts, concretamente cuatro años atrás, el 8 de enero de 1956. En aquella ocasión, en la que también fue recibido con una atronadora ovación, el equipo de su tierra encajó cuatro goles. Ese día empezó jugando de central junto al gallego Enrique Ponte, aunque acabó de delantero (salió con el ‘7’ en la espalda) cuando el marcador ya reflejaba un contundente 4-0 (minuto 70) para el equipo de Ferenc Plattkó.

En el banquillo

César, barcelonista de corazón, estaba predestinado a volver a Barcelona. Lo hizo la temporada 1963-64 como entrenador del primer equipo, pero su carisma y efectividad como goleador no lo acompañaron en el banquillo del Camp Nou. El Barça se quedó en blanco en su primera campaña al frente del equipo y, en la segunda, un hiriente 5-1 en el campo del Levante a principios de octubre de 1964, motivó que presentara su dimisión después de que la junta directiva impusiera una fuerte sanción económica al técnico y a los jugadores por la goleada en el campo de Vallejo. César se enteró de la decisión de la junta por la prensa y no dudó en dar por finalizada su etapa como entrenador, un movimiento que dejó en fuera de juego al presidente Enric Llaudet. El segundo de César, Vicenç Sasot, se hizo cargo del equipo hasta el final de la temporada, que como la anterior acabó sin ninguna alegría.

El delantero leonés fue un barcelonista acérrimo. Nunca olvidó su sentimiento y gratitud para con al FC Barcelona. Siempre decía que a la entidad catalana “le debo cuanto soy”. En la Ciudad Condal nació su hija y era en Barcelona donde tenía una legión de entrañables amigos y admiradores. En las páginas de ‘Marca’ recordó en aquellos días de nostalgia azulgrana que “vine a jugar a Les Corts por 2.000 pesetas de ficha. Esto ocurrió en 1939, y fue aquel un fichaje que volvería a hacer mil veces que naciera. Barcelona, créeme, está dentro de mí”.