La última curva de Bartomeu

Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça, durante su comparecencia de prensa

Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça, durante su comparecencia de prensa / AFP

Xavi Torres

Xavi Torres

Algo está pasando ahí adentro. Además de la dimisión por dignidad del vicepresidente Carles Vilarrubí -aceptada con mucho placer por el presidente Josep Maria Bartomeu- y del directivo Jordi Monés, tras la última reunión de la junta directiva sucedió algo imprevisto pero muy importante en el departamento del fútbol profesional, no nos olvidemos, el más importante del club. Hoy nos quedamos aquí para su debate.

Pep Segura fue nombrado mánager general del club el 5 de julio, casi al inicio del mercado de fichajes del verano. Costó entender la decisión de la junta porque, en teoría, todo el plan renove ya estaba pensado -y en vías de ejecución- por Robert Fernández, el secretario técnico de la entidad. Era aquello anunciado por megáfono de Bellerín-Verratti-Dembélé. ¿Recuerdan? Luego pasó lo que pasó, tras muchas idas y venidas y a grandes rasgos, los terribles episodios con daño institucional incluido en los no-fichajes de Íñigo Martínez (Real Sociedad), Jean Michael Seri (Niza) y Philippe Coutinho (Liverpool), los descartes de Ernesto Valverde que nadie del club consiguió colocar y las definitivas contrataciones a precios vergonzantes de Semedo, Paulinho y el propio Dembélé. Y no vamos a profundizar en el ‘caso Neymar’, previsto y anunciado por todo el mundo menos por la junta directiva del Barça. Coincidencia generalizada del ridículo perpetrado durante el verano.

Desde el propio club se hartaron de filtrar que los hechos traerían sus consecuencias. Incluso el sector oficialista de los medios de comunicación empezó a avanzar la idea del presidente: Robert sería el mártir. Pues no. Ahí sigue. Le sacó de un entuerto en un momento dado y, por ahora, Bartomeu y sus dudas –van los dos juntos siempre en el mismo paquete- le agradece su gesto. Como a Ariedo Braida. También ahí sigue. Sin función pero renovado. 

El cambio ha llegado en la figura de Albert Soler, director de deportes profesionales, el ideólogo del Barça de Bartomeu, para entendernos, el número uno de la estructura deportiva de este proyecto. El presidente no lo ha explicado pero en materia de fútbol, Segura y el resto de técnicos ya no van a dar más explicaciones de lo que hacen o dejan de hacer a Soler sino directamente al CEO, Òscar Grau. Ni en contenido futbolístico ni en economía. El expolítico se dedicará al resto de las secciones, pero no al fútbol. Se trata en definitiva, de una curva más en el trayecto de Bartomeu por darle ¿coherencia? a su gestión en la parte más importante del club, el fútbol, ese gran desconocido hoy en Can Barça. ¿Y este movimiento es importante? Ya lo veremos pero visto lo visto hasta hoy se antoja, como mínimo, absolutamente necesario.

iniesta y las raíces

No hay debate. La trayectoria de Iniesta es tan indiscutible que su renovación eterna ha sido bienvenida por el barcelonismo. ¿Se aprovechará del contrato alargando su carrera más de la cuenta? No hay dudas sobre su honestidad. Y dicho esto, don Andrés lo dejará cuando haya un entrenador que no lo ponga. Así de simple. La ley del deporte. ¿Y qué hará cuando se retire? Pues ya se verá. Parece que el balón, sin duda, le daría la bienvenida, pero hablar hoy del futuro no tiene ningún sentido. ¿Le querrá en su equipo de trabajo el entrenador de turno? ¿Servirá para la secretaría técnica? ¿Será un buen educador para La Masia? ¿Lo acabarán convirtiendo en un visita-peñas? Veremos. Paciencia. Como el fútbol lo devora todo -también, las buenas intenciones-, lo mejor será esperar al terrible día de su adiós. Y mientras tanto, a disfrutar viéndolo cada día que juegue.

La renovación para siempre de Iniesta debería ser, también, un excelente mensaje para todos los niños y niñas que juegan en el fútbol base del Barcelona. Así que, dado este primer paso, hace falta el segundo: volver a la excelencia en la captación, en la formación y en la educación de una metodología que es única y exclusiva en la entidad azulgrana para todos los aspirantes a futbolistas del Camp Nou. Porque, como dice siempre el maestro Laureano Ruiz, no hay árboles sin raíces de la misma manera que no puede haber éxito en el fútbol profesional sin una base bien organizada. Pues eso.