El paso del 'Haiyan' por Filipinas

Fútbol entre tifones

Joaquín Cañas y Rufo fueron testigos directos de la tragedia que ha asolado Filipinas y dejó miles de muertos

Josep Coves

En mi vida había visto soplar el viento con tanta fuerza. Era impresionante oír como silbaba”, asegura Joaquín Cañas, instalado en el piso 31 de su apartamento en Manila y desde donde vivió el paso del tifón ‘Haiyan’ por Filipinas. “El avión parecía de juguete, daba la impresión de que nos íbamos a caer de un momento al otro”, apunta Rufino Sánchez, a quien el ciclón le cogió regresando con su equipo, el Global, de un torneo en Singapur. Joaco y Rufo son dos futbolistas madrileños que desde hace un año y medio juegan en la Liga filipina, donde llegaron de forma casual, y que el pasado fin de semana se vieron sorprendidos por el tifón que dejó unos cinco mil muertos a su paso por la isla.

“Desde diez días antes sabíamos que íbamos a tener un tifón, pero nunca imaginé que iba a causar una catástrofe de tales proporciones”, relata Joaco Cañas, defensa del Loyola Meralco Sparks, uno de los muchos clubs de Manila que forman parte de la competición. Su compatriota Rufo, campeón de Liga y Copa y pichichi de la competición la pasada temporada con el Stallion –club que los dos españoles abandonaron a final de curso–, se encuentra ya en España al no poder jugar la competición de Copa por problemas burocráticos. “Pasé mucho miedo durante el aterrizaje. El avión se balanceaba. Se cancelaron unos 150 vuelos con destino a Manila pero el nuestro no. El avión parecía de papel”, relató el pasado miércoles a SPORT desde su domicilio en Madrid.

Tanto Rufo como Joaco, que fueron compañeros de equipo en la Tercera División madrileña antes de emprender su aventura filipina, destacan que ellos apenas sufrieron las consecuencias del paso del tifón, más allá de las incomodidades propias de la situación. “La suerte, por decirlo de alguna manera, es que el tifón pasó por Manila sin la misma virulencia que lo hizo por Tacloban, la capital de la isla de Leyte. Aquí tuvo una fuerza de nivel 2, nada que ver con las zonas donde alcanzó el nivel 5, el máximo”, explicaba Joaquín Cañas el miércoles a este diario después de haber ayudado a empaquetar comida para los damnificados desde la fundación del Loyola Meralco.

A la espera de afrontar los partidos de Copa, Joaco explica que se mantiene en contacto con conocidos que residen en zonas donde el ‘Haiyan’ devastó todo lo que encontró a su paso. “Ellos sí que lo han pasado realmente mal. Desde muchos días antes estaban presos del pánico y cargando provisiones. Es terrible. La situación es dantesca, no sé que hubiera podido pasar en Manila porque hay muchas construcciones deficientes, casas que parecen de papel”. Rufo explica, con alivio, que solo dos semanas antes del paso del tifón ‘Haiyan’ por Tacloban se encontraba concentrado en esa ciudad para jugar un partido amistoso. “El hotel donde nos alojamos está completamente destruido y eso que era totalmente nuevo. No me lo puedo creer”.

Los dos futbolistas destacan que durante el periodo de prevención los filipinos se tomaron la situación con cierta tranquilidad. “Ellos están acostumbrados a los tifones. Hace dos años tuvieron el Sendong, que causó unos 600 muertos, pero esta vez no ha habido punto de comparación”. Ambos aseguran que el Haiya no va a suponer un punto y aparte en sus carreras. “Estoy muy a gusto aquí. El nivel está creciendo, hay inversiones y se trabaja con las canteras”, afirma Cañas. “Al principio –comenta Rufo– lo veía como una aventura arriesgada, pero es una experiencia única. Conoces otra cultura, otros idiomas, y además la gente es humilde y te aprecia”.