Barça y Real Madrid en el franquismo, ¿quién fue el equipo del régimen?

Ponemos negro sobre blanco en la historia del club blaugrana durante la dictadura franquista, de la mano de cuatro voces autorizadas

Las declaraciones de Joan Laporta y el vídeo respuesta del club blanco en su canal de televisión abren un debate que debería ser inexistente

Laporta: "Todos sabemos que el Real Madrid ha sido favorecido históricamente y en la actualidad. El equipo del régimen"

Laporta: "Todos sabemos que el Real Madrid ha sido favorecido históricamente y en la actualidad. El equipo del régimen" / TWITTER

Adrià Fernández

Adrià Fernández

El franquismo siempre ha estado vinculado al Real Madrid, por mucho que el propio club se encargue de tergiversar y manipular la historia. Su canal oficial de televisión lanzó un vídeo en el que apuntaba al Barça como el equipo del régimen franquista, horas después de que Joan Laporta afirmase en la rueda de prensa para dar explicaciones sobre el ‘caso Negreira’ que los blancos habían “sido favorecidos históricamente por decisiones arbitrales” y de ser “el equipo del régimen de turno por su proximidad al poder”. La guerra está servida, pero la historia también está escrita.

Por este motivo, nos ponemos en contacto con cuatro voces reconocidas y autorizadas sobre la historia del Barça para que nos expliquen cómo se vivió el club blaugrana la época franquista: desde que el bando nacional ganó la Guerra Civil en 1939 hasta que el dictador Francisco Franco falleció en 1975. Xavier Garcia Luque, periodista y coautor de los libros ‘El cas Di Stéfano’ y ‘Barça Segrestat’; Frederic Porta, periodista y coautor de libros como ‘Barça inèdit’, ‘Barça insòlit’ y ‘Barça oblidat’; Carles Santacana, catedrático de Historia Contemporánea por la Universitat de Barcelona y autor del libro ‘El Barça i el franquisme’ y Carles Viñas, doctor en Historia Contemporánea por la Universitat de Barcelona (UB) y Humanidades por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC); ponen voz a este reportaje.

Todos coinciden en la incredulidad y gravedad de dar voz a este relato desde el canal oficial del Real Madrid. Para Viñas “es insultante”, Santacana apunta que se trata de una “operación de poco nivel con argumentos muy pobres, que se les puede volver en contra”; mientras que Porta va más allá tildándolo de una “apología chapucera del terraplanismo de cara a su parroquia" y "un insulto a la memoria de los barcelonistas con conciencia de resistencia”.

El catalanismo por bandera

El Barça siempre ha ido de la mano del movimiento social, político y cultural que ha vivido Cataluña a lo largo de toda su historia. La inestabilidad provocada por la Guerra Civil dejó al Barça en jaque, con la precariedad por bandera, una considerable disminución del número de socios y la rescisión contractual de varios futbolistas.

Su nítido posicionamiento con el movimiento republicano le condujo a sufrir depuraciones con la victoria del bando nacional: la españolización del nombre (de Futbol Club Barcelona a Club de Fútbol de Barcelona), la supresión de la senyera catalana en el escudo, la gira por México y Estados Unidos en 1937 para hacer caja y enjugar el déficit económico de la entidad -que comportó el exilio de varios futbolistas en Centroamérica y otros en Francia-; así como el cambio de directivos para que fuesen afines al régimen entre 1923-1930 y 1939-1946. Tampoco hay que olvidar que, previamente, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, se suspendió la actividad del Barça durante seis meses (aunque fue reducida a tres) por pitar la Marcha Real en un partido de homenaje al Orfeó Català, que enfrentó a los blaugrana con el Júpiter en el Camp de Les Corts.

Una de las máximas de Porta es que “el barcelonismo tiene la asignatura pendiente de conocer su historia si la conociese bien, estaría más orgulloso y tendría más autoestima de pertenecer a este club: por su trabajo democrático de resistencia a las dictaduras”. También explica que en las horas más bajas, el Barça fue “el último reducto de la catalanidad”, aumentando su masa social de 2.000 a 20.000 socios en los años 40.

Dos presidentes ejecutados: homenajeado e invisibilizado

Se da la paradoja que una de las consecuencias de la Guerra Civil fue el asesinato de los presidentes de FC Barcelona y Real Madrid: Josep Sunyol i Garriga y Antonio Ortega Gutiérrez, respectivamente. El catalán se puso al frente del club culé en 1935, poco antes del estallido de la Guerra Civil. Fue fusilado el 6 de agosto de 1936 en Guadarrama, Madrid sin juicio de ningún tipo. El Barça siempre le ha reivindicado y le ha mantenido en la memoria; de hecho, el palco presidencial del Camp Nou lleva su nombre.

Por el contrario, tal y como recuerda Viñas, el Real Madrid se ha encargado de ignorar a Ortega, quien no figura en la web oficial del club ni en ningún documento público del museo –tal y como atestigua Porta-, en un claro ejercicio de memoria selectiva. La versión del club blanco es que no hubo presidente entre 1936 y 1939, pero lo cierto es que un coronel comunista del ejército popular estuvo al frente de la entidad en una fecha indeterminada entres 1937 y 1938. Hasta que el 15 de julio de 1939 fue ejecutado en Alicante mediante garrote vil.

Es de justicia reconocer que el equipo del régimen durante unos años fue el Atlético Aviación, pero no fue hasta 1943 cuando Santiago Bernabéu tomó las riendas del Real Madrid y revirtió esta situación de postguerra, alcanzando a todos los poderes fácticos con su enorme relevancia. “Creó unas juntas directivas que eran pequeños consejos de ministros: para recalificar terrenos, para obtener moneda extranjera, para tener contactos en el ejército franquista… se rodeó de un equipo potentísimo para negociar con facilidad todo lo que necesitase”, dice Luque.

El Barça, mientras tanto, estaba siendo dirigido por pequeños empresarios e industriales del textil elegidos a dedo. La diferencia que se establecía entre los dos clubes era algo más que abismal y esta, evidentemente, también se trasladó al terreno de juego.

Los casos de Di Stéfano y Kubala

Otro de los casos más flagrantes de los poderes del régimen franquista sobre el FC Barcelona fue el fichaje de Alfredo di Stéfano. El club catalán había alcanzado un acuerdo con el futbolista y River Plate en 1953 para fichar al argentino por cuatro millones de pesetas al contado. El Real Madrid llegó tarde para firmarle y optó por comprar los ‘falsos’ derechos del jugador con Millonarios de Bogotá (Colombia no formaba parte de la FIFA), equipo donde militaba el delantero, tras haberse escapado de Argentina. “Papel mojado”, reconoce Luque.

La ‘Saeta Rubia’, sin embargo, se desplazó hasta Barcelona con su familia para enrolarse en el club azulgrana, pero la Federación Española y el régimen pusieron en marcha la maquinaria y orquestaron una operación para que no se llevase a cabo. Había que impedir por tierra, mar y aire que se juntasen Kubala y Di Stéfano en el mismo equipo. El húngaro fichó en 1950 por un “Barça que todavía no amenazaba al club hegemónico”, apunta Santacana.

El caso llegó a altas instancias y se acordó que Di Stéfano jugase en años alternos en Barça y Madrid –siendo el primero de ellos para el cuadro blanco-. Una medida rocambolesca de pies a cabeza de la que ni el propio Di Stéfano estaba de acuerdo. El entonces presidente del FC Barcelona, Enric Martí Carreto, tras haber dado luz verde al pacto y recibir múltiples críticas, presentó su dimisión y el Barça recuperó la inversión realizada, eso sí, a plazos, según indica Luque.

El argentino hizo historia con el Real Madrid, elevó al club blanco a otra dimensión y le condujo a ganar seis Copas de Europa, cinco de las cuales de manera consecutiva. El Barça apostó por no participar en esta competición privada y sí hacerlo en la oficial: la Copa de Ferias, que alzó tres veces. “Se edulcoró la imagen del régimen con los triunfos internacionales del Real Madrid”, indica Porta; mientras que Santacana añade que todo ello fue posible debido a una “clara muestra de la intervención política”.

Las condecoraciones a Franco

El vídeo emitido por Real Madrid TV recuerda que el Barça condecoró en tres ocasiones a Franco y le hizo socio de honor. La primera fue en 1951, con la final de Copa; en 1971, por la subvención que le otorgan al Barça para la construcción del Palau Blaugrana –que también recibió el Madrid porque era una línea de ayudas a la construcción de recintos deportivos-; y la de 1974, porque había una ley no escrita que indicaba que cualquier distinción creada de nuevo, la primera de las cuales debía ser para Franco, como rememora Viñas.

Todos concuerdan en que no hay que olvidar el contexto: vivir bajo un régimen dictatorial, sin libertad alguna, obligó al Barça a subsistir y adaptarse; cosa que no convierte al club catalán en franquista. Luque incluye a la entidad blaugrana entre los “derrotados de la Guerra Civil” y recuerda que estuvo varios meses en manos de una gestora hasta que se le impuso una directiva; saltándose los estatutos del FC Barcelona al no estar formada por ningún socio del club. Viñas recuerda, entre otros, a Manuel Bravo Montero, Guardia Civil y socio del Espanyol, conocido por ser un torturador antimarxista. “Se quiso limpiar y cambiar por completo la imagen del Barça”, apunta. Sin olvidar las declaraciones de Francisco Franco, nieto del dictador, en las que reconocía que "el corazoncito" de su abuelo "era del Real Madrid".

Las relaciones institucionales

Hasta el inicio de la Guerra Civil, como indica Santacana, “las relaciones entre FC Barcelona y Real Madrid eran de una estricta competitividad deportiva, sin más ingredientes”, hasta que con el estallido del conflicto bélico “se añadió el elemento político”. La llegada de Bernabéu al club blanco y el robo de Di Stéfano resquebrajaron la concordia. Desde entonces, las relaciones han ido fluctuando a lo largo del tiempo.

Porta considera que estas dos potencias internacionales “están obligadas a mantener relaciones diplomáticas” o como se dice en la política exterior: “no existen los amigos, sino los intereses”. Viñas va en la misma línea: “Esta dicotomía funciona. Son relaciones fluctuantes, pero los dos clubes se necesitan y se retroalimentan para mantener esta hegemonía en el territorio. Es una relación de amor y odio”, aunque reconoce que “para muchos, es la gota que colma el vaso para romper relaciones”. Con la Superliga de fondo en este nuevo contexto, será importante ver el rumbo que toman Barça y Real Madrid. Ahora bien, para caminar hacia adelante, es necesario recordar el pasado y no falsearlo.