Nani Roma: "Para ganar primero te lo tienes que creer"

Nani, en un descanso antes de iniciar el largo periplo por Sudamérica

Nani, en un descanso antes de iniciar el largo periplo por Sudamérica / J.Mª Arolas

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Nani Roma, uno de los tres pilotos de la historia del Dakar que han ganado la prueba en moto (2004) y en coche (2014), afronta una edición repleta de cambios. Con Álex Haro como copiloto, el piloto español ha cambiado Mini por Toyota, un coche con el que ha competido ya algunas carreras este año y con el que ha hecho muchos kilómetros de test y que le ofrece las máximas garantías. Llega la hora de la verdad.

Después de una etapa en Mitsubishi y otra fructífera en Mini, marca con la que en 2014 logró ganar el Dakar, afronta una nueva aventura de la mano de Toyota.

Cuando cambias de equipo siempre es delicado, ya que tienes que aprender muchas cosas, conocer gente nueva y más si llevas mucho tiempo con un mismo vehículo. Todo ello se complica si el nuevo coche usa otra motorización, que hace que el coche sea diferente de conducir, pero soy de los que pienso que los cambios son positivos. Me he encontrado con un coche excepcional, fiable, con el que he podido trabajar en la puesta a punto y que en el último Rally de Marruecos fue muy competitivo.

Ha estado seis años con Mini, ha ganado el Dakar con ellos, ¿fue fácil o difícil cerrar la etapa?

La oportunidad de conducir coches muy competitivos para ganar fue maravillosa y les estoy muy agradecido por ello. Cuando se retiró Mitsubishi iniciamos con Peterhansel un proyecto con el único objetivo de construir un coche ganador y Sven Qvant nos puso las herramientas. El éxito se comprueba en las estadísticas y el coche ha ganado ya cuatro veces, con lo que me he ido con la cabeza bien alta, satisfecho del trabajo que hemos hecho a lo largo de estos años.

Un cambio radical. De un coche a un todoterreno, de un motor diesel a uno de gasolina… equipo distinto.

Los coches se fabrican en Sudáfrica, en la sede de Overdrive en Bélgica se coordina la logística y se desarrollan. El equipo está pensado para hacer carreras, con gente que le gusta la competición, que las carreras están por delante del negocio y las sensaciones son inmejorables. El objetivo es convertir el Toyota en un coche ganador y poder luchar por la victoria junto a Nasser y De Villiers.

Toyota compite en el Dakar desde hace años, pero siempre se han mantenido en un segundo plano. Ahora parece que el escenario ha cambiado, sobre todo teniendo en cuenta que Al-Attiyah ha ganado todas las carreras en las que ha participado con este coche y la Copa del Mundo.

Muchas veces lo más importante es que uno se crea que lo puede hacer, es el primer paso para ganar. Eso, evidentemente, tiene que ir acompañado por un buen coche y un buen equipo, pero cuando tienes una buena base, has podido trabajar en la dirección que crees mejor para ser competitivos y crees que puedes hacerlo es un plus. Nasser ha hecho un año excepcional, con un ritmo muy alto desde el primer día y a ello le ayuda el gran número de carreras que hace. Creo que lo podemos hacer, pero con toda la humildad de la carrera. La carrera será difícil, con rivales muy fuertes, especialmente en Peugeot, y también por la propia dureza de la prueba.

Toyota anunció primero que correría con un buggy 4x2 al estilo Peugeot, pero la final lo hace con el 4x4 tradicional…

Cuando empezamos a hablar con Overdrive me dijeron que había la posibilidad de que se hicieran unos buggies y yo estaba convencido de que me hablaban del 2018. Desde el primer momento tenía claro que yo tenía que correr con el 4x4, ya que en 22 años en el Dakar no he visto ningún milagro. Cuando empezaron a probar el coche los kilómetros les hicieron desistir y dejar el proyecto de cara al futuro.

¿La lucha está más abierta que nunca con la nueva normativa?

Seguro que los de Peugeot piensan que no, pero yo pienso que sí. En altura un coche que no lleva turbo es más lento, tiene mayores dificultades y pierde más potencia que un coche turboalimentado como es el caso de los diesel. Es una manera de equilibrar la balanza, ya que el año pasado los Peugeot nos arrasaron a todos y nadie se lo esperaba. La Federación en este caso intenta que sea el hombre quien marque las diferencias y no las máquinas.

¿Los Peugeot, como ganadores y dominadores de la última edición, parten como favoritos?

Por descontado. Son los primeros favoritos. Sin embargo, habrá que contar con Toyota y también con los Mini, un coche que conozco bien y que será más competitivo cuanta más dura sea la carrera. Y yo espero estar en este grupo con un coche que cada vez conozco mejor y con un copiloto con el que cada día mejoramos nuestro entendimiento.

El principal cambio, en cuanto a normativa, que ha habido este año en el Dakar se ha hecho en los motores. ¿Cómo os afecta?

El reglamento dice que la medida de la brida de admisión –el tubo que coge el aire y que lo traslada al motor- depende de la media de altura de toda la carrera. Si está por debajo de los 1.000 metros iremos con brida 36, si está por encima de esa altura iremos con 37 y si la media supera los 2.000 metros iremos con 38. Este año estamos seis días por encima de los 3.500 metros y cuando lo divides con la altura de todas las especiales el resultante es una media de 2.200 metros. Los Peugeot, por el contrario, el año pasado iban con brida 39 y este año van también con 38 y encima les han cambiado la posición de la brida. Los Mini, por su parte, se quedan en 38.

El recorrido. Salida en Asunción, Paraguay, seis etapas en Bolivia y final en Buenos Aires.

A todos nos gustaría pasar por el desierto de Atacama en Chile o el desierto de Perú, pero hay problemas que lo impiden. Este año entramos en altura rápidamente, ya el tercer día, y después seis días entre 3.000 y 4.500 metros. En Bolivia, teóricamente, podremos hacer más fuera pista y ello sumado a la navegación con la incorporación de un nuevo sistema de puntos gps (waypoint controlé) que en un diámetro de 600 metros en un radio de 300 que cuando lo marquemos no saldrá ninguna flecha que nos indique dónde está el centro. Ello hará que la navegación sea más complicada, que se vea a más gente dando vueltas para encontrar el punto exacto y, por otro lado, que si un día cedes tiempo ya no esté todo perdido.

¿Qué será más decisivo del recorrido que han diseñado para este Dakar?

Más que decisivo, lo que nos preocupa a todos es la altura. Es un tema que no gestionas, que puedes estar en gran forma y encontrarte mal en altura. En los motores perdemos todos, ya se sabe, pero las personas son una incógnita. Un Dakar se gana con un equipo y la altura le puede afectar al piloto, al copiloto o a los mecánicos y todos somos igualmente importantes para el éxito. Hay etapas muy largas a mucha altura y cuando estás compitiendo muchas horas en altura cansa mucho más. Otro punto importante es la parte de Argentina que viene después de Salta, con temperaturas que rozan los 50 grados, con arena muy blanda. Todo eso hace que todo el Dakar sea complejo porque hay muchos factores que no gestionamos y que dificultan una carrera que ya de por sí es complicada.