Habrá que dar las gracias a Neymar

Neymar, en la fiesta de su cumpleaños en París

Neymar, en la fiesta de su cumpleaños en París / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Sinceramente, creo que a estas alturas de la temporada ningún barcelonista echa de menos a Neymar. El equipo bate récords de imbatibilidad, Messi no le necesita para seguir fabricando/inventando/dirigiendo el mejor fútbol del mundo y ni al propio Leo ni a Suárez les hace puñetera falta para seguir marcando goles por un tubo. Tampoco para el nuevo entrenador ha supuesto ningún problema su ausencia. Es más, a Valverde le ha hecho un favor. No sé qué idea tenía en la cabeza el técnico cuando llegó al Barça con la certeza de que el tridente era intocable, pero sí sé que el sistema que ha armado a raíz de la fuga de Neymar ha dado al Barça una consistencia y efectividad que no tenía anteriormente. Valverde se encuentra cómodo con el planteamiento táctico, flexible, cierto, pero con tendencia al equilibrio y mayor seguridad en la contención que solo un cuarto centrocampista podía darle y eso era altamente complicado, por no decir prácticamente imposible, conseguirlo con Neymar en el equipo. Sacarle a él o a Suárez del once titular por sistema hubiera sido una decisión de alto riesgo y una fuente segura de problemas y conflictos internos. Probablemente, Valverde hubiera tenido que ir más despacio en la evolución hacia el Barça actual. Y no es que un servidor pretenda cargarse el sistema del tridente, pero es una evidencia que la temporada pasada parecía agotado y que el dibujo actual del equipo se presenta como imbatible. Cierto que la lesión de Dembélé le dejó también sin la tercera pata del nuevo tridente, pero convendrán que a efectos de decisiones, no es lo mismo rotar a Dembélé que a Neymar. A partir de ahí, Valverde ha conseguido recuperar una banda izquierda de alto voltaje, con la irrupción de Alba, que con el brasileño delante tenía menos espacio, y la recuperación de Iniesta, cuya sociedad con el propio Alba y, por supuesto, Messi, conforma ahora un nuevo tridente de altísimo rendimiento y efectividad.

Pero hay más. Neymar dejó 222 millones de euros en caja, lo que ha permitido sufragar económicamente el obligado cambio de ciclo que igualmente había que afrontar. Dembélé y Coutinho son dos refuerzos de lujo, de primerísimo nivel, cuyo valor se verá en el futuro inmediato dada la desgraciada racha de lesiones del francés y la llegada a mitad de temporada del ex del Liverpool. Y luego están los efectos colaterales, el Neymar gallito que se marchó del Barça precisamente porque no podía aguantar más a la sombra de Messi. El Neymar ávido de dinero, con papá, tois y fiestas de cumpleaños y las que no son de cumpleaños, que de todo hay y había; el Neymar estrella que a las primera de cambio se enfrentó con Cavani en el PSG. En este punto hay que agradecerle que supiera tener atado y escondido a su ego durante su estancia en el Barça. Sin duda sería porque sabía que si iniciaba un pulso, y no digamos ya una guerra, con Messi lo tenía absolutamente perdido. Así que si para mostrar al verdadero Neymar tenía que irse a otro lado, bienvenida su fuga, todo esto que nos hemos ahorrado. Vistos los incendios que se han producido en el PSG, no parece que Neymar tenga la suficiente madurez para ejercer de auténtico líder sin pisar callos en una plantilla con otras estrellas que, sin embargo, no se pueden comparar ni de lejos con las del vestuario del Barça. Total, que aún habrá que darle las gracias por su tocata y fuga del Camp Nou.