Camino de la resurrección

El Barça de Xavi dejó ante el Atlético su primera gran obra

El primer paso está dado, aunque los equipos en construcción tienen altos y bajos

Xavi: "Hemos hecho 60 minutos muy buenos"

Xavi Hernández, contento con la versión del equipo ante el Atlético de Madrid / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

El pasado 23 de enero parte del barcelonismo entró en pánico. El equipo acababa de ganar al Alavés per 0 a 1 pero su juego defraudó como nunca. Sin intensidad ni identidad. Era el Barça... pero no era el Barça. Quince días después, más allá de los tres puntos sumados ante el Atlético, el seguidor azulgrana siente que algo ha cambiado. El equipo ya está en zona de Champions League pero por encima de todo sintió orgullo de observar que el Barça... volvía a ser el Barça.

¿Es posible que las llegadas de Adama, Dani, Aubameyang y Ferran lo hayan cambiado todo? Por supuesto que no. ¿Ayudan a mejorar? Desde luego que sí, porque elevan el nivel de la plantilla y eso, para un entrenador, siempre es una buena noticia. Cuanta más competencia por una plaza en el once y más competitividad en cada entrenamiento, mejor para el rendimiento colectivo. Sin embargo, la mejora observada ante el cuadro colchonero lleva, también, mucha carga estructural. Habrá que felicitar a Xavi y a su staff por estos quince días de entrenamientos sin competición porque el equipo pareció otro. ¿En qué ha mejorado?

Esta tribuna se hace pesada en la insistencia de un buen juego de posición como base para entender que una casa sin cimientos no es sólida. Ante el Atlético, especialmente durante la primera hora de partido, el Barcelona sorprendió a Simeone por su posicionamiento en ataque. El intervencionismo de Xavi desde el banquillo desequilibró un duelo que, casi sin quererlo, empezó con color madrileño tras el gol de Carrasco a los ocho minutos.

La manta corta del Atlético

La posición de Dani Alves trastocó los planes de Simeone. El veterano brasileño partía desde el lateral derecho, pero cada vez que el equipo recuperaba el balón centraba su posición para jugar de medio centro. Como Joao Félix es poco riguroso en defensa, su cambio de demarcación provocaba un dos contra uno en la zona de creación -Dani Alves y Sergio Busquets contra Thomas Lemar-, hecho que permitía una salida de balón cómoda desde atrás. Cuando cualquiera de los otros dos medios colchoneros, Koke o Rodrigo De Paul, saltaban a igualar fuerzas, a sus espaldas Pedri y Gavi –y a veces, Frenkie de Jong, aunque el neerlandés estuvo bien un poco más atrasado- encontraban los espacios oportunos para crear peligro. Si, como consecuencia del movimiento, un central avanzaba su posición, entonces la superioridad llegaba al interior del área con cualquiera de los tres centrocampistas del Barça, más Ferran Torres, ubicado como falso 9. La posición de Alves generó tanto lío que Simeone tuvo que cambiar el dibujo a los 27 minutos, pasando del 1-4-3-3 al 1-5-3-2 para tratar de parar la sangría de fútbol del cuadro catalán.

Esa acumulación de jugadores por dentro que generaba superioridades en cualquier trozo de campo colchonero permitió un elemento más de ventaja para el ataque del Barça: los uno contra uno de Adama contra Mario Hermoso, en la banda derecha.

El factor Adama

Como ya explicamos el pasado 1 de febrero en esta tribuna (’Adama: el regreso de un especialista’) el escenario ideal para el extremo de L’Hospitalet es recibir el balón al pie, abierto en la banda y cuanto más cerca de la línea de fondo, mejor. Su descomunal potencia le permite superar a sus rivales con las tres primeras zancadas. Al minuto y 45 segundos ya obligó a Hermoso a hacerle una falta. Pero a la segunda, se marchó, y tras una presión -en seguida entramos en este tema- llegó el empate a 1. Y a la tercera, también dribló y tras su centro, Gavi marcó el 2 a 1. Adama marcó diferencias hasta que la gasolina se le acabó. El extremo cerró el partido con seis exitosos uno contra uno de los ocho que probó. 

Como el equipo lo sabía, acumuló juego por dentro y circuló el balón -por cierto, mucho más rápido que en los anteriores partidos- hasta que la situación ofrecía el duelo de uno contra uno. Y partir de ahí, la resolución de la jugada. Adama estuvo espléndido. Y sus compañeros, también, especialmente Gerard Piqué y Sergio, que leyeron perfectamente la necesidad de hacerle llegar rápido el balón a su compañero. 

¿Puede Adama mantener este nivel? Veremos. Lo que es necesario es que el equipo siga preparando el escenario ideal para él. Se trata de un especialista en lo suyo con unas cualidades tan marcadas que se hace dificil de parar. No pudo Hermoso en el 1-4-3-3 ni Carrasco en el 1-5-3-2.

Ataque asimétrico

Algunos aficionados esperaban dos extremos puros en el campo -se especuló, incluso, con la presencia en el once de Dembélé- pero Xavi optó por darle a Gavi el perfil zurdo. Eso sí, con funciones diferentes a las de Adama por la derecha. Y es de valorar el matiz porque la cuestión también ha significado una progresión en el pensamiento de Xavi. El 25-26 de diciembre pasado explicábamos en el artículo ‘Un nuevo plan para Jordi Alba’ las intenciones de Xavi, que ante el Elche contó con el lateral para jugar por dentro ya que Abde actuó aquel día como extremo izquierdo pegado a la cal y, por tanto, eliminando los tradicionales espacios por los que aparece Alba.

Ante el Atlético fue Gavi quien partió de la izquierda pero su intención era clara: convertirse en interior para generar las superioridades de las que antes hemos hablado y regalar la banda a su compañero. No hay duda: más allá del golazo del 1 a 1 Alba, por fuera, es un auténtico tormento para las defensas rivales. Pero atención: Gavi -que es un talento técnico, físico pero también, táctico- supo leer las llegadas de Alba y ocupar los espacios cuando la jugada lo requirió. Así, en el minuto 49 hizo la pared con De Jong y centró para la llegada de Alves en la acción del 4 a 1. Efectivamente, como si de un extremo se tratara...

La presión ordenada

Como el Barcelona atacó ordenado tuvo más facilidades para defender, también, con orden. La posición de Alves con balón permitió a Sergio avanzar unos metros y estar más cerca de los citados De Jong, Pedri y Gavi, en la zona de tres cuartos. De esta manera, cuando el equipo perdía el balón la presión podía activarse de inmediato y como el equipo estaba tan junto, fue muy efectiva. Con un buen juego posicional los futbolistas deben correr apenas distancias de cinco-seis-siete metros para tratar de recuperar el balón. Lo decíamos antes: una recuperación post-pérdida de Adama permitió a Alves cambiar de juego para que Alba empatara el partido. Y así, una vez tras otra hasta el minuto 60, más o menos. En este sentido, un Barça ejemplar. Su actitud sin balón fue extraordinaria recuperando casi tantos balones en el campo contrario -24- como en el propio -32-.

El equilibrio defensivo

Donde Xavi deberá trabajar es en el equilibrio defensivo motivado por los movimientos de Alves. En los minutos 20 y 24, Joao Félix no marcó de milagro. En este sentido es interesante recordar lo que hizo Luis Enrique en 2015 cuando, para compensar al tridente, ideó un centro del campo en el que, como si de un acordeón se tratara, Ivan Rakitic, Andrés Iniesta, Busquets y Neymar modificaban sutilmente de posición para defender el balón. El resultado fue óptimo ya que la temporada acabó con un triplete. No se trata de eso pero sí de trabajar en la fórmula que pueda darle al equipo la seguridad que necesita.

De momento, Xavi protegió la espalda de Alves con un simple movimiento individual, situando a Ronald Araujo como central diestro. A pesar de que el veterano lateral brasileño debía estar pendiente -aunque fuera con el rabillo del ojo- de Joao Félix, la realidad es que el ‘4’ blaugrana, como defensor más rápido del equipo, dobló misión: controlar las llegadas de Luis Suárez por su zona y también las apariciones de Joao Félix. ¿Podría repetir la fórmula Xavi con un equipo que atacara con un extremo fijo, por ejemplo el Real Madrid, con Vinicius? Dificil, ¿no?, pero no impossible. Apasionante trabajo en la pizarra para el técnico del Barça.

¿Tendrá continuidad? Veremos, aunque en los equipos en construcción los altos y bajos son habituales. Además, el Barça jugó de entrada con una mayoría de futbolistas hechos en la Masía -Piqué, Araujo, Alba, Sergio, Gavi y Adama- o con un alto conocimiento de la idea -Marc André Ter Stegen, Alves, Pedri, Frenkie de Jong y Ferran-. Será interesante ver, por ejemplo, el comportamiento de Aubameyang en un escenario con un lenguaje futbolístico extraño para él. Y también, las variantes de Xavi para el partido ante el Espanyol, por ejemplo, sin Alves, sancionado. O con el antídoto que, sin duda, ya está preparando Vicente Moreno. De eso se trata. De crecer.