El Barça esquiva la penumbra

El Barça vence al Levante gracias a Messi

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El Barça da vueltas sobre sí mismo pero no termina de encontrarse. Cada vez que se aleja de la idea (del 4-3-3 con el que reinó) regresa a ella, pero el resultado es una réplica insípida. Desde los tiempos de Guardiola hay muchos Barças, ninguno tan deslumbrante como aquel pero en todos está Messi. 

El mismo que, en su peor versión, sigue teniendo momentos decisivos como ante el Levante. Con un gol que costó lo que no está escrito, que salva los muebles de momento, pero que no esconde una realidad melancólica. El Barça no fue mucho mejor que el Levante en el Camp Nou. Así de tristes están las cosas.

Y eso que Koeman terminó reculando, como le pedían sus futbolistas, aunque solo fuera un ratito. 45 minutos. El tiempo que tardó Koeman en recuperar su libreto, el 4-2-3-1, aunque sin grandes resultados. 

El equipo pierde fútbol en cada partido. Pero sobre todo vitalidad y alegría. Ni rastro de los brotes verdes de los primeros meses del holandés. El Barça vuelve a ser un grupo mustio, al que le costa rebelarse. Ni rastro de la química de equipo.

Hay escenas que definen a un equipo. A menudo la verdad está en los pequeños detalles. Este es un Barça donde los titulares juegan con la mirada en el suelo y los suplentes con los brazos cruzados. Este es un Barça donde cuando intimidan a uno de sus jóvenes no sale un veterano a protegerlo. Este es un Barça sin ánimo de grupo y tan desestructurado como el club.

Messi sobrevivie en la penumbra

Esta temporada, además, no está el mejor Leo. Cansado de ser el sustento del club, y frustrado por no poder irse, Messi se quedó pero no está del todo.Solo hay que ver su lenguaje corporal. Es el Messi de sus días con Argentina.

El que derrochaba frustración en muchas acciones. El que acumulaba agravios en cada jugada. El que lo intentaba todo pero siempre encontraba un obstáculo de más.

Está harto, se le nota y además tiene mala suerte. Pero aún así todavía le queda alguna bala en la recámara como el gol ante el Levante. Ocasiones que antes le entraban con una naturalidad irreal ahora se quedan en el casi. Algo parecido le ocurre al equipo, que tiene ocasiones pero no las convierte.

Al Barça le empieza a pesar la cabeza. Se sabe con urgencias y sin margen para fallar. Y justamente por eso se equivoca más de la cuenta. En un control, en el último pase y en el último remate. 

Tiene mucho trabajo Koeman, que sigue dándole vueltas al equipo. Que busca alternativas para agitar  el grupo y lograr una reacción. No lo está logrando en los últimos partidos. Esta vez sufriendo hasta el final con pocas conclusiones positivas. 

Una de ellas, que el Barça se queda a nueve puntos del Atlético. 

En plena emergencia, Messi dio aire al equipo cuando se temía lo peor. Cuando el equipo parecía aletargado tuvo un arrebato de orgullo. Lo hizo en un Barça con los pesos pesados, pero hecho un lío. Con muchos delanteros pero un nudo en el ataque. Con los Griezmann, Coutinho, Messi y Braithwaite.   

Koeman dejó en el banquillo a Pedri y Riqui Puig. El primero salió en la segunda mitad. El segundo, calentó pero se quedó sin salir. Lo hizo Umtiti para proteger al equipo en unos últimos minutos de sufrimiento. 

Ante un equipo de la zona baja de LaLiga, y en el Camp Nou, el Barça terminó aguantando el resultado con tres centrales. Una victoria y poco más. El Barça pareció un equipo pequeño ante el Levante.