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“He tardado 33 años de mi vida en hacer llorar a mi padre”

Lidia Campo, de 33 años, es la nueva campeona de España de 10 kilómetros. Una historia de familia que ella relata con una emoción que nos hace mejores. “Tengo que hacer una pared de casa sólo con esas fotos”.

“Rezaré unos rosarios para que ganes”, le dijo Doña Fe, su abuela de 93 años, cuando Lidia Campo le contaba que se iba a correr un Campeonato de España. Doña Fe es la misma que ha visto a correr a su nieta desde niña y a su padre acompañarla en bicicleta. Lidia le ha hecho el mejor regalo que podía hacerla como aquella vez que la llamaron del ‘Diario de Burgos’ y le dijeron, ‘elige a una persona de tu familia para que te acompañe en la entrevista’ y ella eligió a Doña Fe y a sus sobrinos.

Campeona de España de 10 kilómetros, Lidia. 
Mi objetivo principal siempre es aspirar a lo más. Me hacía ilusión. Pero no era mi objetivo. Nunca en mi vida me había planteado ser campeona de España, pero es verdad que siempre queremos serlo, ¿quién no?

¿Y ahora que lo es?
Llevo desde los nueve años en el atletismo. En absoluta fui bronce en el campeonato de España de milla, pero no se parece a esto de ahora…. Cada vez que veo las fotografías, esas fotografías que expresan tanto sentimiento…. Cuando las veo digo ‘madre mía, Lidia, ésa eres tú’. No soy consciente todavía. Luego, pienso que tengo que hacer una pared de casa sólo con esas fotos.

¿Y ha sido el día más feliz de su vida?
Bueno, la vida te da otros momentos con tu familia, con tu pareja, con tu vida que son más importantes. Es más, el mejor momento fue viendo operaron a mi padre de un cáncer y me dijeron que no le tenían que dar quimio porque todo había salido muy bien. No puedo tener mejor recuerdo que ése.

¿Qué cáncer tenía su padre? 
De próstata. Hace unos años se lo detectaron en un reconocimiento en la fábrica en la que él trabajaba y nos dio miedo. Pero por suerte lo superó y ahí sigue porque luego por las tardes siempre ha trabajado de agricultor.

Menudo ejemplo su padre. 
Venimos de la humildad. Somos una familia de trabajadores. Nunca nos ha faltado nada gracias a su esfuerzo. Pero todo lo que han conseguido es gracias a trabajo. Recuerdo cuando era niña y me apuntaba a las actividades extraescolares, fuese kárate, hípica, atletismo. Mi padre me decía: ‘adelante, pero no vas a faltar ni un solo día’. Por eso este premio de ser campeona de España no sólo es mío, sino también suyo y de toda la gente que me ha apoyado. Le diría que sólo el 20% de la medalla es mía. El 80% restante es de los demás.

Se emociona y emocionas
Sí, porque la vida son emociones y me dio rabia que esta vez no me acompañasen mis padres. Mira que han ido a todos los sitios. Pero como esta vez eran siete horas en coche les dije que iba en avión. Cuando acabó la carrera me llamó mi padre y me dijo como no saqué un billete para ellos. Estaba emocionado. Estaba llorando él con lo duro que es o que parece. He tardado 33 años en hacer llorar a mi padre.

Insisto: emociona escucharla. 
No ha sido un camino fácil. Soy de naturaleza fuerte. Desde los 21 años trabajo de fisio. Mi horario me impedía estar descansada. Cuando llegaban los mítines tuve estrés en la piel. Mi dermatólogo me hizo saber lo que afectaba el estrés a mi organismo. Y entonces traté de pedir una reducción en el trabajo.

Y la pidió.
Pero no me la dieron en RRHH y mira que iba contenta a trabajar. Era el trabajo perfecto. Pero me dijeron que el deporte no era motivo para una reducción. Así que pedí la excedencia y luego no me pude incorporar a mi puesto de trabajo. Así que se hizo duro. Pero el otro día entendí que valen la pena todos los llantos. He tenido un desprendimiento de retina, una fractura de estrés…, piedras en el camino.

Es fisioterapeuta. 
Desde hace año y medio he vuelto a trabajar. Tengo una edad. Quiero tener mi casa. No tengo beca. Trabajo  media jornada. Me organizo tres o cuatro días a la semana. Con lo que trabajo mi hipoteca está pagada. Y el deporte no es eterno. El día que tenga que retirarme tendré nueve años de experiencia mi campo.

Tiene un Plan B.
Es un trabajo físico, pero no estoy en una obra picando paredes. Así que me da  tranquilidad me da. Pero, sobre todo, es un plan B que a mí me gusta. Por eso digo que ahora tengo dos trabajos: atletismo y fisioterapeuta.

¿Y  partir de ahora?
No quiero ser prepotente. Pero estoy feliz.  Tras media maratón de Lisboa, donde buscaba hacer marca para el Europeo de Roma en la distancia, me llevé una decepción enorme que me hizo preguntarme  si todo este esfuerzo valía la pena. Había trabajado mucho y el día no salió. Ya no me da tiempo a correr otra media. Pero yo sigo soñando con acabar esta temporada por las calles de Roma. Sé que somos muchas, pero yo espero cumplir con los criterios de la RFEA y que me lleven.

¿Y cómo sería ese día?
Se lo puede imaginar. Tengo mucha gente que me dice que quisiera compartirlo conmigo, diez o quince personas que irían a verme y a las que me gustaría ver cuando llegase a meta y luego poderlas invitar a comer.  Me siento una afortunada. No camino sola en la vida, y eso es tan importante en la vida.

¿Iría Doña Fe a Roma?
Yo creo que un viaje en avión no, pero desde la televisión me animaría como si estuviese en Roma. Luego, la llamaría y me preguntaría que si ese fin de semana voy al pueblo y la diría, ‘sí, abuela, y no te olvides de prepararme las lentejas’. Los mejores recuerdos de mi infancia están con mis abuelos. Mis padres me lanzaban dos meses al pueblo a sobrevivir. Hoy, siempre digo que los abuelos deberían ser eternos.


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