El informe

Cristiano Ronaldo deja atrás a Messi

El Barça, amenazado por la imparable escalada inflacionista que se ha generado en la Liga francesa y el derroche de Florentino Pérez

El Real Madrid rompe el equilibrio salarial del mercado con la renovación de CR7 y sus 18 'kilos'

El Real Madrid rompe el equilibrio salarial del mercado con la renovación de CR7 y sus 18 'kilos' / sport

Tomàs Andreu

El fútbol no ha sido ajeno a la crisis económica. Clubs, futbolistas y en general todos los estamentos sociales y empresariales que en mayor o menor medida se encuentran vinculados al mundo del esférico se han resentido en estos últimos años. Pero en medio de la depresión siempre debe contemplarse la excepción. Y en este caso la protagonizan los cracks. Si hace unos años la Premier revolucionó el mercado, en los últimos meses los millones salvadores proceden de la Liga francesa y de la capital española. PSG, Mónaco y Real Madrid han acudido al rescate de algunos de los mejores futbolistas del momento.

No es el caso del gran crack. El número uno del mundo se ha visto apartado de esta vorágine de fichajes y renovaciones que ha puesto patas arriba el ranking de futbolistas mejor pagados del momento. Aunque resulte incomprensible, Leo Messi no figura en el podio de los mejor remunerados.

PSG y Mónaco han agitado el mercado de lo lindo. Los parisinos abrieron el camino con Zlatan Ibrahimovic y sus 14 millones netos por temporada. El sueco, con permiso del recientemente defenestrado Eto'o tras la descomposición del Anzhi, quedaba como jugador de referencia. Pero los monegascos no podían ser menos y este verano dejaban huella en el mercado igualando los ingresos de Falcao. Cifras mareantes que colocaban a los clubs franceses al frente de la tabla de los más espléndidos, aunque manteniendo un cierto orden y solo superando levemente los ingresos económicos de Messi, Cristiano Ronaldo e incluso la última renovación de Thiago Silva.

Pero Florentino Pérez no podía ser menos y su Real Madrid tenía que ser el más generoso en la retribución de su buque insignia. Así se acabaron los lamentos y las denuncias públicas sobre la infelicidad de Cristiano en su estancia en la Casa Blanca. CR7 confirmó su renovación el pasado domingo, y lo hizo a lo grande, rompiendo el mercado y acentuando la ola inflacionista desatada estos años. Por supuesto, solo afecta a las grandes estrellas. El Real Madrid no lidera ninguna clasificación deportiva, pero sí puede presumir de mandar en el ranking de retribución futbolístico. Un dudoso honor que por ahora le permitido desbancar a los millonarios proyectos en la competición gala.

En este convulso escenario el FC Barcelona se siente incómodo. Los procesos de renovación son continuos en las oficinas blaugrana y es imposible evitar las odiosas comparaciones. De entrada porque no es de extrañar que el mejor futbolista del planeta quiera cobrar como tal y que otros jugadores también destacados entre el top ten universal aspiren a equipararse a futbolistas con el caché de los Bale, Hazard y compañía. Bien podría ser el caso de Iniesta, en pleno proceso negociador.

Vayamos por partes. Messi escenificó su última renovación el 7 de febrero. Su contrato se rubricaba en 12 millones por temporada, más diferentes variables. Sin embargo, solo el bonus por conseguir la Champions League se sumará de forma automática a su ficha futura. Un elemento fundamental para premiar económicamente el rendimiento deportivo. Duras negociaciones que en poco más de medio año se han quedado desfasadas si atendemos a contratos de otros jugadores. Los compromisos están para cumplirse, pero tener al número uno sobre el campo y solo el cuarto en el ranking de ingresos es una distorsión flagrante.

El caso de Iniesta contempla más variantes. Su escala salarial se ha visto alterada con la llegada de Neymar y sus variables asequibles que incrementan de forma considerable los ingresos finales en el Barça. Son épocas convulsas que exigirán mano izquierda y generosidad para hacer frente a la irrupción de los presidentes caprichosos o bien al de los mandatarios sumados al derroche para mantener la gloria personal.