Óscar Camacho, el extremo que estudia aeronáutica y va como un avión

Óscar Camacho, jugador del Unión Financiera Base Oviedo, antes de un entrenamiento

Óscar Camacho, jugador del Unión Financiera Base Oviedo, antes de un entrenamiento / Miki López

Antonio Lorca

Óscar Camacho es de Torrevieja (Alicante), tiene 25 años, ha debutado en la Liga Asobal, ahora juega en División de Honor Plata, en el Unión Financiera Base Oviedo, y en sus ratos libres trata de ir avanzando en su proyecto fin de grado para terminar la carrera de Ingeniería Aeroespacial, antes conocida como Aeronáutica, para lo cual prepara un trabajo sobre drones. "Me gustan todo tipo de aeronaves, la rama por la que fui en la carrera fue la de diseño de aeronaves. Siempre me han llamado la atención los aviones, los cohetes y ahora los drones. De hecho, estoy haciendo mi trabajo de fin de grado sobre drones", explica este extremo derecho que fue el más destacado del equipo carbayón en el encuentro que ganaron (29-25) el pasado fin de semana al Agustinos de Alicante.

Formado en el equipo de su tierra, Torrevieja, Camacho ha ido pasando por varios equipos, como el filial del Puerto Sagunto, llegando a debutar con el primer equipo en Asobal. La pasada temporada jugó en Primera Nacional, en el Romo de Getxo (Vizcaya), y ahora se está consolidando en Plata en Oviedo, priorizando de momento el deporte sobre todo lo demás: "El balonmano es por lo que llevo trabajando toda mi vida, es mi sueño, cumplí el sueño de jugar en Asobal, ahora sigo en Plata, y es por lo que sigo trabajando para competir al mejor nivel que me sea posible".

UNA CARRERA MUY DENSA

Llama la atención que, con tantos cambios, haya podido ir sacándose las asignaturas de una carrera con fama de ser muy complicada, pero él le quita importancia. "Es verdad que es muy densa, tiene mucho contenido, lo bueno es que es acumulativa, vas viendo como curso a curso lo que vas dando se refleja y, por suerte, siempre se me han dado bien los estudios y Aeroespacial me llamó mucho la atención", añade. Tan bien se le dan que a él, con 25 años, le queda el último empujón. "Estoy terminando, me queda el trabajo fin de grado. Siempre he tenido claro que los estudios tenían que ser una parte importante de mi vida, aparte del deporte, y siempre he tratado de compaginarlo todo", explica.

Aunque la prioridad ahora sea el balonmano, es consciente de que el deporte de élite se acaba poco: "Esto no dura toda la vida, a una edad temprana se va a acabar, por desgracia, y hay que tener un plan b, y un respaldo como una carrera, una ingeniería, viene bien seguro".

Dejando los drones a un lado, Óscar Camacho está como un avión: "Tengo mucha garra, mucho corazón, cada minuto que estoy en el campo lo doy todo".