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Wim Vansevenant, el farolillo rojo y el peor récord del Tour de Francia

Wim vansevenant

Siempre hablamos de los ciclistas más laureados, de los más talentosos, de los que se llevan la parte más mediática de este deporte y en muchas ocasiones obviamos por completo que el ciclismo es un deporte de equipo.

La figura del gregario, tantas veces infravalorada, resulta crucial para que los grandes líderes consigan los resultados esperados. Los gregarios representan algo así como la estructura del iceberg, mientras que los lideres son simplemente la parte más visible. Aquella que sale a la superficie y la que todos observan.

Trabajar en la sombra nunca es fácil y en un deporte tan poco agradecido mediáticamente como el ciclismo, menos.

Afortunadamente, dentro del mundo profesional los directores deportivos de alto nivel y los propios líderes sí que son conscientes del importante papel que juegan estos actores secundarios.

Un ex profesional como Luis Pasamontes, a quién os recomiendo seguir en las redes sociales, ha tratado en reiteradas ocasiones de hacer llegar al aficionado esa idea tan valiosa de que los éxitos de un equipo son la suma de todos los esfuerzos.

Líderes, gregarios, directores, mecánicos, auxiliares, nutricionistas y preparadores físicos trabajan a destajo para que un solo ciclista consiga levantar los brazos.

Pasamontes ejerció en buena parte de su carrera ese rol. El rol del gregario y de hombre de confianza que también tuvo en su día nuestro querido protagonista.

El nombre de Wim Vansevenant a pocos les resultará conocido. Wim fue ciclista profesional entre los años 1994 y 2008 y en esas 14 temporadas nunca fue capaz de conseguir un triunfo como ciclista profesional.

¿Menudo desastre no? ¡Pues al contrario! Pese a estar lejos de los mejores y de no tener ninguna grandísima cualidad, Wim fue siempre uno de los gregarios mejor valorados por los líderes de los equipos con los que compitió.

wim y mauri vansevenant
Wim posa orgulloso junto a su hijo Mauri

Tal es así que año tras año ciclistas tan laureados y exitosos como Robbie McEwen o Cadel Evans confiaban plenamente en la labor del belga para el gran objetivo del año. El Tour de Francia.

Wim era plenamente consciente de que no aspiraba a ganar la carrera y que su trabajo pasaba por proteger a los líderes, entregarse al máximo en beneficio del equipo y completar las etapas como pudiera.

La solidaridad en beneficio del colectivo y en detrimento de lo personal era tan alta que Wim sigue a día de hoy ostentando un récord bien curioso.

Wim Vansevenant es el único ciclista que ha conseguido terminar último el Tour de Francia en 3 ediciones.

Wim Vansevenant es el único ciclista que ha conseguido terminar último el Tour de Francia en 3 ediciones.

3 ediciones que además fueron de forma consecutiva durante los años 2006, 2007 y 2008. En todas ellas terminó a unas 4 horas del tiempo del ganador.

Wim no pudo sumar el cuarto farolillo rojo a su casillero particular y es que desafortunadamente en la edición de 2005 terminó penúltimo. Solo el español Iker Flores, del desaparecido Euskaltel Euskadi, fue “peor” que Vansevenant en la edición de ese año.

¿Por qué “farolillo rojo”?

La expresión faroillo rojo que se utiliza para identificar al último clasificado se remonta a los tiempos en los que el tren era el principal medio de transporte. Por entonces se colgaba un farolillo rojo del último vagón para que el jefe de la estación pudiera comprobar que no se había desenganchado ninguna parte del convoy.

Wim se retiró en 2008 y sin ninguna victoria como profesional, pero siendo recordado y respetado por todos sus compañeros de profesión.

Ahora con 49 años sigue viviendo el ciclismo de cerca y es que su hijo Mauri es ciclista profesional en el Deceuninck Quick Step.

Mauri, que por cosas de su padre debe su nombre al ex profesional español Melcior Mauri, es una de las jóvenes promesas del equipo belga y un ciclista llamado a hacer grandes cosas en este 2021.

Mauri, por cosas de su padre debe su nombre al ex profesional español Melcior Mauri

El belga de apenas 21 años probablemente esté más dotado de talento que su padre pero de lo que no nos cabe ninguna duda es que su predecesor le habrá inculcado los valores principales de este deporte. Esfuerzo, dedicación, respeto y compañerismo.

Farolillo rojo o no, ¡le seguiremos de cerca!


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